Capitulo 2

Ariadna:

Eran las 8:30 a.m y yo ya estaba en el trabajo. Estaba cansada, estresada y con unas ojeras que se veían a leguas. Había pasado casi toda la noche pensando en una manera de pagar la deuda del hospital y la única que se me había ocurrido era pedir un préstamo a mi jefe.

Muchos dirían que no era de mi incumbencia pagar la deuda de Doña Anita. Pero ella me había ayudado en muchas ocasiones y sin ningún problema. Una vez que no tenía para pagar el arriendo del apartamento, ella amablemente se había ofrecido a ayudarme. Además, Doña Anita lo necesitaba y algo que me habían enseñado mis padres era ayudar a quien lo necesitará, sin esperar nada a cambio.

La única opción era mi jefe. Le pediría un préstamo y poco a poco se lo devolvería. Bueno, si me hacía el préstamo.

—Ariadna, es ahora o nunca —murmure para mí misma mientras miraba la oficina de mi jefe. Por mucha pena que me diera era mi única opción. Me levanté de mi silla y con paso lento me dirigí hasta su oficina.

Llegué a la puerta y toque dos veces.

"Toc, Toc"

—Siga, González —dijo mi jefe desde su oficina.

«¿Cómo ha sabido que era yo?» me pregunte.

Qué raro, había sabido que era yo y ni siquiera había tenido que decirlo. Entre tímidamente y cerré la puerta.

—Buen día, señor Gabbana —saludé cortésmente con una sonrisa.

—Buen día, González —dijo.— ¿Qué se le ofrece? —me preguntó mientras me miraba con su sería mirada habitual, su mirada hizo que se me erizara la piel. Jamás de lo jamases creí que le pediría un préstamo a mi jefe y menos a Harry Gabbana.

Aunque estaba nerviosa, decidí tranquilizarme.

—Señor Gabbana, no quiero incomodarlo... —respiré hondo y con tranquilidad dije—: Pero quería pedirle un favor.

—¿Un favor? —preguntó dudoso.— ¿Qué clase de favor sería, Gonzáles? —Ahora venía la parte más complicada.

—Que me hiciera un préstamo. —Solté rápidamente para evitar tanto rodeo.

—Un préstamo —murmuró para sí mismo.— ¿De cuánto estaríamos hablando?

—Cinco millones —dije.

—¿En efectivo? —eso era un, “sí señorita González, claro que le hago el préstamo”.

—No, a esta cuenta —saqué mi celular y le di la cuenta del hospital, donde se haría la transferencia. Solo fueron un par de minutos para que la transferencia estuviera hecha.

—Listo.

—Gracias, señor Gabbana, de verdad. —sonreí. Aquello era algo que me tranquilizaba.— En cuanto tenga el dinero se lo devolveré.

Él asintió con la cabeza.

—Tranquila.

El celular de mi jefe sonó, al ver la llamada que le entraba decidí retirarme.

—Con su permiso me retiro. —El asintió mientras cogía el celular. Salí de la oficina con una gran sonrisa.

Harry:

Cogí mi celular y conteste mientras veía que la señorita González salía de mi oficina con una sonrisa que hizo que me sintiera bien.

—Hola, mamá —saludé, serio.

—Hola, hijo, ¿cómo estás?

—Bien, y ¿tú?

—Bien. ¿Estás ocupado?

—Sí, un poco, ¿qué querías, mamá? —pregunté mientras revisaba unos archivos en el computador.

—Harry, iré directo al grano. Creo que ya estás en edad de que te cases y tengas hijos —dijo con un tono de voz serio. Sabía lo que diría a continuación—. Y por el momento ni novia tienes. Quiero que vengas a Gabbana House y pases este mes con nosotros —su tono de voz sonó autoritario. De seguro solo quería que fuera para presentarme a una de sus candidatas y hacer que me comprometiera con ella.

—Esta bien, mamá, iré. Y para que estés tranquila llevaré a mi prometida. —Pero qué carajos estaba diciendo, no tenía novia ahora mucho menos iba a tener prometida.

—¿Te has comprometido? —preguntó dudosa.

—Sí.

—Bien, este sábado te quiero aquí y a tu prometida.

—Bien. —Y sin decir más mi madre colgó.

¡Ahhhhh! ¡Por Dios! ¿Que acababa de decir? ¿Y en qué aprieto me acaba de meter?

No tenía novia y menos prometida. Ahora que haría, solo tenía tres días para conseguir a alguien que hiciera de mi prometida.

De repente, a mi mente se vino el nombre de Ariadna, una mujer valiente, amable, de un carácter fuerte, que jamás permitía que los problemas la dominarán. Ella. Ella era perfecta para este rol. Además, no creía que se fuera a negar, igual ella tenía una deuda conmigo y lo sabía. Aunque no era justo aprovecharme de ello, estaba en un aprieto y necesitaba ayuda femenina.

Ariadna:

El día había fluido demasiado bien. Con la deuda del hospital paga ya me sentía mejor y sabía que Doña Anita se sentiría más tranquila. Esta vez mi jefe me había sorprendido, no es que fuera una persona mala, simplemente que tenía un semblante serio y poco social. Pero jamás me imaginé que fuera a aceptar tan rápido. Pero se lo agradecía de verdad.

Eran las 7:45 p.m y estaba alistando mis cosas para salir de trabajar e irme al hospital a visitar a Doña Anita, que de seguro ya ansiaba por mi visita. De repente, mi jefe me llamo por el teléfono.

—Gónzales, pase a mi oficina, por favor —dijo con un tono serio.

—Bueno, señor Gabbana.

Me levanté de mi escritorio y me dirigí hasta la oficina de mi jefe. Tenía un mal presentimiento, el señor Gabbana nunca me llamababa a su oficina cuando estaba por salir de trabajar. ¿Qué querrá? Me preguntaba al dar un paso.

Llegué hasta la puerta de la oficina y toque.

"Toc Toc"

—Siga, González —acaté y entré.

Mi jefe estaba parado frente a la grande ventana que había en su oficina. El señor Gabbana era joven y muy guapo, realmente siempre me preguntaba cómo era que podía estar soltero. Era un hombre de veintiséis años, con unas facciones asombrosas, su espeso y brillante cabello negro eran el marco perfecto para su perfecto rostro.

Lo vi por un instante, en aquella posición en la que se encontraba, parado y con las manos en los bolsillos se veía aún más guapo. Mi jefe me parecía guapo, pero jamás pasaría de ahí.

—¿Me necesitaba, señor Gabbana? —pregunté

—Sí, González —respondió mientras miraba a través de la ventana—. Parece que después de todo yo también necesito un favor.

No me exalte ni nada, pues él me había hecho un gran favor, de seguro lo que me pediría no sería nada comparado con el favor que yo le pedí.

—Dígame, señor Gabbana. Después de todo usted me hizo un favor a mí —respondí, me gustaba devolver favor por favor.

—Entonces... —hizo una pausa—. Sea mi prometida, González...

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Comments

Matty Salinas

Matty Salinas

muy buena historia 👍

2024-01-31

0

Sandra Vasquez

Sandra Vasquez

jajajajaja, así directo sin más ni menos a lo que vamos jajajaja. me empieza a gustar esta historia

2023-06-27

0

Mara Castillo

Mara Castillo

wath??así nomas? wuiii. jijiji .

2022-10-15

0

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