Capítulo 19

Harry:

Era el última día en el crucero y toda la gente trataba de sacarle el máximo provecho a toda actividad que se pudiera realizar allí. Desde aquella noche, en la que Sofía contó lo de Ariadna y Daniel, me sentía furioso, aunque ya no lo demostrará, realmente lo estaba. Cada vez que veía a Ariadna, sentía ganas de tomarla por los hombros y sacudirla hasta que me dijera por qué era así. Y cada vez que veía al puto de Daniel, sentía ganas de lanzarle unos buenos golpes hasta que dijera por qué coños había besado a mi chica...

«¡¿Pero qué coños...?!... Creo que ando mal de la cabeza» suspiré con un gruñido ante lo que mi traidora mente había dicho.

Aquella noche había sentido todas mis emociones desbordarse por la cascada más grande y sentí que se caían a un poso sin fin. La rabia me estaba consumiendo, tanto así que botaba humo como una chimenea. Todas mis emociones estaban combinadas en una sola... «celos». Sí, tenía celos, y por más que me empeñará en demostrarle a Ariadna todo lo contrario, me era difícil. Porque lo único que quería es que... fuera mía.

Ella más que nadie sabía lo jodidamente que me atraía, pero ya no era un gusto físico... Era algo diferente, era como una emoción que nacía dentro de mí cada vez que la veía, cada vez que la tenía cerca de mí... Cada vez que rosabá sus cálidos y delgados labios con los míos. Ariadna era como un tipo de adicción del cual al principio no quieres caer en el, pero que cuando lo consumes por primera vez te das cuenta que salir de ahí será muy difícil.

El cálido viento rozo mi rostro haciéndome sentir un poco más aliviado. No sé si era costumbre estar casi siempre en las barandillas del crucero admirando el grande y fascinante mar. Era simplemente tranquilizante.

Desde aquella noche, Ariadna y yo no hablábamos casi y realmente ella estaba un poco rara, no solo conmigo, sino que también con los de nuestro entorno. Cuando Nancy la invitaba a que hicieran cualquier tipo de actividad; como ir a comer a un restaurante en tipo de amigas, como ir a jugar un poco tenis o ir al Spa, ella se negaba, fingiendo tener dolor de cabeza o cólicos. Cosa que yo no me creía.

Mi mirada estaba demasiado perdida en el mar y mi mente demasiado perdida en mis pensamientos. Luego, la silueta de una mujer de ojos cafés claros y de una radiante sonrisa se dibujo en el mar, haciendo que yo soltara una pequeña sonrisa...

«¡Ahora no solo la piensas, sino que también alucinas con ella!» frote un poco mi cara con las manos, un poco frustrado y enojado conmigo mismo por todo aquello que sentía y lo poco que admitía.

Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me di cuenta que alguien se posicionó junto a mí.

—¿Qué piensas? —me preguntó con su tono de voz habitual.

Gire mi mirada hacia ella tratando de borrar a la persona que habitaba mis pensamientos «Ariadna».

—Nada... —contesté casi en un susurro pero con firmeza.

—¿En serio? —insistió Susana—. Eres mi único hermano y yo soy tu única hermana... Creo que deberías confiar un poco más en mí —Comentó con una voz seria.

«Realmente quisiera hacerlo, pero no puedo confesarte este maldito secreto que empezó como una propuesta»

—Harry, ¿por qué simplemente no dices la verdad? —hablo por lo bajo para que solamente yo le oyera. Mis ojos se abrieron como platos y si mi mandíbula no hubiese estado pegada a mi cara, de seguro se había caído al piso por aquella pregunta de mi hermana —. Tal vez con esta mentira logres despistar a muchos, ya que ese es tú objetivo. Pero... está mentira está acabando con ustedes dos. No debería decir nada porque se que no me incumbe, pero solamente se están haciendo daño. Y por más que ustedes dos se empeñen en demostrarse que lo que haga el otro no les afecta, realmente les quema hasta el alma.

Ahora lo entendía todo. Ella sabía sobre mi supuesto compromiso con Ariadna, que no era más que una farsa. ¿Pero cómo? Mi mente estaba a punto de estallar. Pero lo siguiente que había dicho hizo que me sintiera masoquista y egoísta, porque eso era lo que estaba siendo.

«Masoquista y egoísta» No solo conmigo mismo, sino también con ella.

—¿Hace cuánto lo sabes? —fue lo primero que se me ocurrió preguntarle.

—Desde el primer instante que los vi interactuar como prometidos —respondió sin tapujos.

—¿Y por qué no has dicho nada? —interrogué.

—Porque desde que estás con ella se te ve mucho más feliz. Y dañar tú felicidad no esta en mis planes. —Me miro y sus bellos ojos negros brillaron por los radiantes rayos de sol, haciéndolos ver únicos y más sinceros que pudieran existir—. Harry... solo se sincero, la sinceridad es un buen comienzo. Si tu no das el primer paso ella no lo hará. El orgullo de mujer es muy grande —soltó una risita con lo último que dijo, al verla reír me uni a ella.

—Gracias... —mascullé para que pudiera oírme con una pequeña sonrisa de agradecimiento.

Susana se fue y yo volví a quedar solo perdido en mis pensamientos. Susana tenía toda la razón, y ser sincero era lo que más quería, pero si el orgullo de mujer era demasiado grande, mi orgullo era más fuerte.

Mi mente fue invadida por aquel triste y doloroso recuerdo, recuerdo que quería borrar de mi mente y que a causa de aquello no me daba la oportunidad de volver amar.

«No lo amo... Nunca lo amé...» aquellas palabras empezaron a retumbar en mi cabeza como si alguien me las estuviera susurrando.

Estefanía se había llevado mis ganas de amar y mis ganas de volver a confiar en alguien más que no fuera yo. Y se que no debemos vivir en el pasado porque si lo hacemos no podremos disfrutar del presente. Pero, Ariadna apareció, no sé si para darle alegría a mi vida o más confusión de la que ya tenía. Y aunque Estefanía se lo había llevado todo, Ariadna estaba recuperando algo de lo que se había llevado y había regado en el camino. ¿Y si ella no te ama?... ¿Y si el único qué está interesado eres tú?... ¿Si vuelve a pasar lo mismo qué co Estefanía?... o peor aún... ¿Y si a ella le gusta Daniel?...

Mi mente no dejaba de hacerse tantas preguntas, tanto así que sentí un fuerte dolor de cabeza. Y lo peor de todo era, ¿y si la respuesta a todas esas preguntas es un afirmativo?

¡Agr!

Por más masoquista, egoísta y temeroso que fuera, solo había algo de lo que estaba seguro; y es que la necesitaba.

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Comments

Indira Ramnarine Kingland

Indira Ramnarine Kingland

pues que le hable y aclare todas sus dudas. no entiendo porque es tan difícil hacer las cosas de la manera adecuada. la comunicación resuelve cualquier conflicto innecesario

2023-05-20

0

Zoila Gómez Olvera

Zoila Gómez Olvera

no todas las mujeres somos iguales, piensa bien Harry

2022-08-22

9

Lety Márquez

Lety Márquez

me encantó este capitulo felicidades Autora

2022-08-21

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