Encuentro

Bárbara huía por las calles. orría en medio de los autos, mientras una gran lluvia se llevaba consigo cada una de las lágrimas que salían de sus ojos negros y rodaban por su blanca piel.

Había logrado escapar del cuarto de un motel de mala muerte, al cual la habían llevado su madrastra y hermana con engaños, haciéndole creer que allí estaba su padre herido y necesitaba su ayuda, pero al llegar, ellas la empujaron a la habitación y cerraron la puerta.

Bárbara no entendía que pasaba, llamaba a su padre, pero lo que escuchó no fue la voz que esperaba, sino una voz ronca y tenebrosa, cuando ella miró al lugar de donde provenía la rasposa voz, pudo ver a un hombre de mediana edad, con mirada lujuriosa y con muy mal aspecto, era evidente que no tenía buenas intenciones con ella.

Bárbara recorrió la habitación con su mirada, en una mesa observó un adorno de cerámica en forma de elefante, no le gustaba hacerle daño a la gente, pero si tenía que cuidar su propia integridad, estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario, el hombre le pidió que se acercara, Bárbara se negó, lo cual enfureció al hombre, el cual con un grito ensordecedor hizo sacudir los vidrios de la ventana, exigiendo la cercanía de Bárbara.

Bárbara estaba muy nerviosa, pero en su interior sabía que tenía que calmarse y pensar con cabeza fría, si quería salir bien de esta situación.

Se acercó al hombre, pasando por el lado de la mesa y cuando el hombre la tomó por la cintura y bajó su cabeza, para olfatear el cuello de Bárbara, ella estrelló el elefante con todas sus fuerzas en la cabeza del hombre, este se tambaleó y la soltó, Bárbara no lo pensó, corrió hacia la puerta, la abrió y salió corriendo de esa habitación, al bajar a recepción, todos la observaban, pero ella no prestó atención a esas miradas, solo corrió y corrió lo más rápido que pudo, no sabía si venían detrás de ella a perseguirla, pero no se iba a tomar el tiempo de reflexionar esto, lo único que quería, era alejarse lo más posible de este lugar.

En la villa Caballero, Úrsula y su hija Xiomara, celebraban que por fin se iban a deshacer de Bárbara, la odiaban con todo su ser, pues Samuel Caballero, siempre las ponía en segundo lugar, para Él su hija Bárbara, que era el fruto de su gran amor con Alicia, siempre sería la primera y más importante en todo.

Samuel había decidido que su única heredera sería Bárbara, pues toda su fortuna la había conseguido con el amor de su vida, Alicia, quien lastimosamente falleció cuando Bárbara tenía 3 años, en un terrible accidente, ese fue el peor día de su vida, perder a su gran amor, fue como si le arrancaran el corazón a pedazos, quería morirse junto a su esposa para no separarse de ella, pero era consciente que su hija lo necesitaba y además no podía defraudar a Alicia, habían luchado durante 12 años para quedar embarazados y ahora que tenían a su hija, Él la tenía que cuidar, por esta razón siguió luchando y se esmeró por hacer un excelente trabajo con su hija, era su gran amor, al igual que Alicia, su esposa, ahora muerta.

Úrsula había engatusado al abogado de Samuel, para que la mantuviera informada de cualquier movimiento de Él y a cambio ella le pagaría con favores sexuales, es así como estas se enteraron de la decisión de Samuel sobre sus bienes, por esto planearon acabar con ella y buscaron a un expresidiario, para que tomara a Bárbara por la fuerza y sacara fotos de ellos teniendo relaciones sexuales y luego se la llevara lejos y la desapareciera, así ellas publicarían las fotos y les harían creer a todos que Bárbara había huido con el hombre y ellas se quedarían con todo, porque no solo planeaban acabar con Bárbara, también causarían un infarto a Samuel, haciendo creer a la gente, que había sido a causa de lo desvergonzada que había sido Bárbara.

Era un plan perfecto, pero con lo que no contaban era con que Bárbara, no era tan débil como ellas pensaban. Bárbara siempre fue una niña dulce, tierna y cariñosa, que por muchos años había tratado de ganarse el cariño de ellas, nunca la habían visto enojada, a pesar de que ellas siempre le hicieron daño y siempre la despreciaron, Bárbara siempre las defendía con su padre, justificando los golpes que tenía, diciendo que ella se los había hecho jugando o cualquier otra excusa que se le ocurriera, de esta manera, ellas estaban confiadas, de que, en caso de que el plan no saliera bien, Bárbara no las acusaría.

Pero esta vez Bárbara estaba realmente asustada, sabía que había dejado llegar muy lejos a esas mujeres, en un principio ella quería llevarse bien con ellas, pues de alguna manera eran su familia, después entendió que ellas nunca la aceptarían, por lo cual solo trató de llevar la fiesta en paz, pero nunca esperó que esas mujeres la odiaran tanto como para llegar a estos extremos, ya era hora de tomar cartas en el asunto, por lo cual este episodio no lo dejaría pasar tan fácilmente.

Estaba pensando en esto, mientras corría por las transitadas calles, cuando sintió que fue golpeada por un auto, lo supo porque alcanzó a distinguir el brillo de las farolas, estaba en el piso muy asustada, cuando vio un rostro muy atractivo que se acercaba preguntándole si estaba bien.

El hombre al sentir que había impactado con algo, bajó de su auto reuniendo la poca cordura que aún le quedaba, para auxiliar a la persona que había atropellado, no se imaginaba que en esa calle fría y mojada, sus ojos verían una aparición divina, la mujer que se encontraba en el suelo era la más hermosa que había visto en su vida, creyó que era un ángel que había bajado del cielo, para ayudarlo en esta dura situación que se encontraba.

—Estás bien?, ¿dónde te duele? —pregunta el hombre, después de salir de su aturdimiento, a la vez que inspeccionaba el cuerpo de Bárbara.

—Estoy bien, solo fue un leve roce —respondió Bárbara, con una sonrisa

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