Sueño húmedo

Estaba desconcertada.

Sentí una extrañez dentro de mi interior, eso que me hizo temblar, un vacío se produjo con su partida.

Era raro sentirme así. Y por mi mente se atravesó esa respuesta. Una respuesta que me costaba procesar: la oportunidad de tener “un amigo”. Y era eso.

Las emociones estaban haciendo estragos en mi interior.

Cerré la puerta de golpe. Quería olvidar esa absurda tontería. Basta de pensar en él. Ahora solo volvería a ser un extraño y nada más.

Caminé hacia el comedor y apague la luz. De ahí camine por el estrecho pasillo para ir a mi habitación. Me detuve hacia el reloj de pared. Pasaban más de las diez de la noche. Aún no sentía sueño pero si cansados las piernas…

Ah y ese dolor leve que se produjo de nuevo en mi cabeza, me toque la sien y moví mis pasos hacia la habitación.

Quería acostarme pero sentí que aún no era demasiado tarde. Tomé mi móvil y salí de la habitación para dirigirme a la sala de estar.

Me dejé caer en el sofá soltando un gran suspiro. Encendí la TV. En el mismo canal de antes.

Está pasando una película y para mi mal gusto era romántica. No me gustaban estos tipos de películas. Suspire débilmente. Un hormigueo reparó en mis piernas. Me las toque un poco. Dando un leve masaje a mis muslos.

Viendo esas escenas, las voces que se emitían, clavando la mirada en la pantalla, donde la protagonista muy linda se balanceaba hacia el protagonista, alto y guapo, eso creo, y donde ambos se besaban, dejando al descubierto y enfocando a ese beso apasionado y más húmedo para el espectador pero todo era ficción, si, simplemente ficción…

***

No dejaba de observarme, esa mirada que me aturdia y dificultaba mi respiración. Esos ojos miel, ese cabello que se dejaba caer a un lado de su ojo izquierdo, ese rostro simétrico y bien esculpido.

Ah… mi respiración era cada vez más agitada.

No podía dejar de verlo.

Sus manos estaban moviéndose hacia su camisa color blanca, desbotonando hasta dejar al descubierto esa piel bronceada, esa clavícula marcada, baje la vista, observando detenidamente su abdomen, tan tonificado, quería tocarlo, pasar mis dedos sobre su piel, hipnotizada por esa leve vellosidad que marcada una línea perfecta hacías más bajo… Me estremeci, cada músculo de mí dio un respingo.

Dejo caer su camisa hacia atrás, donde rápidamente inclino su cuerpo sobre el mío.

Trague saliva al contemplarlo sin desviar la mirada.

Estaba inmovilizada.

El calor en mi interior me quemaba y sobre todo ahí… Esa parte Prohibida… Donde jamás había sentido tal sensación, esa húmedad que mojo mis pantis, haciendome retorcer las piernas.

Su aliento cerca de mí, tan cerca que me envió electricidad sobre cada parte de mi ser. Verlo tan cerca y sentirlo sobre mi, era impactante.

Bajo su rostro hacía mi cuello, ahí donde sentí el desliz de su lengua tocando mi piel. Saboreandolo.

Rozando con su caliente y húmeda lengua cada parte de mi cuello. Recorriendo una y otra vez.

Oh no… Me estaba perdiendo en el placer… Él estaba lamiendo mi piel. Teo estaba tocandome suavemente.

Todo se estremeció, me perdí ante ese toque, ese toque que me nubló la vista, eso que no podía detener. Me gustó y me sentí extasiada. Poco a poco bajó su lengua hacia mis pecho, oh no, él llegaría hasta mis senos, quería mover los brazos pero no, algo me detuvo y eso fueron ambos brazos estrujando mis muñecas. De lado a lado estaba retenida. Exhale. Él alzó la mirada y me avispo, marcado esa sonrisa, que sin duda me noqueo.

Me soltó suavemente y no hize nada para mover de nuevo los brazos, me quede así, aferrandome a las sábanas que yacían bajo de mí. Bajo el rostro y sí, lo sentí, una mano alzó en un segundo mi blusa donde se detuvo para contemplarme. No resistí a esa mirada y cada vez me mojaba.

Estaba excitada con tan solo ver su expresión.

Sentí un dolor ahí, en mi sexo. Algo que no había sentido. De pronto sentí el roze de sus dedos hacia mi sostén y que un movimiento los bajo dejando al descubierto mis senos y esas areolas endurecidas.

Lo sabía lo que haría. Sentí caliente y húmedo. Su lengua posó sobre mi areora. Haciendome soltar un gemido extraño.

Esa lengua que rozaba lento y preciso. No hacía más que apretar las manos hacia la sábana y retorciendo mis pies, dejando que Teo siguiera lamiendo mis senos… Caliente, todo quemaba en mi interior y esa palpitación bajo mi vientre.

Todo era placer, ese placer dulce placer de sentir mojados mis senos por su saliva.

Me estremeci al percebir ese duro bulto que se palpo sobre mí, ahí en mi bajo vientre, eso que me hizo soltar otro gemido de placer, Teo seguía rozando con su lengua caliente mi seno, y dónde su otra mano se deslizaba hacia abajo, tocando suavemente.