Capítulo 5 El silencio de Gabrielita
Raquel había llegado a su casa hecha un mar de llanto, ya no soportaba el maltrato que durante toda su vida había tenido que aguantar. Fue demasiado humillante lo que el Lic. Blasco había decidido y más aún con la preparación que ella tenía profesionalmente.
Al entrar a su casa recordó que tenía que ir a buscar al colegio a Gabrielita, estaba tan desorientada por todo lo que le estaba pasando que por primera vez en la vida se había olvidado de su hija. Inmediatamente se secó las lágrimas y ni siquiera se cambió el uniforme de la clínica, sino que se fue corriendo así mismo a buscar a su niña.
El colegio quedaba a unas cuantas calles del apartamento donde vivían, así que solo se dio mucha prisa para tratar de llegar a tiempo, la niña salía a las 3:00 PM, estaba preocupada porque ya de por sí Gabrielita pasaba todo el día en el colegio desde la mañana hasta esa hora, precisamente porque no tenía con quién dejarla y para Raquel era mayor tranquilidad que estuviera en el colegio y así ella la buscaba al salir de la clínica.
Se hicieron las 3:30 PM y Gabrielita estaba sentada solita en un banquito que se encontraba en la puerta de la entrada del colegio acompañada por la directora la monja Sor Yeyé, que ya tenía que irse al convento. Todos los niños habían sido buscados por sus partes y la única que faltaba era Gabriela.
A pesar de que solo había sido media hora de retraso, para la niña de diez años fue una eternidad.
Raquel por fin llegó al colegio, sudada, con el cabello totalmente despeinado y casi sin poder respirar ya que venía acelerada tratando de llegar lo más rápido posible.
- Gabrielita mi amor disculpa pero es que se me hizo muy tarde, tuve muchas complicaciones en el trabajo. Y disculpe usted Sor Yeyé pero es que se me hizo imposible llegar a tiempo.
- No se preocupe señora Raquel yo sé perfectamente que usted nunca ha llegado tarde a buscarla, además solo ha pasado media hora desde la hora de la salida.
La monja Sor Yeyé era una mujer de mediana edad que había sido asignada por el convento para que dirigiera esa institución educativa. Ella era un ser humano estupendo, de buen corazón, además le gustaba mucho cantar y lo hacía demasiado bien. Siempre había querido ser artista, pero sus padres se lo prohibieron, además se había enamorado en su juventud de un hombre que tampoco aceptaron sus padres y como era una persona tan sumisa y bondadosa, prefirió elegir el camino de la religión y se metió a monja. Pero dentro de ella a pesar de la religión, y el hábito, se mantenía esa jovencita que no habían dejado vivir y ser quien realmente quería ser. Sólo tenía 40 años de edad, era aún muy joven, pero a pesar de no llegar a convertirse en una gran artista como tanto lo soñaba, ella era muy feliz sirviendo a Dios y ayudando al prójimo.
Le tenía mucho cariño a Gabrielita, principalmente porque sabía el problema de Bullying que por el que estaba pasando. Sin embargo ese día la maestra Alicia le había contado a Sor Yeyé que ya Alfredo el padre de Gabrielita, estaba al tanto de lo que estaba pasando, así que no vio necesario decirle a Raquel que era la principal responsable inconscientemente del Bullying de su hija.
Gabrielita estaba muy molesta y además no saludó a su madre, estaba callada como si estuviera ausente.
- Pero Gabrielita no vas a saludar a tu mamá? (Le dijo sor Yeyé).
La niña permanecía callada sumida en sus pensamientos, estaba muy molesta y no sabía cómo manifestarle a su madre lo que estaba sintiendo en ese momento. Ella en sus pensamientos solo se decía a si misma:
“Creo que fue hasta mejor que mi mamá llegara tarde, porque hoy no tuve que pasar por el mal rato de que se burlen de mi cada vez que ella viene a buscarme al colegio”
- Gabrielita mi amor pero no te quedes así callada, de verdad no fue mi culpa el llegar tarde, hoy fue un día muy difícil en el trabajo, por favor no me lo hagas aún más duro tú.
Sor Yeyé le dijo:
- Déjela tranquila señora Raquel, en cualquier momento se le pasa ese mal humor. Así son los niños se les pasa rápido el disgusto. Por cierto la maestra Alicia me dijo que está mañana la trajo el señor Alfredo y ella habló con él de un asunto bien importante. Cuando tenga oportunidad converse con su esposo al respecto, él le explicará mejor.
- Pero pasa algo Sor Yeyé?
