...Johan...
El azabache salió de la sala con aires triunfantes, recorrió los pasillos llenos de estudiantes, estos se apartaban de su camino dándole paso libre, después de todo, nadie querría chocar con un hombre de 1.82 metros del que se decía tantos rumores. Soltó una sonrisa ladeada, no le molestaba esa reacción excesivamente prudente de los demás, ya sea por respeto o miedo, disfrutaba esa sensación de superioridad que muchos estaban dispuestos a consentirle.
Se dirigió a la oficina de su concuñado, con su ego aún más alto que nunca. En los pasillos de la cátedra saludó a los ingenieros que ya lo conocían por sobresalir en sus calificaciones. Entró a la oficina de Martin y pensó en dejar las pruebas dentro de uno de los cajones del escritorio, pero, una curiosidad innecesaria lo volcó, ya que estaba ahí, nada le impedía echar un ojo al examen del castaño.
Se sentó sobre la mesa giratoria y sacó el examen de Andy, su letra era simétrica y recta, a excepción del espantoso 3 que parecía un número incompleto. Johan revisó su procedimiento. Todo era claro y conciso.
— Al menos no eres un estúpido — musitó. El pensamiento de "extraviar" por accidente el examen de Andy se le cruzó por la mente, pero borro ese pensamiento de inmediato. Johan estaba consciente de su maldad, pero nunca actuaría a escondidas, si debía atacar a alguien, lo haría de frente, solo así podría disfrutarlo. Ser un hipócrita y fingir que no había tenido la culpa era despreciable para él, aún más que su propia maldad.
Martin entró a la oficina, vió a Johan sentado sobre su silla. Sonrió esperando que se levantará a recibirlo como lo hacían todos los estudiantes, pero no fue el caso, este siguió revisando el examen de Andy sin levantarse de la silla, parecía que el ingeniero hubiese entrado a la oficina de Johan y no al revés.
— Buenos días, profesor — saludó sin siquiera regresar a verlo.
— Somos familia, se que mi hermano no ha sido el mejor al impedir que tú hermana te visite, pero intenta comprenderlo, tu papá... — hubo un silencio abrumador. Johan no dijo nada y por primera vez en mucho tiempo escondió su rostro. Era evidente que sus heridas aún no curaban — Llámame tío o simplemente Martin ¿Si? — el hombre que cruzaba sus cuarenta se sentó al frente, en una de las sillas más simples.
— bueno... — Johan se levantó dejando el examen de Andy con los demás — me voy, tengo cosas que hacer — cuando estaba a punto de salir, vió que en uno de los estantes estaba uno de los libros de economía que tanto estaba buscando.
— si quieres puedes llevarte ese libro — propuso Martin pero Johan lo miró dudoso — estaba pensando en regalarlo a algún alumno, solo está robando espacio aquí, pero si lo quieres puedes llevártelo.
— ya que no lo quieres, me desharé de él por ti — Johan tomó el libro y Martin no pudo evitar soltar una pequeña risa.
— bueno, hazme ese favor — respondió de buen ánimo. Martin sacó una manzana de una bolsa que trajo y se la lanzó a Johan — deshazte de esto también, por favor — Martin sabía que Johan era un chico demasiado orgulloso, no le gustaba recibir cosas de los demás, pero, si evitaba ciertas palabras, él aceptaba sin protestar.
Johan la atrapó, asintió y salió de la sala. Era indudable que le agradaba Martin, pero, siempre lo evitaba, no entendía porque su concuñado era tan bondadoso con él, si no compartían sangre, odiaba imaginar que su bondad, era pura lastima.
Salió de la cátedra sin rumbo. Sus clases empezaban hasta la tarde y tenía mucho tiempo libre. Se debatía entre ir a la cancha o buscar a Alex, quien seguramente ya debería haber terminado sus clases. Se decidió en buscar a su amigo, pero, una silueta conocida lo distrajo. Era una hermosa chica trigueña de ojos marrones y cabello rizado. Era Paola.
Ella lo reconoció y sonrió.
Se acercaron mutuamente tentandose con la mirada. Ella le dió un corto pero tierno beso en el borde de las comisuras de sus labios y Johan no pudo evitar sonreír satisfecho. El olor dulce a uva de su shampoo se esparció cerca de él y llenó sus pulmones. Era embriagador para Johan.
— pensé que nos veríamos hasta la noche ¿Me extrañaste tanto que viniste a verme? — bromeó provocandola con la mirada y ella mofó.
— creí que te morirías si no me veías. Definitivamente no podría seguir viviendo con la culpa — dijo con dramatismo y ambos empezaron a reír.
— pensé que los de tecnología ya estaban de vacaciones ¿Te olvidaste algo? — preguntó Johan de buen ánimo, definitivamente ella era la chica ideal para él, hermosa, inteligente, atrevida, con alta autoestima, sin miedo a decir lo que piensa y que pone sus intereses primero. Una chica nada problemática. Johan, pensó que se casaría con ella sin dudarlo, si tan solo la hubiera conocido siete años en el futuro, cuando probablemente deje de ser un don nadie que no tiene nada que ofrecer.
