PROMESA

Mi vida, ven debemos hablar acerca de la manada de la señorita - Expresó Hades, agarrando las manos de Alya, aquella acción en el fondo molestó a Bianca, aunque no había razones.

- ¿Es la Alfa? - Preguntó Alya, aunque el cachorro estaba haciéndole difícil las cosas a su madre, Alya no estaba sintiéndose bien.

- Soy la Reina de una manada conformada solamente por lobos con el pelaje blanco - Respondió Bianca.

- La Reina de Hielo, Bianca, la que nació hace 500 años, tu poder es congelar nada más - Alya miraba fijamente a la mujer - ¿Qué buscas del Imperio? Alya tenía el ceño fruncido.

- La Paz, estoy enterada de los constantes enfrentamientos a los que se somete a los lobos, ellos también merecen tranquilidad- Bianca desafió con la mirada a Alya.

- Interesante, por supuesto todos merecen la tranquilidad, pero el Imperio no puede esperar a los enemigos sentados, aquello es cómo sentarme a esperar comida sin trabajar - La Reina era más dura - No podemos permitir que los enemigos vengan y se apoderen de la manada dejarlos que ellos hagan lo que quieran, el Imperio es cómo las Fuerzas Armadas de una Nación, las tropas van a Guerras para defender al territorio a la Patria, los lobos van también a guerras, para que sus hijos puedan tener un legado una manada un territorio.

- Bianca se había quedado callada, subestimó a Alya.

- Mi mujer tiene razón, siempre tenemos la opción de esperar al enemigo en casa, pero aquello podría llevar a la destrucción una manada, por eso decidimos atacar nosotros mismos, o esperar al enemigo lejos de la ciudad de la Manada, siempre protegiendo a los más vulnerables- Hades había alzado un poco la voz.

- Mi Rey, no se ha hecho la pregunta del ¿por qué tantas guerras, tantas muertes, quienes son los culpables? - Atacó Bianca.

- Amélie dejó escapar una sonrisa - Porque no es directa, usted dice que nosotros somos los culpables, por ser descendientes de las sombras.

- Bianca se sorprendió, definitivamente subestimó a madre e hija - Esa es la razón, sus poderes es la causante de que nuestro Imperio y nuestra especie esté peligro.

- Falso - Espetó Alya golpeando la mesa - Nuestros poderes es la envidia de otros, son ellos los culpables, fuimos los elegidos por alguna razón, para portarlos y llevarlos con honor, pero el enemigo se aferra a aquello que no le corresponde.

- Es lo mismo - Bianca volvió a atacar - Si no fuera por ustedes o por su Unión, las amenazas de ahora quizás no existirían.

- Pues que lastima, pero yo no me arrepiento, y volvería a hacerlo mil veces - Hades ya tomó las riendas de la conversación- Si usted dice que es la Paz, tomé el Reinado, yo no me opondré así la especie estará tranquila y yo estaré con mi mujer y mis hijos.

- Usted es el principal, el más importante mi Rey - Expresó Bianca.

- Por qué no dice por una buena vez lo que vino a buscar - Amélie ya se estaba impacientando.

- Solamente quiero la tranquilidad para todos los Licántropos, solicitó su autorización para permanecer cerca del Imperio, su Alteza. - Expresó Bianca ocultando las verdaderas razones de su visita.

- Lo analizaré en una asamblea con mi Reina y los Ministros, que tenga un buen día, pero pueden instalarse, eso no implica que se quedaran por mucho tiempo, si mi equipo acepta que estén cerca volveré a comunicarme con usted - Hades se levantó, entrelazo sus manos con la de Alya y salieron, Amélie por su parte observó por unos segundos más a Bianca, pero no había nada fuera de lo normal en ella.

- Nena - Susurró Hades ni bien salió del despacho - No te imaginas las ganas que tengo de quitarte ese vestido - Las manos del hombre se posaron en el pequeño abdomen de Alya.

- Te digo un secreto, tengo el encaje rojo, una perfecta combinación- Alya le susurró al oído a Hades - Hades quien te viera, tienes fama de ser duro, pero yo te la pongo más dura- La sonrisa seductora de Alya era todo lo que estaba bien para el Hombre.

- Créeme que si, de hecho, gracias a eso, estás esperando a mi cuarto hijo - Hades tenía una sonrisa Ladina, mientras pegaba más el cuerpo de su Reina al suyo.

- Te amo - Expresó Hades mordiendo el labio inferior de Alya.

