...Andy...
El sol brillaba como en ningún otro día, creando una atmósfera de plena tranquilidad digna de ser capturada en fotografía. Andy quién arrastraba sus pasos rumbo a la facultad de ciencias administrativas no podía notar aquella belleza, llevaba consigo un cuerpo exhausto y estresado.
Aquel inquietante sueño en la madrugada, le había hecho recordar su pasado llenando sus horas de sueño de arrepentimiento y tristeza. No quería recordar su pasado, después de todo, no existían recuerdos buenos, solo amargura, solo dolor.
El castaño estaba preocupado por su cansancio. No podía seguir pensando en el pasado, era más importante su futuro. El examen que definiría si obtendría la beca por merito estudiantil era en unas cuantas horas y, su cuerpo solo quería tirarse en una cama y dormir. No podía hechar todos esos meses de esfuerzo a la basura, no podía arruinar su futuro por pensar en el pasado. Su resultado era crucial, debía ser el mejor.
El viento sopló llevando con sigo motas de polvo que le llegaron a los ojos, arruinado aun más su humor, presentía que no iba a ser un buen día y eso lo atemorizaba. De todos los días ¿Por qué precisamente este?.
El castaño fregó sus ojos y se dijo a si mismo que no iba a pensar negativamente.
— ¡buenos días, Andy!
Sus pensamientos fueron interrumpidos. Una hermosa chica abrazó de un salto su brazo derecho. Aquella chica tenía un aspecto impecable, su piel lucía tersa, su sonrisa radiante y tenía un cabello largo color negro muy bien cuidado, fácilmente podía ser comparada con una muñeca. A simple vista, se podía notar que provenía de una familia privilegiada, incluso el más ignorante podría notar sus costosas ropas.
— buenos días, Lu — respondió el castaño con poco ánimo.
— ¿Por qué te escuchas tan...? — Lucia se aparto para observar de un mejor ángulo a su amigo. Andy era él de siempre, vestía con su terno negro, camisa blanca y zapatos perfectamente lustrados, demasiado formal para un chico de 20 años, aunque, precisamente lucir tan maduro era uno de sus encantos. Lucia lo inspeccionó con más atención y notó una pequeña diferencia. Un mechón de cabello que caía sobre su rostro y sus ojos rojos a medio abrir delineados con unas profundas ojeras. La pelinegra se sonrojó culpable. Ese toqué cansado lo hacía lucir extremadamente atractivo. — ve... a descansar, te cubriré.
— pero aún tengo que revisar los... — logró decir antes de ser interrumpido.
— ¡pero nada! Sé que más tarde tienes tu último examen, ve y despéjate, que en el peor de los casos tu mente se nublará en medio examen — ordenó Lucia mientras lo empujaba en dirección opuesta.
El campus estaba más vacío de lo habitual, era normal en los últimos días de clases, Andy lo inspeccionó y suspiró, le faltaba muy poco para cumplir su cometido, solo tenía que aguantar un poco más y todo habría terminado.
— gracias, Lu — Andy se sentía feliz de tener a Lucia como su amiga. Se acercó a la pelinegra y acarició su cabeza como quien acaricia a un cachorro, acción que ella detestaba. Sonrió con picardía y se alejó. No regresó a ver, pero podía imaginar el rostro de aquella niña consentida quejándose y susurrando "animal".
Andy, después de descansar en la enfermería, se dirigió a su lugar favorito del campus. Un sendero poco transitado en el que se hallaba un banco de madera. Se sentó y sintió como los árboles lo cubrían.
Simplemente acogedor, pensó.
El castaño saco una pequeña libreta de su maleta y abrió en la página aún no escrita. Miró a su alrededor, respiró profundo e intentó escribir, quizás una frase, un verso, un poema o incluso el inicio de un cuento corto. Necesitaba actualizar su blog de escritura.
Después de varios minutos sabía lo que quería plasmar en sus letras, pero seguía buscando la forma de expresarlas. Ordenaba y desordenaba palabras, añadía y quitaba letras, leía y releía una y otra vez lo escrito. Buscaba la perfección, por tanto, su concentración era total.
Inconscientemente su índice y pulgar empezaron a agitar el esfero de lado a lado, señal de que estaba profundamente sumergido en sus pensamientos en busca de algo, quizás una palabra, un recuerdo o un sentimiento.
Cuándo dentro de su mente logró hacer encajar las palabras a la perfección como un rompecabezas, el esfero que sostenía salió expulsado de su mano por el vaivén causado por sus dedos, aterrizando en el rostro de uno de los dos chicos que estaban pasando. La impresión del chico fue tal que dejó caer su celular al piso. Hubo unos segundos de silencio.
Los tres chicos parecían intentar asimilar lo sucedido.
De los dos chicos que pasaban, había golpeado al más aterrador. No solo era más alto, su espalda ancha y brazos fuertes evidenciaban que estaba en desventaja de fuerza. Trago en seco. El azabache le clavó su mirada molesta, parecía que ardía fuego negro en sus ojos. Una advertencia de peligro.
Andy estaba metido en un gran problema.
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Updated 58 Episodes
Comments
Yendi Jaramillo Avila
apenas le estoy iniciando
2024-02-08
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