... ¡ Enojada!...

Ariday sigue enojada, no permite que los doctores la toquen, luuk en la sala de espera escucha todo y decide intervenir, después de todo él la rescato del río, entra a la habitación le habla suavemente para que se calme, la chica al verlo empezó a llorar sin explicación alguna, sus ojos están atentos al chico que está junto a ella, no puede creer que sea él acaso es un maldito sueño, su cabeza le está jugando una mala pasada, es él está segura ¿pero como es posible? El destino definitivamente quiere jugar con ella, trata de modular palabra y estas no salen ahora parece una tonta, él solo la mira puede ver miedo, confusión y soledad está dispuesto a ayudarla, no sabe el por qué solo le recuerda a alguien muy querido, que olvido por alguna razón ya recordará a su debido tiempo.

... Al mover sus manos nota que está atada, entra en pánico, su respiración se hace más fuerte trata de zafarse es momento de salir de aquí, los hombres de bata blanca entran nuevamente y tratan de ponerle otro calmante, su frustración es tan notaría ese cuerpo es tan débil que ni siquiera puede romper unas simples cuerdas, ahora no puede dejar que la inmovilicen lucha con las pocas fuerzas que le quedan y un grito ensordecedor se puede escuchar desde su cama, todos se paralizan al escucharla, para ser tan Menuda tiene una voz bastante potente.

... Luuk sonríe y sujeta su mano le hace mimos, quizás a si logre calmarla de una vez, los latidos de su corazón no se hacen esperar, es el su hermano mellizo, no sabe el motivo por el cual se encuentra frente a ella, eso lo averiguara más adelante, por ahora solo puede cerrar sus ojos y volver a dormir, el sedante está haciendo efecto.

... Pasada la media noche el joven regresa a su casa, se da una ducha come algo y va directamente a su cama, está bastante agotado es la primera vez que falta a la universidad, no sebe que explicación le dará a sus profesores, mañana pensara en algo.

... La mañana llegó y un hermoso sol se asomó por las ventanas del lugar Ariday está atenta a los movimientos de las cortinas, la suave brisa mañanera le recuerda su hogar, de pequeña junto a su cómplice en todas las travesuras que se podían imaginar quedaron solos desde muy pequeños y solo se tenía los dos en la vida, en esa época la comida era escasa para dos críos sin algún familiar, trabajaban con los lugareños en lo que les mandaran hacer, su vida era simple y feliz.

... Un bostezo y el gruñir de su estómago le recordó que tiene hambre, no sabe cantas horas lleva sin comer nada, alguien toca y pasa empujando un carrito, es utilizado para transportar los alimentos de los pacientes, la alegría se puede ver claramente en su forma de mirar los platillos que ponen en frente de ella, la señorita le deja todo y se retira debe pasar a repartir el desayuno a más de 20 cuartos más

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