La Propuesta De Mi Jefe

La Propuesta De Mi Jefe

Capitulo 1

Hola lectores y lectoras, espero que se encuentren muy bien. Es el primer libro que me animó a publicar, espero que les guste y sea de su agrado, y como les dije es el primer libro que publico, así que me gustaría que me dieran todo tipo de opiniones, serán muy bien recibidas. Y gracias por darle una oportunidad a mi humilde historia, espero que se encariñen con los personajes.

Ahora sin más, espero que lo disfruten ❤️.

Ariadna:

Eran las 7:30 p.m y estaba por salir de mi trabajo, aliste mis cosas y me dirigí hasta el ascensor. Entre en el ascensor y seguido de mí entro mi jefe. Un hombre joven de un semblante serio, un hombre con el que solamente tenía una relación de trabajo. Mientras llegábamos al primer piso, todo estuvo en silencio y fue algo muy incómodo.

Llegamos a nuestro destino y salimos del ascensor.

—Buena noche, señorita González —me dijo mi jefe con una magnífica sonrisa.

—Buena noche, señor Gabbana —respondí con tranquilidad.

Me dirigí hasta mi auto, me subí en el y maneje camino a casa, donde me esperaba mi mejor amiga Carolina con una deliciosa cena, como siempre lo hacía.

Mientras conducía admiraba la calle a través del parabrisas. Las casas, las luces que iluminaban la grande calle y todo era fascinante. Si hubiera seguido viviendo con mis padres no habría tenido la oportunidad de vivir la vida que desde ha un año estaba viviendo; una vida normal, común y corriente. Trabajar, depender de mi misma y poder hacer lo que yo quisiera era genial y no pensaba dejar esta vida por nada.

Llegué al apartamento, pero antes de entrar eche un vistazo hacía el apartamento de Doña Anita, nuestra querida vecina, una señora de unos 55 años, que todos los fines de semana nos invitaba a pasar la tarde con ella para tomar una taza de café mientras hablábamos en el balcón de su apartamento. Pero note algo diferente; las luces estaban apagadas y el ambiente se sentía un poco extraño.

Pero tal vez eran cosas mías, de pronto ya se había dormido, por eso las luces estaban apagadas.

Entre al apartamento y vi a mi mejor amiga sentada en el sofá viendo una serie en la cual aparecía su actor favorito, Leo Caruso, un actor muy famoso.

—Oh, Ariadna, has llegado —dijo mientras se levantaba y se dirigía hacia mi para saludarme.— ¿Cómo te ha ido?

—Hola, Caro. Bien ¿y a ti? —ella me dió un fuerte abrazo.

—Me alegra. También me ha ido bien. ¿Quieres comer ya?

—Por supuesto que sí. Muero de hambre —me tire sobre el sofá para poder descansar.— Caro, ¿has visto a Doña Anita? —estaba dudosa y algo en mi me decía que pasaba algo, aunque solo fueran cosas mías quería salir de dudas y tal vez Caro sabía algo.— Las luces de su casa estaban apagadas y eso es raro.

—Ari, pues si te soy sincera, desde que llegué al apartamento no he visto a Doña Anita y fui a saludarla pero nadie abrió. —Me contó mientras ponía la mesa.— Ari, ¿y si le pasó algo a Doña Anita?

—Caro, no digas eso —le reproche.

Luego de un par de minutos mi celular sonó, se me hizo raro al ver un número desconocido, pero aún así contesté, nunca se sabía que podía ser.

—¿Hola? —dije.

—¿Hablo con la señora Ariadna González? —pregunto una voz femenina a través del celular.

—Sí, soy yo —respondí, no sé pero algo me decía que no era nada bueno.

—Era para informarle que la Señora Ana María Hernández, se encuentra hospitalizada en el hospital Santa Rosa.

—¡¿Qué?! —pregunte atónita ante lo que mis oídos acababan de escuchar, Caro vio mi expresión y se dirigió hacia mi rápidamente.— Ya voy para allá.

—Bueno señora.

Colgué.

—¿Qué sucede, Ariadna? —preguntó.

