Capítulo 4

La emperatriz se levantó de la banca y dijo a su doncella vamos tengo algunas cosas que hacer.

Denis empezó hacer memorias de lo que recordaba de la historia original después de que está se divorció, su familia quiso ayudarla, pero ella por orgullo la rechazó, no quería ser una vergüenza para su padre y prefirió vivir sus últimos días en soledad repudiada por la sociedad y viendo desde lejos como el amor de su vida era feliz con alguien más.

Denis llegó a su habitación y empezó a escribir en un diario todo lo que se acordaba. Aunque ahora ella ya no era la verdadera emperatriz y no planeaba atacar Maribel, las memorias de esta chica le hacían mantenerse alerta, ya que está siempre conseguía ganarse la simpatía de los demás y siempre terminaba dejando a Sabrina como la mala del cuento.

Hablando de malos de cuentos también en la historia había un villano quien meses después de morir la ex Emperatriz aparece en la historia y este es Simón de Bublé,el emperador de Amatista, quien al conocer a Maribel quedando totalmente enamorado por su fragilidad y delicadeza. Esté se obsesiona con ella e intenta conquístala aún sabiendo que está pronto será la nueva Emperatriz y más sabiendo que es concubina del emperador de Zafiro. Maribel solo podía verlo como amiga, ya que ella se había enamorado de Enzo y este ante el rechazo de la chica no tuvo mejor idea que iniciar una guerra que obviamente acabó con su vida, triunfando así el amor de estos dos protagonistas.

Denis no entendía por qué todas las novelas de amor eran así los protagonistas siempre terminaban juntos sin importar cuánta gente moría a su alrededor. Cerró el libro y se dispuso a escribirle al padre de Sabrina. Esté era el ministro de Guerra Enrique DuPont, quería informarle cuánto antes que planeaba divorciase del emperador. Denis no se quedaría en el palacio, ya que solamente encontraría su muerte ahí y no planeaba dejar que esa concubina arruinara más su imagen.

_ Señora Tomás, envié esta carta a mi padre. Mañana iremos de visita a su residencia.

_Por supuesta majestad.

Esta salió de la habitación y se fue en busca de un mensajero.

_ Bien lo primero que haré será separarme de ese tonto que dice ser mi esposo, yo no tengo ofició de alfombra como para que me anden pisando. Segundo voy a ir al imperio de Amatistas y trataré de salvar al villano. Además, ese si es un verdadero hombre, aunque tenga fama de mujeriego e indomable, no me gustaría verlo morir tan tontamente. Esa es otra cosa que jamás entenderé, ese Emperador siendo un don Juan deseado por muchas mujeres se fue a enamorar de la más tonta de todas y lo peor que terminó por obsesionarse.

Bueno ya no importa primero, lo primero, librarme de este estúpido matrimonio. Lo siento Sabrina, pero yo no recuperaré a tu hombre, para mí este Emperador no vale la pena.

Denis siguió meditando hasta que si doncella volvió y le informo que la carta había sido enviada y que el emperador le había enviado una invitación a cenar.

_ ¿Y tengo que ir?

_ Si majestad, es su esposo.

_ No por mucho, ¿Señora Tomás usted me seguiría si me voy de aquí?

_ Por supuesto Majestad, yo la seguiría a donde sea que vaya.

_ Gracias, entonces vaya preparando maletas. Por qué después de mañana las cosas van a cambiar.

Su doncella solo asintió algo confundida no entendía del todo las palabras de la emperatriz, pero está la seguiría sin importar que.

***

La hora de la cena había llegado y la emperatriz ya estaba listo para ser guiada hasta el salón donde estos comerían.

Al llegar se encontró con el emperador esperándola está se inclinó y se sentó en el puesto más alejado que había.

_ Veo que sigues con la actitud de esta mañana.

_ No entiendo a que se refiere.

_ A qué tomaste el puesto más alejado posible de mí.

_ Creí que no lo notaría, así como no ha notado muchas cosas.

_ Suficiente, sé clara Sabrina. ¿Qué sucede?

_ Sucede que quiero el divorcio.

El emperador dejó caeré los cubiertos y miro atentamente a su Emperatriz, vio la seriedad en su cara y supo que no era una broma.

_ ¿Hablas enserio?

_ Muy enserio. Esto último que pasó me terminó de abrir los ojos. Tú no te preocupas por mí, estuve tres días inconsciente y ni siquiera fuiste a preguntar si morí o seguía luchando por mi vida. Dices que todo lo hice por llamar tu atención, pero yo sigo convencida de que intentaron asesinarme, no esperaré a que eso pasé. Me amo y respeto mucho más que eso, así que te dejo tu vida en paz y solo pido el divorcio.

El emperador quedó atónito nunca espero que Sabrina le dijera esas palabras. Si bien él nunca llegó a amarla si le tomo cariño y que ahora venga a decirle así como si nada que se quería separar le hacía sentir un sentimiento de angustia en su pecho que no sabía bien como explicarlo.

_ Yo...

_ No tiene que decir nada, sé perfectamente que esto es un alivio para usted. Disculpe, pero no tengo apetito, así que sin más que decir me retiro.

Esta lo dejo con la palabra en la boca y se fue. El emperador quedó mudo no sabía cómo reaccionar ni que decir, solamente se quedó en silencio y luego de un rato se convenció a sí mismo que está solo estaba lanzando amenazas al aire. Tal vez tenía razón y con la llegada de Maribel la había descuidado un poco, decidió no darle vueltas al asunto y luego vería que presente darle para qué se contentará y olvidará las tonterías que acababa de decir...

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