Las ratas que son.

Cristián

El día siguiente a lo ocurrido con Clara, Eric estaba muy distinto, nunca lo había visto tan decidió a acabar con alguien como lo estaba con las causantes del estado de Clara.— ¿Y qué es lo que has decidido hacer con ellas?.

—¿Qué?.

— Oh!, vamos Eric, sé que no te quedaras de brazos cruzados.

— Tienes razón por lo pronto solo hice que las expulsaran de aquí.

— ¿Solamente eso?.

— Dije por lo pronto, aún no he terminado con ellas.

— Puedes confiar en mí, yo te ayudaré en todo lo que necesites!.

— Bien, pienso hacer que abandonen el país.

—¿Cómo conseguirás eso?. Sé que tus padres son muy influyentes en la ciudad, pero los de ellas también lo son.

— Paso a paso o mejor dicho golpe a golpe. Primero haré que sus padres pierdan todo, y luego no les va a quedar otra más que huir de la ciudad como las ratas que son!!.

—Bien, cuenta conmigo.

— Gracias, amigo. Ahora si me disculpas tengo que ir a ver a Clara.

—Si no te importa voy contigo, esa enana es nuestra amiga.

— Si claro, vamos.

Llegamos al hospital, hablamos con los padres de clara, estuvimos ahí por horas, pero ella no despertó, decidimos irnos es que nosotros aún teníamos clases que presenciar y tareas que entregar.

Eric

Luego de tres días Clara por fin despertó, sus padres me llamaron avisándome de ello, no puede aguantar más y salí corriendo en plena clase para ir a verla.

Minutos después llegué al hospital, entre corriendo directo al segundo piso, al llegar a la habitación. la vi despierta y me acerqué a ella y junté nuestras manos.— Hola mi chaparrita, por fin despertaste. ¿Cómo te sientes?.

—Hola Eric, me siento mucho mejor.—Hablo con dificultad.

— Eso suena bien.

— Sabes, mamá me ah dicho que casi no te mueves de aquí!

— Si bueno, es que tú de verdad me importas, además es por mi culpa que tu estés aquí.

— No, no es tu culpa... ¿Dijiste que soy importante para ti?.

— Si, al principio no quería aceptar mis sentimientos por ti, no quería arruinar nuestra amistad, pero cuando creí que te perdía, una parte de mí se moría de tan solo pensar en no tenerte, en no poder verte, abrazarte o confesarte todo lo que en este momento te estoy diciendo.

— Suena muy lindo todo lo que dices.

— Clara... ¿Quieres ser mi novia?.

— Sí… Nada me haría más feliz en todo el mundo.

— No sabes, lo feliz que me haces!.

— A mí también.

— Tengo que decirte algo.

—¿Qué?.

— Cariño sé que no es el momento de decírtelo, pero hice que expulsaran a Victoria y sus amigas de la universidad ya no van a poder hacerte daño.

— Oh guau, sé que no tendría que alegrarme, pero me siento más tranquila teniéndolas lejos de mí.

— Sí, lo mismo pensé.

— Recién somos novios y ya me haces muy feliz.

— Me encanta hacerte feliz, pero ahora te voy a dejar descansar no es bueno que hables tanto en tu estado.