—Que Anita se encuentra hospitalizada en el hospital Santa Rosa.

—¡¿Por qué?!

—No lo sé, solo sé que tengo que ir a ver Doña Anita.

—Yo voy contigo Ariadna. —Se puso unos zapatos y nos dirigimos hasta el parqueadero donde estaba mi auto, nos subimos al auto y empezé a manejar, aún sin poderlo creer, Doña Anita estaba hospitalizada y no sabía el por qué.

Estaba nerviosa, pues lo que le estuviera pasando a Doña Anita me preocupaba. Acelere un poco.

Al cabo de unos quince minutos ya estábamos en el hospital Santa Rosa. Entramos rápidamente sin perder el tiempo y nos dirigimos a la ventanilla para preguntar por Anita. La enfermera que se encontraba allí atendiendo nos dió la información necesaria. Doña Anita se encontraba en la habitación 109, la estaban preparando para una cirugía que le harían en el estómago y no nos permitian verla, lo que nos había dicho la enfermera era que un hombre la había traído al hospital luego de verla retorcerse del dolor en la calle. Le preguntamos a la enfermera por el señor para darle las gracias pero dijo que ya se había ido.

Doña Anita entro a la cirugía y Caro y yo mientras tanto esperábamos en la sala de urgencias para escuchar noticias sobre Doña Anita. Estaba demasiado preocupada, las piernas me temblaban, tenía la piel de gallina, junto a mi estaba Caro y también podía sentir su desesperación.

Doña Anita me preocupaba mucho. Aunque para muchos solo era mi vecina, para mí se había convertido como en mi segunda mamá, en el año que llevaba lejos de casa Doña Anita se había encargado de ayudarme y lo había hecho sin ningún problema, gracias a ella tenía un trabajo estable.

Luego de dos horas de desesperación la operación había terminado y los médicos salieron, Caro y yo nos dirigiamos hasta un doctor para preguntarle sobre la operación.

—Doctor, ¿cómo salió todo?, ¿cómo está Doña Ana? —preguntamos Caro y yo.

—La operación ha sido todo un éxito, es una señora muy fuerte. —El doctor nos sonrió cálidamente y añadió.— Si no la hubieran traído a tiempo hubiese perdido la vida.

—Muchas gracias, doctor. —Le dijimos al unísono.— ¿Podemos pasar a verla?

—Me temo que no, la señora necesita descansar y tomar reposo. Les recomiendo que la dejen descansar. Ahora con su permiso me retiro —y con una cálida sonrisa se fue.

—Caro, ¿por qué no vas a descansar? —le sugerí.— Yo me quedo esta noche con Anita.

—Ariadna, deberías iré tú a descansar. Entre tú y yo quien está más cansada eres tú —era verdad que estaba cansada pero no quería dejar sola a Doña Anita.

—No, tranquila, yo estoy bien.

—Ariadna, te vas a ir a descansar, mañana tienes que trabajar. Además...—hizo una pausa— tenemos que pensar cómo pagar la cirugía de Anita. Por lo que acabo de averiguar Anita no tenía seguro.

La cirugía era lo de menos, bueno eso era lo que yo creía, pero luego de ver mis ahorros y los de Caro no alcanzaba ni para cubrir la mitad de la cirugía y llamar a mis padres a pedirles dinero no era una opción. Si los llamaba a pedirles dinero creerían que estaba derrotada y me dirían que ellos tenían la razón cuando me dijeron que no podía valerme por mi misma. Ya se me ocurriría algo.

Carolina no me dio otra opción y tuve que irme a descansar, pero no sin antes dejarle una carta a Doña Anita, donde le daba ánimos y le decía lo mucho que la quería.

Más populares

Comments

Maria Martinez

Maria Martinez

la portada de ve llamativa 👍😊

2024-09-25

0

Maria Martinez

Maria Martinez

primera vez que te descubrí por esta apps Audio toon 🤔 bienvenida

2024-09-25

0

Marquelda Flores

Marquelda Flores

Muy interesante el inicio de tu novela.

2024-01-25

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play