Mamá no me dejó ir a comer, mi castigo aún no termina pero, eso no impidió que Alan encargara un servicio a mi casa. Pasamos la tarde juntos en mi casa, mi mamá aprovecho para darle la queja de mi mal comportamiento.
–Vomito todo en su habitación.
– ¡Mamá!, no digas eso.
– Si tanto te avergüenza, deberías evitar hacerlo de nuevo. –Dijo mi madre, sonriendo.
Me sentí apenada, no le había contado nada más a Alan para no sentirnos incómodos de nuevo pero, es algo que mamá no sabe.
– Pero, ¿Qué tal la resaca? – Agregó mi madre.
Mire a Alan, disculpándome con la mirada y él asintió.
–¿Por qué no fuiste a la fiesta de mi hermana, Alan?
– Amy, no me invitó. – Dijo, mirándome a la cara.
Mi madre se dió cuenta del ambiente tenso y, dejo de hablar al respecto.
–¿Tú mamá sabe que estás aquí?, no debes preocuparla.
–No se preocupe, señora. Claro que le dije.
–Muy bien, deberías decirle a Esperanza que venga el fin de semana, mi hermana vendrá de visita con las gemelas y tendremos una reunión de chicas.
Mi tía asistió a la misma universidad que la madre de Alan, fueron amigas durante su soltería y se reencontraron por casualidad, gracias a los amigos en común que tienen en redes sociales.
Me lleve una gran sorpresa, cuando mi tía llegó de visita junto con su amiga a mi casa y Alan venía haciendole compañía a su mamá, fue ahí donde ambas familias se enteraron de nuestra relación.
–Si, señora, yo le diré.–Alan agradeció antes de despedirse.
Lo acompañe a la puerta, él tomó mi mano y la beso como es su costumbre. Me tomo de la nuca y me presionó contra él.
– Te amo.
"Santo Dios, ¿Otra vez?", pensé.
Por suerte, en ese momento llego el taxi por él, quitándome un peso de encima.
– Cuídate mucho, me avisas cuando llegues a casa.–Le di una sonrisa sincera y le dije– Te quiero mucho.
Él me miró un poco decepcionado pero, tomo mis manos y me dió un beso en la frente.
–Hasta mañana.
–Adiós. –Tome la puerta e hice ademán de cerrarla, él seguía parado ahí sin moverse.
–Hablamos al rato.
– Si. Amor... no te corro pero, se hace tarde, es mejor que ya te vayas o el taxista se va a desesperar.
Solté un suspiro cuando por fin cerré la puerta. Mi noviazgo con Alan tiene 6 meses, es un buen muchacho y lo quiero, sin embargo, había veces que me sentía presionada por él. Debo admitir que cuando ocurrió el mal entendido, no me sentí mal por la idea de terminar con él, sino por la forma en la que sería, no quiero que salga lastimado.
Entré de inmediato a mi habitación y le llamé a Diana.
– ¿Hola?
–¿Qué pasó, bonita?– Me contesto Christian.
–¿Qué haces con el celular de mi amiga?
–Se le cayó en la pelea.– Dijo, en tono casual.
–¡¿Qué?!, ¿Cuál pelea?
– Pues lo sabrías sino te hubieras ido con el perro chihuahueño que dices que es tu novio.
Ignore su comentario provocativo.
–¿Dónde está, cómo está?
– Mmm, no lo sé.
–¿Con quién se peleó?
– ¿Qué voy a ganar si te lo digo?
– Deja de jugar, Christian.
–No estoy jugando, o tendrás que esperar hasta que la veas, si puedes porque... tal vez la suspendan.
– Christian, no estoy para juegos. Si tú no me vas a decir no importa, iré a su casa a verla.
–Sus papás fueron al instituto, ¿Creés que te dejen verla?
– Sabes qué, olvídalo. Yo misma buscaré la forma de hablar con ella.
– Yo puedo ayudarte a que no la suspendan, después de todo, se peleó por tí.
En ese momento me arrepentí de haber dejado a Diana sola, ella práctica box y es de poca tolerancia.
