No me daré por vencido.

🗨️ Que mujer tan difícil, llevo un mes, bueno menos de un mes no puedo contar los fines de semana, tratando de conquistarla, por lo menos que me dé su número o me acepte una salida, pero nada, es hermética.

Creo que mejor la dejaré tranquila, mínimo le gustan las mujeres.

Mi nombre es Santiago de la Vega, tengo diecinueve ya casi veinte años, estudio bioquímica, ya que siempre me ha gustado estar en los laboratorios inventando nuevas fórmulas para los productos de mi madre.

Ya tengo algunos productos en prueba y han sido un éxito, mi familia es una de las más importantes del país, tenemos diferentes negocios alrededor del mundo, mi madre es la dueña de una reconocida marca de productos de belleza y mi padre fue un famoso actor.

Hasta que una explosión en una escena lo alejo de las cámaras. Mi abuelo también fue actor y es dueño de una de las productoras de cine más famosas a nivel mundial.

Yo soy el consentido de mi abuelo, por eso siempre me salgo con la mía.

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Hace unos días le di señales al administrador de mi existencia, también le avisé que aprovecharía los días de semana santa en que la cafetería estaría cerrada para conseguir quien hiciera algunos arreglos y le diera vida a la fachada.

Le pedí que tuviera listos los informes financieros de la cafetería y me sacó mil excusas. Pensé que pasaría a ver los arreglos, pero no fue así.

Estos días de descanso me sentaron muy bien, salí un poco a recorrer la ciudad, no soy muy religiosa, pero estuve dando las gracias por el cambio que ha dado mi vida.

También fui al centro comercial y me encontré con Santiago, le acepté una invitación a comer helado después de perseguirme por todo el lugar, realmente es un niño

—Puedo saber ¿Por qué huyes de mí?

—No huyó de ti, solo que no me gusta tener relación con los clientes, puede prestarse a malos entendidos.

— Está bien, te doy la razón, pero creo que podemos ser amigos.

—Está bien.

—Mucho gusto Santiago de la Vega

—Mónica Álvarez.

—Y ya que somos amigos, ¿te puedo preguntar algo?

—Si claro dime.

—¿Por qué eres tan seria?

—Te responderé después de que me digas ¿cuántos años tienes y cuantos piensas que tengo?

—Tengo diecinueve y tú debes tener unos veintitrés o veinticinco, no considero que tengas, más de veinticinco.

—Santiago, estás lejos de acertar, pero gracias de todos modos, tengo 30.

—No te creo, estás jugando conmigo

—No Santiago es en serio

—Te ves tan guapa, tan joven.

—Muchas gracias por los halagos.

—No son halagos, conozco chicas de veinte que quisieras verte la mitad de bien que tú.

¿Y podrás darme tu número?

—No considero que sea necesario y lo siento, pero debo irme, tengo mucho por hacer.

—¿Me dejarás llevarte a tu casa?

-Aún no termino de comprar algunas cosas.

—Puedo esperarte.

—No Santiago, no vemos el lunes.

🗨️. Estaba despidiéndome de Santiago junto a las escaleras eléctricas cuando sentí un tierno beso en mis labios, no me dio tiempo de reaccionar cuando lo hice ya iba a la mitad de ellas.

Desde la distancia se lame los labios y me guiña el ojo, es demasiado pícaro como para enojarme con él.

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🗨️. Ella sonríe y yo me derrito, esa mujer me encanta, no sé que es esto que siento, pero muero por estar con ella, quisiera abrazarla besarla, la edad no me importa mi madre es mayor que mi padre, aunque eso solo lo sabe la familia; seguiré insistiendo hasta que me acepte.

—Hola Mónica, llevo resto de tiempo esperándote.

—Hola Julia, pues como no avisaste que llegabas, salí a comprar algunas cosas. Cuéntame ¿cómo estuvieron tus vacaciones?

—Hay amiga estaba que me devolvía, mi familia no se cansa de recordarme que me estoy haciendo vieja y que me quedaré solterona, mi hermano se atrevió a recomendarme ir a una clínica y hacerme una inseminación.

—Pues no es tan mala idea, tendrías la fortuna de escoger quien sería el padre de tu hijo.

—Viéndolo desde ese punto de vista, no es tan mala idea.

—Amiga ¿y tú? Dime que conseguiste novio, cuéntame ¿qué has hecho estos días?

—No mucho, salí a recorrer la ciudad debo conocer ya llevo casi seis meses acá y no puedo seguir pidiéndote que me lleves a toda parte.

—Fácil consíguete un novio, así tendrás un chófer que te lleve a todos lados.

—Mejor compro un carro y le programo el mejor gps, me será fiel, no será celoso y siempre estará disponible.

—Que locuras dices, mejor vamos a comer algo ya tengo hambre.

—¿Y cómo vas con tu acosador?

—Justamente me lo encontré hoy en el centro comercial.

—De razón la demora.

—Bueno si, le acepte la invitación a un helado.

—¿Y como logró que se la aceptaras?

—Me persiguió por todo el centro comercial casi por una hora.

—Pobre ¿y qué más pasó?

—Me dijo que se llama Santiago de la Vega y tiene diecinueve años.

—Por lo menos no es menor de edad.

—Estás igual que Nancy.

—Amiga aprovecha, no siempre un de la Vega se fija en una mesera.

—¿Qué insinúa?

—Que deberías dejarte llevar, si es quien estoy pensado es un excelente estudiante, vive pegado a los libros y las mujeres andan detrás de él.

🗨️. Así estuvimos hablando hasta casi la media noche, al final se quedó durmiendo en mi casa.

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