Libardo comenzó el día dando vueltas en su cama, las cortinas ya estaban abiertas, los rayos de luz llenaban por completo la recámara.
Un nuevo día tratando con jóvenes maduros e inmaduros, un día de búsqueda. Un día de ajetreo mental.
Abrió los ojos y salto. Una cómoda alfombra se extendió bajo sus pies. Se preparó pensando en dónde podría encontrar más genios que ayudarán a su madre, ya había dos en el complejo, pero parecía ser insuficientes para lo que se investigaban.
Ah, ¿por qué los genios eran tan escasos? Esta sociedad iría en decadencia si no producía personas que impulsarán un avance para la humanidad.
Tomo un almuerzo ligero y se marchó a la universidad, dejando el cocinero y a su secretario ocupados con sus trabajos del día.
- Hasta la tarde - Cerró la puerta del departamento.
Se ubicó en el mapa del campus, parado cerca de un recodo para subir un nuevo nivel, tenía que encontrar los laboratorios. Estaba pensando desechar esa forma de búsqueda, cuánto fue interrumpido.
- Hola. . . Libardo, qué bueno verte - Recordaba esa voz.
Despegó la vista de la inútil hoja. Frente a él estaba aquel chico de cabello gris que lo golpeó con la puerta.
- Buen día Logan, ¿Cómo te va? - Saludo recordando que no debía sonreír, por el momento.
- Bien . . . ¿A qué clase vas? - Era un chico lindo, cómo le decían también a él. Aunque no se veía cómo uno.
Para los que no lo conocían siempre cargaba esa mirada seria e imperturbable, salvo para los amigos, con los cuales solía relajarse un montón. Sin embargo, sus amigos se contaban con una mano.
Ese chico era demasiado tímido con él.
- Al laboratorio de química - Eso decía su listado.
- Qué coincidencia. . . yo . . . yo voy a ese, ¿quieres que vayamos juntos? -.
- Porque no, ¿que ha pasado con tu proyecto? ¿ya has encontrado algo bueno?
- Aún no. . . he estado investigando algunos temas - Podría verse que aún le dolía lo que había sucedido - Cambié de asesor, parece ser más serio con estos asuntos -.
- Qué bien que hayas encontrado alguien más serio en estos temas, todo mejorará, no te preocupes, esto fue un reto que tenías que superar -.
- Fue molesto, muy molesto, pero ya estoy algo mejor -.
- Así debe ser, no dejes que esto te haga decaer, no es bueno para la salud mental -.
- Sí lo dices. . . mira, este es - Interrumpió su charla.
Llegaron a un enorme aula bien equipada, con mesas de laboratorio y decenas de bancos. Con un pequeño letrerito en un costado, como si no quisieran que el aula fuera encontrada.
Justo antes de entrar el chico pareció recordar algo.
- Oh, no. He olvidado por completo algo. . . nos vemos más tarde -.
- ¿Seguro? Pero, ¿y la clase? -.
- Ya pediré notas, es algo urgente. . . hasta la próxima - Se fue apresurado por el pasillo en que llegaron.
Entró y saludo al catedrático, lanzó un glamur a la clase y tomo asiento en la mesa del fondo.
Abrió su cuaderno y fingió tomar notas mientras se concentraba en andar en las mentes buscando excelentes candidatos.
La mesa en dónde estaba la ocupaban otros cinco chicos, que prestaban atención a la interesante clase.
- Disculpa, ¿puedes alcanzarme el matraz que está en tu cajón? -.
Se dio cuenta que una voz femenina le hablaba. Volvió al mundo humano. Agarró lo que le pedía y se lo extendió con cuidado, dirigiendo al fin la vista hacia ella.
La chica era preciosa, ¿como nos había dado cuenta antes de su presencia? Si estaba en la misma mesa y para acabar frente a frente.
En su recorrido a través de las universidades recordaba haber conocido chicas hermosas, pero ninguna había llamado su atención como ahora. ¿Porque habría sido?
Ella tenía cierto encantó que la traía, aunque no lograba dar con el que, porque se encontraba algo abrumado.
Su físico no estaba mal, de hecho, era superior al promedio; esa combinación de ojos azules que oscurecían como una tormenta, ese sedoso cabello negro que parecía recién arreglado en una cara estética junto con su piel clara como la leche, formando un buen equilibrio.
Eran esos pequeños rasgos lo que la sacaban del promedio; sus ojos ligeramente rasgados, esa pequeña nariz respingona, ese pico de pato que hacía con los labios.
Le hizo sonreír olvidando que no debía hacerlo tan casualmente.
- Creo que encontraste algo interesante - Le comentó ella mirándolo de reojo, mientras escribía un dato en el matraz.
- Sí, sumamente interesante, me ha dejado desconcertado por completo -.
Ella tosió para esconder una sonrisa. Libardo pudo volver a sus sentidos, ¿porque había dicho eso tan casualmente? No era alguien que se dejara llevar como sea.
- ¿Siempre te sientas aquí? - Aún así, quería saber un poco más de la dama a su lado.
- Sí, solo que hoy se me hizo tarde - Peso una sustancia y continúo - Lo bueno que el catedrático es buena persona -.
- Supongo que sí - Sino no la hubiese conocido.
Desvío la mirada para no parecer un pesado, esta vez solo recorrió a la clase observando. Su atención era atraída una y otra vez hacia ella.
- ¿Eres alumno de intercambio? No te había visto antes - Ella tampoco quería dejar la interacción.
- Algo así, estoy de paso por una corta temporada - Rallo la hoja.
- Ya veo - La desilusión pasó por ese encantado rostro, por lo que se apresuró a decir.
- Pero es bueno hacer amigos a donde vayas, ¿no crees? - Y le guiño un ojo.
Ella se lo quedó mirando. No sabía cómo descifrar esa expresión, pero parecía más de complacencia.
- ¿Me estás pidiendo ser tu amiga? - Ella le tanteo.
- Si tú quieres - Se encogió de hombros como quitandole importancia mientras por dentro lo estaban comiendo los nervios.
¿Qué clase de sentimiento estaba experimentando que no lo conocía? Debía preguntar a su legión de científicos.
Ella inclino ligeramente la cabeza, como si pues a decir un gran secreto para él.
- Claro - Simple claro y sencillo.
Palabra que logró retumbar en su corazón, haciéndole sentirse dichoso. El almuerzo debía tener alguna extraña sustancia para tenerlo tan agitado. Fingió tomar unas notas más, pero al mirar bien, tenía más garabatos que letras. Dio por perdido esa hoja y parte de esa clase.
- ¿Qué te parece si comemos juntos? Aún no logro ubicarme muy bien en esta universidad - Propuso.
Ella se mordió ligeramente el labio, sonriéndole. ¿Qué estaría pensando?
- Bueno, hay que comer para tener más energía - Era un avance que no le hubiera rechazado.
¿Por qué debía rechazarlo para empezar? No le había propuesto nada indecente, pero sentía como si hubiera propuesto otra cosa.
El resto de la clase paso tranquilamente, con las ganas de que terminara ya.
- ¿Ya has visitado la cafetería del lado este? - Hablo ella mientras guardaba sus materiales.
...😺🤯👻
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