- Es mejor que su esposo le explique además tengo que cerrar el colegio e ir a hacer otras tareas que tengo pendiente en el convento, hasta mañana Gabrielita. Nos vemos cuídese señora Raquel.
Sor Yeyé se quedó mirando desde la puerta del colegio como se iban alejando ambas y pensó:
“Pobre señora Raquel, me da tanto pesar su situación, es una mujer que se ve que es muy buena madre, pero lamentablemente su aspecto físico no la ayuda mucho y ella no hace nada por mejorar un poco. Ay Dios mío perdóname si la estoy juzgando, pero es que me preocupa mucho la salud mental de Gabrielita, los niños están siendo muy crueles con ella a consecuencia del aspecto de su mamá”.
Raquel iba tomada de la mano con Gabrielita mientras iban camino a su casa. Ella le preguntaba:
- Y cómo te fue hoy en el colegio? Aprendiste mucho?
Gabrielita caminaba mientras bajaba la mirada y no le respondía una sola palabra.
- Pero por Dios Gabrielita dime qué es lo que te pasa? Me estás asustando, acaso te pasó algo en el colegio que no me quieres decir?
La niña no habló el resto de camino a casa. Al llegar Raquel que ya de por sí estaba agotada tanto física como mentalmente del duro día que tuvo que pasar, le dijo:
- Bueno la verdad es que no comprendo qué es lo que te pasa Gabrielita, no me estás ayudando para nada con ese silencio, ya te dije que se me hizo tarde, pero eso no volverá a ocurrir está bien?
La niña la miró y le preguntó:
- Yo quiero que me pongas un transporte que me lleve y me vaya a buscar todos los días al colegio como lo tienen los otros niños.
- Pero Gabrielita vivimos muy cerca del colegio y no veo la necesidad de sacar un dinero extra en algo que podemos hacer todos los días caminando. Además es un tiempo que pasamos juntas porque trabajo todo el día y me gusta tanto llevarte al colegio.
Gabrielita se puso a llorar y salió corriendo a su habitación mientras lanzó la puerta. Raquel se quedó sin entender qué le estaba pasando, se quedó pensativa:
“Pero ahora qué le pasa a esa niña? no comprendo si ella estaba tan tranquila, bueno al menos eso es lo que yo creía. Pero algo raro le está pasando y yo lo voy a descubrir.”
Mientras esto pasaba, Alfredo había pasado buscando a la maestra Alicia cerca del colegio, habían acordado verse a dos calles de allí para así evitar comentarios de la gente.
- Hola señor Alfredo pero qué puntual.
- Pero como no serlo con una dama tan bella como usted. Bueno vamos, aquí en la esquina pasan muchos taxis.
- Ah pensé que usted tenía carro.
- Bueno si tengo lo que sucede es que se encuentra en el taller, le estoy haciendo unas reparaciones, pronto me lo entregan.
Por supuesto que todo eso era una absoluta mentira, pero él tenía que tratar de deslumbrar a la maestra y sobre todo darle a entender que él era un hombre trabajador y además emprendedor.
Se fueron en un taxi rumbo al bar donde cantaba Alfredo.
Por supuesto que Alicia quería engañarse a sí misma, haciéndose creer que solo había aceptado la salida con Alfredo única y exclusivamente para hablar del problema de la niña, pero en el fondo a ella le agradaba mucho Alfredo, además que le parecía muy atractivo.
Al llegar al bar por supuesto todo el mundo lo conocía, era muy popular en su ambiente y eso hacia que Alicia se sintiera aún más atraída por él.
- Vamos a sentarnos en esa mesa porque es la que está más cerca del escenario y quiero que me escuche cantar.
- Me parece bien.
- Y qué desea tomar?
- Bueno en realidad yo no tomo licor, estaría bien una limonada con granadina.
- Cómo? Limonada? Pero cómo se va a tomar solo una limonada? Por qué mejor no se toma una cerveza?
- Ay no cerveza no, por favor, qué dirán de mi sí me ve alguien del colegio? Además estamos aquí solo para hablar de Gabrielita.
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Comments
Silvana Maria LLanos Cantillo
las mentiras cuando se justifica para el mitómano se vuelven verdad los engañados son los que están alrededor como la maestra nunca vio a la niña llegando en carro y le creyó que están arreglando así dice muchas mentiras y ella cree
2023-01-20
1
Patricia Moreira
ESTE PENDEJO ES UNA RATA
2022-11-28
1
Micaela Ayala
Me encanta esta novela,gracias por actualizar.
2022-08-28
0