Me recosté en mi cama y sentí todo darme vueltas. Intenté calmarme pero no lograba hacerlo, de repente no pude contenerme más y vomité. Mi madre estaba en la sala, en cuanto escucho mi escándalo, entró a mi habitación asustada. Se preocupó al verme en ese estado.
–Amy, ¿Te sientes bien?– Se apresuró a poner su mano en mi frente y después de unos segundos de análisis, se puso de pie frente a mi y me miró fijamente– Estás ebria.– afirmó.
Intenté decirle lo contrario pero, otra vez vomité. Mi mamá se enfureció y llamo a mi padre alarmada.
– ¡Amy está ebria! – Gritó al teléfono.– ¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta?
– Mamá, perdón en verdad, por favor perdóname. – Le dije intentando calmar la situación.
Mi madre me dió una mirada fría y siguió hablando al teléfono.
– Gilberto, ¿Cómo quieres que lo tome? Tiene 15 años, ¿Qué pasará después si dejo que esto pase?
Mi padre que estaba al otro lado de la línea, intento calmar a mamá y resolvió que vendría a mi casa a hablar la situación conmigo.
Tardó unos minutos, llegó después de que mamá me pusiera a limpiar la escena que había hecho, me sentaron en la mesa frente a ellos.
– Amy, ¿Qué tanto bebiste, hija?– Me preguntó con calma mi papá.
– No lo sé, papá. Fue muy poco, solo quise probar.
– ¡Ya no irás con esos amigos! – Dijo mi mamá alterada.
– ¡Mamá!, yo fui quien quiso probar, ninguno me obligó.
– Regina, no seas tan extrema. Son chamacos.– Contestó mi padre con un tono comprensivo.
– No, Gilberto, no me convertirás en la mala de la historia, ella debe hacerse responsable.
– Mamá, discúlpame por favor, no volveré a llegar en éste estado, por favor creéme. Es sólo que mis amigos no tienen la culpa de lo que yo haga, y no quiero que tengas una mala imagen de ellos.
– Regina, escucha a la niña, ella está consciente de lo que hizo y supongo que no la está pasando bien, espera a mañana que sienta el verdadero arrepentimiento, creo que eso será castigo suficiente – Dijo mi papá muy tranquilo, mientras mi madre le lanzaba una mirada afilada y después agregó – Amy, tu madre y yo pasamos por esto mismo pero, es necesario que sepas que no está bien, es peligroso tomar con tus amiguitos porque algo malo puede ocurrir, un día lo entenderás.
– Si, papá, también perdóname.
– Debes cenar algo e irte a dormir. ¿Quieres tacos? – Me dijo mi papá, feliz de tener la idea .
–¿Ahora también la premias con su comida favorita? –Dijo mi madre aún molesta.
– No la estoy premiando, debe cenar algo para que no se vaya a poner mal en la noche, no pienso regresar en la madrugada para llevarla al hospital, por deshidratación por ingesta de alcohol o cualquier cosa peor.– Mi padre sin dejar su tono casual volteo a mi madre y le sonrió– Vamos, los invito a todos, llámale a Rodrigo.
Mi madre seguía molesta pero, llamo a mi hermano menor para que fuéramos a cenar.
Después de la cena, me sentí mucho mejor, mi padre pidió consomé para llevar y me lo dió.
–Esto es para mañana, será tu desayuno y te sentirás un poco mejor. Hija ya no hagas esto, tu madre está muy espantada de que algo pudiera sucederte, hay personas con malas intenciones en cualquier lugar, no queremos verte expuesta a esas situaciones, eso es todo.
–Entiendo y lo siento.
Mi padre nos dejó en la puerta de la casa, y mi madre me quito el consomé de las manos para ponerlo en el refrigerador.
– Hija, mañana debes dejarlo hervir antes de comerlo. – Me dijo más tranquila – No me molesta lo que hiciste, sino como lo hiciste, no debes actuar a nuestras espaldas, no puedo evitar que experimentes pero debes ser más prudente.
Mis padres tienen una personalidad tranquila y una mente abierta, es común que difieran de opiniones como individuos pero, como padres son los mejores. Aún no entiendo porque se divorciaron, eso paso hace unos años, al día de hoy mi madre empezó a rehacer su vida y papá dice que no cometería el mismo error dos veces, a pesar de eso, siguen teniendo una buena relación por el bien de sus hijos.
Le di un abrazo a mamá con un poco de culpa y me fui a dormir.
Ya es de día y la luz me pegó directo a la cara, mi mamá vino temprano a abrir las cortinas para dejar entrar al sol en mi habitación, siento mi cabeza explotar, en cuanto me levanté a correr las cortinas de nuevo, mi madre me escucho y me llamo desde la cocina.
– ¡Amy, hija ven!
Tome una sudadera grande para taparme los ojos con la capucha, camine lento porque sentía la vibración de mis pasos en la frente y me dolía aún más.
Entré a la cocina con la cabeza abajo, por fin entendí las palabras de mi padre de la noche anterior, estoy sintiendo el verdadero arrepentimiento. Mi madre me acerco un plato con consomé que sacó del horno de microondas, odie con todas mis fuerzas el sonido de la alarma cuando anuncio que mi desayuno estaba caliente, me miró con una sonrisa extensa.
– ¿Cómo te sientes, nena? – Dijo con un tono un poco burlón.
– Mamá, me duele mucho la cabeza, por favor dame algo para deshacerme del dolor.
– Hija, no puedo hacer eso, ésto es parte de la experiencia de beber alcohol, ahora desayuna rápido, eso te hará sentir mejor y cuando termines ve a prepararte para salir.
– Mamá, no quiero salir, quiero dormir un poco más.
– Amy, no te estoy preguntando si quieres, te estoy diciendo que iremos y punto. Hoy es el cumpleaños de tu tía Carlota y no podemos faltar.
– Mami, ¿Te puedo alcanzar allá?
– No, hija. Necesitaré tu ayuda para ir por la comida.
Tuve que resignarme, mi madre no me dejaría quedarme sola en casa.
"Espero dormir un poco en el camino", pensé.
Me di un baño y me sentí un poco mejor, me vesti muy casual, tome un pantalón de mezclilla a la cintura, una blusa de mangas aglobadas rosa, unos zapatos beige con un tacón pequeño y una bolsa pequeña, también me puse unos lentes oscuros para combatir la luz solar. En menos de media hora ya estábamos listos para salir. Subí al auto y recliné el asiento del copiloto hacia atrás, para poder dormir un poco durante el camino de una hora que haríamos a la casa de mi tía. Mi plan fue un rotundo fracaso, cuando mi mamá encendió el estéreo y subió el volumen, mi hermano se le unió cuando empezó a cantar en voz alta.
En un momento creí que la dichosa cruda me mataría, me arrepentí aún más de haber hecho lo que hice cuando nos detuvimos en un mercado a comprar insumos para la reunión. Los vendedores gritan, hay música a todo volumen para llamar la atención, el ruido se está volviendo mi peor enemigo este día, estuvimos al rededor de una hora buscando todo lo necesario para la comida, mi madre también quiso comprar ahí mismo el regalo de mi tía y estuvimos paseando de puesto en puesto hasta que encontró algo que le gustó.
Estoy muy conciente de que mamá está dandome una lección.
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