- Es mi impresión nada más o la loba te miraba con mucha emoción- Preguntó la rubia mientras escuchaba los latidos de Hades.

- Pequeña Alya, deja que miren, yo soy tuyo, incluso si muero seguiré siendo tuyo, en esta y en la próxima vida.

- Tus palabras me prenden, creó que son las hormonas del embarazo - Alya se había sonrojado luego de pronunciar aquellas palabras.

- Ven, hagamos una travesura.

- No Hades, podemos hacerle daño al bebé - Alya se negó rápidamente.

- Estoy muy ofendido, no pensaba hacerte el amor, aunque ganas no me faltan ¿Confías en mí?

- Hades, lo haría incluso con los ojos cerrados, cómo no podré confiar en el hombre con quien comparto la cama, mis sueños, mis miedos, tú eres todo lo que está bien, mi mayor fortaleza.

- Alya, que voy a hacer contigo, cada maldito segundo que pasa te amo más - Hades agarró el rostro de Alya en sus manos depositando un camino de besos desde su rostro hasta su abdomen en dónde crece el cuarto hijo de la pareja - Ven conmigo, tenemos toda la tarde, antes de empezar con la ceremonia de transformación de mi Rayito de sol.

- ¿Ya has escogido su regalo? - Inquirió curiosa Alya.

- Mañana se lo voy a dar, ahora quiero estar con mi mujer - La pareja se adentró en el bosque, bajo la atenta mirada de Alya, Asher y Bianca.

- Eran las 11:30 A.M. Cuándo el día se volvió noche - ¿Qué has hecho Hades?

- Nada cariño, me has dicho que confías en mí, así que cumple tu palabra - Cada vez más se adentraban hasta el centro del Bosque, hasta que llegaron hasta lo que parecería ser un huerto.

- Has oscurecido solamente para traerme aquí- Alya pestañeaba varias veces.

- Si - Hades cargó a Alya en sus brazos provocando que su mujer gritara, la suave sonrisa de Alya posteriormente llenó de amor el corazón de Hades, aquella suave sonrisa era las esperanzas dentro de un mundo en dónde la maldad envenenó el corazón de muchos.

- Es un huerto lleno de cítricos saludables para un embarazo, te digo un secreto muy en el fondo lo preparé para Amélie, a pesar de todo sé que en algún momento nos dará un pequeño cachorro que se parezca a ella y por ende a ti - Hades pellizco la punta de la nariz de Alya - Pero gracias a mi buena puntería eres la primera mujer en entrar en mi huerto mágico.

- ¿Qué has hecho con mi pareja? Le diré a mi padre que te dé clases de cómo ser un papá oso.

- No soy nadie para quitarle la felicidad a mi hija, mi deber es protegerla y enseñarle lo bueno y lo malo.

- ¿Le enseñaste lo bueno? Alya enarco una ceja - Le has enseñado a matar.

- ¿Matar es malo? En mi diccionario dice que la Muerte es poesia, y que el color negro es belleza para aquellos que sepan de Arte- Hades le paso una naranja a Alya, el aroma que desprendía el fruto era tan dulce. - Ella sabe perfectamente lo que hace, además siempre estará protegida por mi poder, y si se equivoca ya tendrá una enseñanza - El Alfa poco a poco dejo que las sombras dejarán de opacar al sol.

- Mañana comenzaremos con el procedimiento para que Asher dejé el poder atrás, necesitó de la fortaleza de KAM, y mientras ella siga ejerciendo un poco de fuerza en él, el Lobo se va a debilitar y no puedo permitir eso, sin el poder recorriendo las venas de su progenitor. - Antes de que Hades continuara hablando Alya se llevó la naranja en sus labios de cereza y le hizo un gesto.

- Ya sé que todos los descendientes DuPont dejarán de tener un poder relacionado con las sombras, eso nos incluye a mí y a Siena. - Mi vida, yo siempre te protegeré, nunca dejaré que alguien te lastime, tienes la mitad de lo que yo soy.

- Se lo entregué a Amélie, pero no lo necesito, yo confío en ti, contigo a mi lado nunca me van a hacer daño - Alya tenía la certeza de eso.

- Es una promesa Yo Hades Dumonts te protegeré con mi vida, nunca soltaré tus manos, juntos en nuestro infierno vamos a compartir malos momentos y disfrutar de los buenos.- Hades beso las manos de Alya exactamente en dónde reposa el Anillo de la Muerte que él le había regalado en su primer aniversario de Union.

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