capitulo 2

Rodrigo

Soy Rodrigo Madrigal soy un joven empresario aunque mis padres tienen los viñedos más importantes de California e Italia yo decidí dedicarme a otra cosa mis empresas real ente es de desarrollo tecnológico, siempre fui un nerd el la escuela el chico de las mejores notas y aunque tuve varias aventuras con infinidad de chicas siempre las mantuve en secreto no quería que llegara a oídos de mi familia, tanto que ellos pensaron que era gay, clásico uno no es mujeriego y resulta que uno es gay así que pactaron con la familia Villanueva para que me comprometiera en matrimonio con su hija Bárbara yo no puse objeción después de todo no creo en eso del amor son simples cursilerías, además esa alianza beneficiaria a mis empresas y aunque Bárbara era una cabeza hueca, superficial tenía lo suyo, parecía una muñeca Barbie todo bien puesto en su lugar y una cara muy hermosa la envidia de cualquier mujer y el deseo de cualquier hombre por lo menos el sexo era bueno con ella, si que lo hacía bien pero era eso solo sexo sin emisiones solo un desahogo físico, una necesidad fisiológica. Faltaba un mes para la boda así que las despedidas de soltero estaban a la vuelta de la esquina y hoy no sería la excepción tome mi auto por la mañana tenía que una reunión con unos inversionistas salimos Roberto y yo manejaba mi Mustang amarillo esa era mi mayor tesoro mi auto favorito una réplica exacta al de Transformers era un día cualquiera hasta que se me apareció un imbécil que no sabe conducir me baje furioso por poco choca mi auto favorito y eso sí no lo perdonaría.

---¿Qué no sabes manejar?--- le grité muy alterado cuando vi a la pequeña ocupante del auto descender .

--- Pues no sé estoy aprendiendo--- dijo ella con una carita tan tierna parecía una niña de escasos quince años era la típica Lolita, la princesita de papá fue inevitable reír cuando nuestras miradas se cruzaron.

---- Niña eres un peligro te ayudo estacionar tu auto, tu padre no sabía lo que hacía cuando te dio este auto---

--- No soy ninguna niña soy toda una mujer---

--- Si, claro--- reí, le hice una seña pidiendo las llaves del auto, ella me hizo un puchero de desagrado, estacione su auto y subí al mío.

--- Si que era linda la niña--- dijo Roberto.

--- Has dicho bien una niña y a mí me interesan las mujeres---

--- En eso tienes razón es una pequeña niña quizá dentro de cinco años y sea legal la busque porque esa belleza es inigualable---

--- Tu si que estás enfermo--- le dije lleno de furia pero que era lo que me había pasado porque tuve este sentimiento tan extraño era como si estuviera celoso, pero yo ¿Celoso? No lo creó.