Cena de disculpa: Atraída y acorralada (Parte 4)

Me quedé sin aliento, ante su pregunta, ¿Exactamente a que se refería?

Un silencio abrumador se produjo.

Solté el tenedor que sostenía un pedazo de pollo. Haciendo un leve crujido al tocar el plato.

Teo mantenía fija la miraba sobre mí, como esperando mi respuesta y claro observando mi confusión.

Estaba perpleja.

¿Por qué me preguntó tal cosa? Oh no, sentía hervir mi sangre, toda la molestia que se había retenido hace unos momentos por quedar aturdida por su presencia , sobresalieron, apretando mi puño levemente, toda el enojo por su inpuntualidad salio a flote.

– ¿Por qué?, ¿Qué te hace pensar que “Tú” eres el primero? – escupi entonando mi voz sería y engrosada.

Solo emití la molestia que sentía. Claro, no sabía a lo que se refería con esa pregunta. Pero tenía una idea y eso me molesto mucho más… Indignada me sentí…

No le quite la miraba, mostraba seriedad y rotunda molestia con mi gesto, tampoco me deje llevar por su mirada hipnotizante. Creo que sus lentes opacaban un poco la tonalidad de sus ojos. La luz hacia énfasis en esos lentes transparente con el borde negro.

Al contrario de mí, Teo estaba sereno y lo que me desconcertó fue en la forma que curvo sus labios y dejó mostrar esa sonrisa, leve y misteriosa. ¿Por qué sonreía de esa forma? ¿Qué era lo chistoso?

Eso inundó más molestia en mí, y sin dejar de ver su sonrisa burlona porque así lo percibí, llevó su mano izquierda hacia su mentón y se recargo en ella, de una forma muy delicada. , Teo si que era un extraño.

– Hum… Simple curiosidad. – respondió tranquilamente y desapareciendo totalmente su sonrisa tanto que me impacto.

Era difícil de descifrar sus expresiones. Y ¿Curiosidad?, no entendí eso.

El ambiente se sintió pesado e incomodo. Bajo su brazo y toco su tenedor con la intención de comer. Era raro verlo, emitía un aura extraña y tanto que sentí mi molestia partirse en dos.

Una parte de mi se sintió intimidada con su presencia.

Desvíe mi mirada, sintiendo esa opresión en mi, la duda que me cubrió, y eso fue porque no respondió a mi pregunta sino que solo expresó que era “simple curiosidad”. Eso no me respondió a nada. Sino que me dejó más inquieta y pérdida.

No quise darle vuelta a eso y volví a tomar el tenerder para comer, sentía el estómago terriblemente vacío. Ignore la presencia de Teo por completo.

…

Había terminado de comer un poco antes que él. Durante la cena había un silencio incómodo, no había dicho nada ni él tampoco. Solo logré verlo de reojo, en la forma que digustaba era delicado y refinado. No podía creer que esta persona se comportará como de clase alta. Digno de ser uno. Aunque no lo sabía y menos me incumbia.

Por otro lado simplemente devore a grandes bocados la comida y aun así tenía más hambre. Teo seguía terminando con lo último de su plato, pareciera que le gustó.

No lo sabía.

Sólo contemple un segundo al verlo, el cómo masticaba y movía la mandíbula era imposible dejarlo de ver.

Por fin había terminado, se limpio la boca con la servilleta, con movimiento finos y delicados, dejando de lado la misma servilleta con la que se limpio.

Por un momento me sentía atraida hacia él, era sin duda enigmático pero por otro lado sentirme acorralada por la forma de dirigirse hacia a mí, dejando en la incertidumbre con su magnético voz grave y fuerte.

Ambos terminamos de comer y el silencio seguía presente y más abrumador. Me levanté para recoger los vasos y platos para llevarlos a la cocina. Recogí todo sin verlo y eso me estaba costando la respiración, de nuevo los nervios se apoderaban de mi.

Tan pronto lo hice camine a pasos largos hacia la cocina.

Solté un gran suspiro al entrar a la cocina y deposite la charola con los platos y vasos en el fregadero. sentí desvanecer un gran peso sobre mis hombros.

Ahora solo faltaba que Teo se retirará de una buena vez lo quería fuera de mi departamento porque verlo por más tiempo su presencia imponente me desorientaba.