–¿Fue con Mariana?
–Ya deja de hacer preguntas y respóndeme, ¿Qué me darás si te ayudo?– Dijo con tono burlón– Sabes que si la suspenden, también la tendrán que sacar del equipo de porristas.
Me quede callada, no era la primera vez que esto pasaba y Diana ya había sido avisada... No puedo dejar que mi amiga sea suspendida por causa mía y mucho menos que la expulsaran del equipo, los deportes, el equipo lo es todo para ella, esa es su pasión.
– Mira, nada de esto hubiera pasado si tú no me hubieras besado. Mariana está muy ofendida.
– El hubiera no existe, muñeca. Si no quieres mi ayuda entonces colgaré, tendré que darle el teléfono a sus padres para que lo decomisen, o mejor, se lo doy a Braulio para que lo revise, tu amiga tiene tanto que esconder.
Diana tiene una vida muy activa, se×ualmente hablando, no podía dejar que sus padres o hermano supieran y menos que tuvieran las pruebas de todo.
– ¡No! espérate – Tratando de clamar la situación– Hay que negociar, podemos llegar a un acuerdo.
Christian soltó una risa de satisfacción.
"Idiota", pensé.
– ¿Cómo es que evitarás la suspensión?
– Me sorprende que no sepas.
– Tu tío.– Dije al recordar.
– Sabes que soy el sobrino consentido del único hermano de mamá, que casualidad que ese hermano, sea director del instituto en el que tu amiga se peleó.
– ¿Qué quieres?
– Admite que soy guapo.
–ja, ja, ja, ¡¿Qué?!
– Ándale, dime qué soy muy guapo y te diré con quién se peleó.
–No haré eso.
– Si se lo puedes decir a tu mono cilindrero, también me lo puedes decir a mi.
– ¿Cómo?– Pregunté sin pensar– Sabes qué, no aceptare que te refieras de esa manera a mi novio.
– Había alguien escuchando tras las gradas. Igual, no necesito llamarlo así, él sabe lo que es.
– Eres un idiota.
– Éste idiota quiere ayudarte y no te dejas.
– No, otra cosa.– Me negué nuevamente, pensé en Alan y recordé su gesto ...
– Bien, dame un beso.
– Eres muy guapo, como un mono cilindrero, ¿Contento? –Dije de inmediato soltando una risa burlona.
– Lo del mono, no era ...
–Ya lo dije, ahora quiero saber.– Lo interrumpí.
– Fue con Andrea.
–¿Y que más?, ¿Ella como está?,¿Qué pasó con sus papás?
– Oye, oye, oye, te dije que te diría con quién fue. Si quieres saber más, debo recibir algo más a cambio.
–Eres un tramposo.– Dije enojada.
– Me gustas más cuando te enojas.
– ¿Qué quieres por el teléfono de Diana?
–Tranquila, princesa. Hagamos esto calmados.
– Christian, me irrita tu actitud. Ya dime lo que quieres.
– Sal conmigo.
– No haré eso, tengo novio.
–¡Ay!, pero que fastidiosa eres con eso.
– No tengo citas con patanes.
– No tiene que ser una cita, sólo pasemos un tiempo juntos.
–Pides demasiado, creo que mi amiga puede vivir un par de semanas sin celular.– Dije alardeando, con la profunda esperanza de que Christian no supiera sobre su contenido.
– Prometo no molestarte, o faltarte al respeto, y ya no mencionaré al perro faldero que llamas novio.
–Christian, ¿A qué quieres llegar con todo esto?
–Sólo quiero ser tu amigo, enserio.
– Nada de trucos.
– No es un truco, quiero pasar la tarde con una chica que no tenga interés en mi, poder ser yo. ¿Sabes?
Lo pensé un momento, nunca había oído cosas así de él, no creí en sus palabras pero, mi amiga vale la pena.
– Está bien, mañana me das el teléfono y hablamos al respecto. También quiero que hables con tu tío.
–Asi será. Que descanses, princesa, te mando otro beso en tu boquita
–Imbécil.
Christian soltó una carcajada antes de colgar.
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