Un chico salió enojado del interior, pero al verlo cambió su expresión.
- Lo . . . lo siento - Saco una bola de papel higiénico y se la tendió - Yo. . . no te vi - Se retorció los dedos nervioso - ¿Estás bien? -.
El golpe lo había dejado noqueado. Miro hacia arriba para detener poco a poco la hemorragia.
- Va mejorando -.
- Creo. . . será mejor que consigamos un lugar para que te sientes - Recomendó mirando la sangre escurrir de su nariz.
El chico lo guío a uno de los salones contiguos y le arrimó una silla.
- Lo siento . . . estaba molesto. . . tenía un proyecto entre manos - Se pudo percibir al coraje en su voz - Me lo quitaron . . . era muy importante - Lucía decaído - Fui quien lo descubrió, quién hizo la estructura, quién busco con ahinco cada subtema . . . noches de desvelo y decenas de cafés, para que venga otro que se lleva bien con los profesores y le den mi proyecto como si nada - El chico parecía costarle pronuncia la oración completa.
Podía percibir que estaba en verdad enojado. Ese hecho solía pasar muchas universidades. Era tonto pensar que eran perfectas, pero era mejor seguir teniendo esperanza, aunque sea una pequeña pizca de esperanza.
- No te preocupes amigo, tal vez te esté esperando un proyecto mucho mejor, solo se está están acomodando las piezas -.
El chico de cabello gris lo miro con timidez. Al parecer le había dado confianza porque instantes después se miro relajado.
- Tal vez - Cedió pensativo.
El chico pareció mirarlo más detenidamente y luego volvió a bajar su vista.
- ¿Cómo va tu nariz? - Pregunto recordando el golpe.
- Creo que mucho mejor -.
Al quitarse el papel vio sangre fresca. Aun sentía el eco del dolor. Le vio buscar una botella de agua y rociar un poco en el papel. Se lo tendieron para que se quitará sus restos de sangre.
- No te había visto por aquí - Dijo el de ojos grises.
- jaja, de hecho, es mi primer día, y tú me has dado un interesante bienvenida por aquí -.
- Oh, no era mi intención golpearte, disculpa, venía enojado y yo. . . -.
Por un instante se vio tentado de mirar su mente, pero eso le quitaría lo interesante a la plática.
- No nos hemos presentado, me llamo libardo - Le tendió la mano para estrecharsela y sacarlo de lo que sea que estuviera pensando.
Aquel parecía dudar en tocarlo, pero igualmente le tendió la mano.
- Mucho gusto, Soy Logan - Y volvió a desviar su mirada.
¿Por qué parecía que se apenaba? Por un instante le vino una idea la mente; joder, vaya que si era cierto. . . Qué más daba, el chico le agradaba.
Podría haberse quedado un rato más con esta agradable persona, si una campanada no hubiese indicado el inicio de clase.
- Será mejor que nos apresuremos, me gusta la puntualidad a pesar de hacer mi primer día - Le sonrío para ver su reacción.
Aquel rostro mostró un leve sonrojo. Creyó mejor no volver a sonreír a ningún género, por las dudas.
- Sí, igual a mí, vaya coincidencia -.
Salieron del salón para dirigirse en diferentes direcciones, por ahora.
- Espero encontrarte pronto Logan -.
- Yo . . . yo también -.
Lo vio marcharse por unos segundos, luego se dirigió a la nueva clase. No volvería a olvidar ocupar el glamur.
¿En qué estaba pensando? Había sido una idiotez olvidar tan importante detalle.
Al dar su primer paso por la puerta, anclo en todas las mentes que era un tipo feo, de mirada dura y fría. Recorrió los asientos tranquilamente hasta el lugar escogido.
La mejora fue notoria. Esta vez comenzó su trabajo sin problemas.
Hay dos tipos de personas que forman parte de su empresa. La gente que le gusta perseverar y los genios, los cuales muchas veces se deja llevar por todo lo que saben.
Los primeros, los dejar en su empresa y a los segundos, les da una razón más poderosa para continuar; un desafío.
A veces es un trabajo complicado, porque muchos pueden aparentar lo que no son. Por eso le encanta explorar sus mentes sin que lo reconozcan, para no influir en los resultados.
En su primer día logró visitar un total de seis clases de diferentes carreras, incluyendo los dos primeros fracasos al iniciar.
El campo era enorme y con muchas carreras y materias opcionales. Haciendo sus cálculos determinó que en un aproximado de tres meses estaría completada su tarea.
La cuestión era de cuántos genios se encontraría para llevárselo a su madre.
Era hora de marcharse por hoy, tenía más asuntos que atender desde las sombras de su empresa farmacéutica, junto con algunas personas de confianza. Estaba algo cansado de tanto ajetreo.
En su camino, un grupo de chicos surgió en medio del pasillo, bloqueándolo. Formaban parte del primer salón al que había entrado en la mañana.
- Chico bonito, que bueno volver a verte - Se acercó uno de ellos hasta quedar frente a él.
- ¿Sí?, ¿a qué debo el honor de tu atención noble caballero? - Carecía de expresión para ese tipo de gente que buscaba problemas, siendo insondable como una piedra.
Aquél lo miro a los ojos tratando de desafiarlo.
- Espero no estés pensando molestar a nuestras chicas, eres muy bonito para tu propio bien -.
- Me alaban que se tomen tantas molestias, pero no estoy interesado - Además no tenía tiempo para chicas y problemas.
- ¿Acaso eres gay? Porque muchas de la uni están muy buenas - Rebatió esperando encontrar algo por lo que pelear.
- No amigo, solo que no son mi tipo, la mía es más como una pequeña ratona de biblioteca - Por no decir con suficiente cerebro para ser capaz de ser su igual y no una chica caprichosa.
Pero, ¿acaso este tipo lo entendería? Se veía más musculoso que cerebro. Era una pérdida de tiempo explicarse. ¿Cómo habría entrado a tan prestigiosa escuela?
- Oh, ya veo, si que eres un raro tío, mejor para nosotros - Chasqueo los dedos y todo el pequeño grupo se marchó siguiendo al sujeto.
¿Qué pasaba con ese sujeto? ¿Acaso estaba delimitando su territorio? Y él que creía que los humanos eran más racionales.
Tenía mitad humana y podía entender un poco su forma de actuar. Había crecido con decenas de científicos a los cuales les leía la mente cuando quería.
Pero estos hombres por lo general estaban centrados en investigaciones y muy poco en la vida familiar y social. Puede que le faltará un poco de vida social porque la familiar la tenía con creces.
Su familia era sumamente unida, sobre todo antes del accidente, ahora solo tenía a su madre para él solo, por ser hijo único.
No había hecho movimiento alguno para unirse a la vida social estudiantil. Más que pasearse por las dos primeras clases siendo el tipo más atractivo que hubieran visto decenas de chicas jóvenes en edad de casarse.
Qué tonto de su parte había sido eso. Ahí tenía el pago de su olvidó. Negó con la cabeza y siguió su camino.
Al parecer le iba como un guante el disfraz de chico despistado.
Se perdió entre los pasillos para volver a la calle poco transitada dónde lo esperaba su chofer Simón para regresar a su departamento.
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