Cadena De Orgullo
Dolor, frío, hambre, era lo único que llenaba la cabeza del pequeño Johan en ese momento. En esa tarde, el sol se había ocultado tras un mar de nubes, no eran nubes grises cargadas de lluvia, solo eran nubes que estaban ahí para ocultar el sol, para opacar el día. El pequeño azabache tenía las manos cubiertas de sangre seca de sus rodillas raspadas, podía sentir el sabor de la sangre de su labio inferior roto, él estaba tirado en unos matorrales cerca de las vías del tren, se preguntaba «qué había hecho para ser tratado tan mal» ¿No había sido lo suficientemente bueno?.
Escuchó el motor de las motocicletas que suelen escoltar al tren, pasar a toda velocidad, el niño se levantó y pudo ver cómo el tren se acercaba con una fuerza sorprendente, y por primera vez en la vida se preguntó que, si él pudiera irse lejos ¿alguien se preocuparía por él?¿alguien lo extrañaría?
Cuando notó que los motociclistas se alejaron lo suficiente, corrió a toda velocidad para seguir al tren, con la esperanza de subir en él, y por fin escapar de su realidad, pero un fuerte golpe hizo que cayera al suelo.
El tren pasó dejando un chirrido zumbante provocado por la fricción ruedas-carril, dejando al chico desorientado. Su visión se hizo roja, de pronto, su camiseta rasgada y vieja empezó a mancharse de sangre, aún aturdido, empezó a inspeccionarse el pecho. El calor del momento no le permitía sentir nada más que entumecimiento, por esa razón, no fué hasta después que se dió cuenta que el líquido tibio caía de su frente.
— perdóname... ¿Estás bien? — preguntó una voz llorosa y preocupada — yo estaba enojado y pateé esa piedra sin querer ¡No mueras por favor! — insistió sacudiendolo, un pequeño niño castaño con ojos de miel.
— ¡para ya! Vas a matarme — gruñó empujando al castaño — y deja de llorar que el herido soy yo, no tú.
— no mueras... — suplicó sorbiendo y limpiándose las lágrimas, el castaño estaba asustado por ver la sangre caer de la frente del azabache, nunca había visto a alguien sangrar de la cabeza, y mucho menos por su culpa.
El castaño se sacó su camisa quedándose en camiseta, rompió un trozo de esta y la puso en la frente del azabache.
— ¿mejor? — preguntó el ingenuo, atentó a cualquier reacción del azabache.
— ¿Esperas que ya esté mejor? Me estoy desangrando, necesito mucha comida para reponer está sangre — gruñó molesto por el dolor y frío. El azabache observó como la luz del día iba desapareciendo de a poco, no pudo evitar preocuparse. Pronto iba a anochecer y el frío y hambre serían más intensos.
El castaño tomó la mano del azabache y lo jaló en dirección desconocida, el azabache sé quejó y renegó un poco pero a la final lo siguió, después de pocos minutos llegaron a una elegante mansión con enormes fuentes, rodeadas de césped de un verde intenso. El azabache lo comparó con los castillos de los programas de televisión, nunca había visto un lugar tan hermoso como ese, estaba maravillado, pero el encanto le duró muy poco tiempo porque sus pensamientos se turbaron cuando al bajar la mirada notó sus ropas todas desgastadas y sucias. El niño sabía que no debía estar ahí y soltó el agarre del otro.
— ¿Que hacemos aquí?
— voy a cuidarte y darte de comer — respondió el ingenuo castaño como si fuera obvio.
— ¿Crees que soy tu mascota? ¡Eres un estúpido!, yo me largo de aquí — el azabache dió vuelta, y al dar un paso sus piernas se debilitaron al punto de no aguantar su propio peso, todo se volvió oscuridad en sus ojos, por suerte, solo tardó pocos segundos en regresar en si, sabía que si no comía algo posiblemente se desmayaría en cualquier rincón como un perro moribundo, su estómago suplicaba por comida y si él pudiera ser codicioso también por el cálido cariño de alguien.
— no eres mascota, eres amigo — el castaño jaló al niño de el borde de su camiseta y lo miró con ingenuidad.
El azabache se trago su orgullo y se escabulló a la habitación del castaño como se lo pidió.
El castaño le llevó de la cocina todo lo que parecía comestible, desde frutas y verduras hasta enlatados de hongos y sardinas, pero después de ser regañado por el mismo azabache regreso a la cocina y pidió ayuda de uno de los hijos de la empleada Lupita para calentar la crema de coliflor que había sobrado del almuerzo, para después, con la mayor discreción del mundo, llevárselo al azabache.
Aunque el castaño le había dicho que era crema, el azabache sé quejó porque nunca había comido una "sopa" tan extraña, la sal era mínima y ni siquiera tenía carne, ni queso, ni nada que se le pareciera, era "crema" como su nombre lo decía, pero el azabache aún no podía aceptarlo, las comidas que hacían en su casa eran diferentes, con un sabor más intenso, con grandes zanahorias y papas, con carne o queso, definitivamente eran diferentes, pero por alguna extraña razón esa simple crema que incluso se podría denominar insípida o sosa, resultó ser deliciosa después de unas cuantas cucharadas, incluso, sintió una calidez abrumadora que le hizo regar algunas lágrimas mientras comía.
El azabache se acostó sobre el suelo para rebajar la comida, no quería ensuciar las blancas sábanas de la cama, y no le importaba recostarse sobre el piso porque incluso este era cálido, todo en ese lugar era cálido, incluso ese niño de ojos de miel. El castaño se acercó al azabache y empezó a limpiar su herida con mucho cuidado como solía hacerlo Lupita cuando él se lastimaba.
- y tú... ¿cómo te llamas...? — preguntó tímido, el azabache.
El castaño tomó la gasa y de un golpe se la pego en la frente "soy Andy".
«Todo había sido solo un recuerdo convertido en sueño».
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Updated 58 Episodes
Comments
Jessica lizeht Gómez sosa
desconocido por conocer es amigo 👍
2023-02-15
0
Izamu Akiro
ni lo conocía kskdkkdkdk (●__●)
2023-02-14
0
Angi Jose
que lindos 😚
2023-02-03
1