— me olvidé de actualizar mi ficha socioeconómica, me llegó un mensaje al correo. Es todo un trámite — bufó pateando una semilla de árbol que estaba en el suelo. Johan recordó nuevamente su sueño y como conoció a Andy. Una punzante migraña empezó a emerger y no pudo evitar fregarse las sienes. — ¿Estás bien?
— si, solo no dormí bien — respondió con una sonrisa falsa — por cierto, la casa está hecha un desastre, ¿Te parece bien si mejor vamos a un hotel?
— ¡Por fin te encuentro! — interrumpió el ruidoso pelirrojo — Vamos al billar, los imbéciles de la otra vez siguen retandome — Se quejó antes de darse cuenta de la presencia de su acompañante — oh Paola, estás aquí...
— Hola, Alex — sonrió y volvió la vista a Johan — me parece bien, entonces nos vemos en la noche — aún con su sonrisa, lo miró directamente a los ojos y después se alejó.
El viento sopló arrastrastrando las ojas secas de los árboles en dirección a Paola. Johan sintió que el viento la estaba llevando lejos de él ¿Por qué se sentía como una despedida?
...****************...
Una bandada de palomas volaban de un lado, al otro, sobre las cabezas de Johan y Alex. Una de las palomas, color café y más delgada que las demás, se acercó cuando el pelirrojo sacó una funda con dos piezas de pan.
El azabache ignoro al animal hasta que notó que estaba cojeando. La examinó con la mirada y notó que tenía amputados algunos dedos de su pata izquierda. Sintió el dolor de aquel malaventurado animal. Agarró una pieza de pan, sin pedir permiso al pelirrojo, y lanzó un trozo de pan al ave, pero, este fue robado por otras más corpulentas y fuertes.
Johan se puso de cuclillas, estiró la mano con más trozos de pan, y, quedándose en esa posición incómoda, pero, estática, para evitar asustarla, esperó a que se acercara la más desgraciada mientras que su amigo pelirrojo solo miraba desde unos cuantos pasos detrás de él.
Las palomas corpulentas dudaron en acercarse, pero la más débil no, debía de alimentarse. Se acercó de forma lenta, atenta a cualquier movimiento brusco. Al estar al frente del azabache la paloma lo observó y este esquivó su vista instintivamente. No quería verse como un depredador atentó a su presa.
Johan sintió como la paloma lo examinaba y este no pudo evitar sonreír, la paloma picoteo un poco su mano pero él azabache seguía sin verla directamente para darle confianza.
La astuta paloma al notar que no estaba siendo vigilada, robó el restante de pan de la otra mano del azabache y salió volando.
Johan se levantó sorprendido haciendo que las demás palomas se alejaran asustadas ¿Esa inofensiva paloma le había robado todo el pan? ¿si quiera podría comerlo todo? El pelirrojo se burló y él también rió de si mismo. La astucia de paloma le permitiría competir por igual contra las demás palomas, fuertes y cobardes.
Un mareo repentino lo tambaleó casi perdiendo el equilibrio. Posiblemente por una insolación. Se apagó a la poca sombra que dejaba el edificio a su costado, y, después de recuperarse, continuó caminando sin decir palabra, dejando pasos atrás a su amigo.
— Johan... De verdad no le vas a cobrar por el celular a ese tipo de la mañana — rompió el silencio el pelirrojo.
— yo... Alex, perdóname... Él y yo éramos amigos pero él... — respondió el azabache sacudiendo su cabello con las manos denotando su desesperación - Alex perdóname...
— no te preocupes por eso, yo te lo regale, puedes hacer lo que quieras con él, incluso romperlo — dijo susurrando lo último — nunca te había visto así... ¿Cuando lo conociste? Prácticamente te conozco desde mis 9 años y nunca lo había visto.
— fue antes de conocerte. Me salvó la vida, literalmente, pero... Él me abandono. No se qué pensar. Aún no decido si lo mejor es no relacionarme con él— Alex se sorprendió, Johan nunca se quejaba sobre si mismo, ni siquiera con él. Miró el caminar rígido del azabache. Estaba afligido, y claro que lo entendía, él también había sido salvado por alguien, por el mismo Johan, y eso, era algo que nunca olvidaría — perdóname, estoy diciendo estupideces, creo que es porque no me siento bien — rió Johan de forma amarga y continúo caminando,
Alex lo siguió en silencio pensando en que decir.
— ¿Te abandonó ? ¡Johan, tú no necesitas a nadie! Solo a mi, yo nunca te abandonaré.
El azabache lo regreso a ver sorprendido ¿su orgulloso amigo estaba diciendo cosas tan sentimentales sin siquiera estar ebrio?
— lo sé, solo te necesito a ti hermano, eres lo más real que tengo — sonrió y continúo caminando. El azabache nunca se había sentido tan confundido, ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Olvidar el pasado y continuar? ¿Dejar su orgullo y enfrentarlo? ¿vengarse?.
— dame una señal de que debo hacer — pidió Johan, en voz baja, al cielo, a pesar de no ser creyente. Dió dos pasos más y una pequeña cantidad de agua cayó sobre él, Johan alzó la mirada con ganas de asesinar a alguien. Era Andy.
Su mirar se ablandó ¿qué hacía ahí arriba Andy? Sonrió maliciosamente ¿Esa era la señal que había pedido?
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Comments
Angi Jose
que buena señal ☺️😃
2023-02-03
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