Iguales a su padre

🗨️ El paseo salió mejor de lo planeado, ya con todo en orden, fue mas fácil tomar decisiones, Cameron decidió quedarse en Florida, trabajaría desde la sede de los Ángeles y viajaría ocasionalmente a Inglaterra, su padre no tenía mucho por a hacer no tenía problema en quedarse, Frank trabajaría en su empresa de Florida y viajaría de vez en cuando.

Cameron le propuso cambiarse a una casa más grande, pero no lograron ponerse de acuerdo.

Carolina desempeña un papel muy importante en la empresa de Frank, aunque Cameron desea que trabaje junto a él, espera trabajar junto a ella, a aprendido a conocer su trabajo y se siente muy orgulloso.

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Llegó a casa y encuentro a mis hijos, su tío, su padre y su abuelo, discutiendo por cómo debían poner la mesa, mi madre los miraba desde la puerta de la cocina.

—Hola madre.

—Hola hija.

—Me cuentas a qué se debe la discusión en el comedor

—No lo creerás, llevan una hora discutiendo como poner la mesa.

—¿Y ya está la cena?

—Si estuvo hace quince minutos, están esperando para poderla servir.

-Pues yo tengo hambre y si no intervenimos continuarán discutiendo toda la noche.

—Ese trabajo te lo dejo a ti, yo disfruto de verlos discutir, son tan parecidos.

🗨️ Me acerco respirando y contando hasta cien, no puedo negar que la terapia funciona.

—Chicos buenas noches.

—Hola mamá, dicen mis hijos.

—Hola chiquilla, dice Frank.

—Hola princesa, dice Cameron.

—Hola hija, me dice el abuelo.

—¿Me pueden explicar qué sucede?

🗨️ Guillermo toma la palabra.

— Mira mamá, lo que pasa es que queremos cambiar la forma como ponemos la mesa, pero no logramos ponernos de acuerdo.

—Y no se pondrán de acuerdo nunca— le digo con calma.

— ¿Por qué dices eso?—Dice Frank hijo.

—Porque tu tío Frank y tu abuelo son iguales a su padre, su padre es igual a su abuelo y ustedes iguales a su padre y todos son igual de testarudos y quieren que hacer su santa voluntad, ahora pregunto ¿tienen hambre?

—Si —contestaron en una sola voz.

—Entonces vayan y se lavan las manos, los espero en cinco minutos para cenar.

🗨️ Salieron todos rumbo a cumplir la orden.

Mi madre y los empleados solo podían reírse, parecían un grupo de niños haciendo caso.

Limpie la mesa, la organice y di orden de servir.

—Hija ¿qué harás con estos hombres?

—No sé madre, pero será más fácil acomodar a los pequeños, que los grandes.

— Estoy de acuerdo contigo.

🗨️ Llegaron en silencio y procedieron a comer.

—Abuela tu comida estaba deliciosa— dijo Frank.

—Es cierto —dijeron todos a la vez.

—Mi chiquilla después de cenar, me gustaría hablar contigo ¿me acompañas al estudio?

—Claro, si deseas vamos de una vez.

🗨️ La expresión en la cara de Frank, logró preocuparme, quizá tenga que comentarme algo del trabajo.

—Te tengo un regalo, aunque no te lo debería dar porque me dijiste testarudo.

—Un regalo, pero ¿por qué?.

No hay ninguna celebración cercana.

—Y debe haber algún motivo para hacerte un regalo, pero bueno si no lo quieres.

—Si no me das mi regalo, no te ayudo con mi madre—Le dije poniendo carita de inocencia.

—A ver como es eso, pobre de mi sobrino como va a caer en tus manos, de verdad que eres un demonio.

🗨️ Saco una caja de su escritorio y la puso en mis manos.

La abrí y era un hermoso juego de accesorios, de rubíes y diamantes.

—¿Frank y esto a que se debe? Aún no es mi cumpleaños y no he hecho ningún milagro estos días.

—Pues aunque no lo creas, hiciste un gran milagro.

—¿Yo? Seguro no estas borracho.

—¡Tonta! Estoy en mis cinco sentidos.

—Cuéntame entonces.

—Hace unos días sin querer escuche la conversación que tuviste con mi sobrino.

—¡Aja! Sin querer.

—Te pondré una cinta en la boca, si me vuelves a interrumpir.

Todas aquellas razones que le diste a mi sobrino, para sentir algo por mí, llenaron mi corazón de alegría, eres la hija que nunca tuve, pero creo que ni llevando mi sangre te querría tanto como te quiero, siempre estaré para ti y nunca te dejaré sola.

Y quiero que me prometas que siempre contaras conmigo, no quiero que tengamos secretos. ¿Entendido señorita?

—Si señor, pero eso último se sintió como un regaño.

— Es un regaño, nunca me contaste que te habían violado y que él tipo te había escapado de la cárcel y te había amenazado.

—La verdad me daba pena, es algo que quise dejar en el olvido y se lo conté a tu sobrino porque es mejor que no tengamos secretos si queremos formar una familia.

—Eso me parece muy bien, ya hablaremos del tipo ese.

Ahora cuéntame como así que tu mamá me quiere.

—Sii, me lo dijo hace un par de semanas.

—Y no me lo dijiste, mereces un castigo por eso, a partir de hoy y hasta nuevo aviso no tendrás permiso de abrazarme.

—Los castigados seremos ambos.

—Entonces no, ven y dame un abrazo.

🗨️ Salimos del estudio en un total desorden con muchas risas y abrazados.

—¿Y a ustedes dos que les pasa? —preguntó lucero

—Conversaciones de padre e hija— contestó Frank.

—Tío vamos a jugar, hace tiempo no juegas con nosotros.

—Pero si ya les traje dos juguetes nuevos, su padre y su abuelo, ya no me necesitan para nada.

—¿Cómo qué no? — gruñó Guillermo con cara de bravo y cruzándose de brazos.

—¿Ya no nos quieres? —protesto Frank, escondiéndose tras de mí.

—Claro que los quiero, los adoro, pero pensé que querían compartir más tiempo con su padre y su abuelo.

—Si, eso es cierto dijo Guillermo, pero hoy queremos jugar contigo, mi abuelo debe descansar, jugamos con él toda la tarde y mi padre debe conquistar a mi mamá para que nos den un par de hermanitas.

🗨️ Todos rieron, yo sentía mis orejas calientes, mi cara estaba roja y mis manos sudaban, Cameron trato de salvarme.

— Niños, primero su madre debe decidir si se quiere casar conmigo.

—Cierto que aceptas mami, tú lo quieres mucho, ayer se lo dijiste a la tía patty cuando hablamos con ella.

—Les traje un café a los grandes y a este par de loras les traje un postrecito.

—Gracias madre— le dije con cara de me salvaste.

Cameron sonreía, sus hijos me habían delatado y él estaba feliz.

—Bueno estaba muy rico el café, me iré a jugar con mis adorables sobrinos y tú mi apreciado Cameron, te recomiendo que empieces a trabajar en el pedido de tus hijos, antes de que acaben con este par de ancianos.

No me mires así mi chiquilla traviesa, tú sabes que yo te adoro y más cuando estás enojada.

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