Mirada desde un Duque enamorado...

Relata el Duque Demonio

Estaba siguiendo a unos hombres que hacía rato estaba buscando, se encargan de secuestrar jóvenes y venderlos como esclavos, si no le debiera al emperador el que me permita estar aquí en el reino, no estaría haciendo esto,… Por las buenas, ya hubiera hecho una masacre con esos insectos, pero quiere que el hijo tome popularidad, lo bueno que este favor va a durar bastante y por un tiempo no va a molestarme.

Cuando veo que en unas calles más arriba estaba la joven Ludmila, por qué siempre la encuentro en situaciones raras, qué hace caminando sola por la calle a estas horas, no veo a los guardias que siempre la siguen.

Decido acercarme sin que se diera cuenta, cuando le hablo al oído como la anterior vez, veo como su cuerpo con una agilidad impecable me deja inmóvil contra la pared y con esa daga en mi cuello, esto es muy excitante, nunca nadie se atrevió a desafiarme y esta muchacha ya dos veces amenaza mi vida. Veo que se quiere alejar, yo no quería, quería seguir sintiéndola cerca, su aroma a rosas era tan tranquilizador, la tomé sin pensarlo de la cintura y la atraje lo más cerca que podía, a mi cuerpo, con la excusa que esos hombres eran peligrosos, si ella quería podía matarlos a ambos, siento su fuerza, y siento que contiene dentro suyo mucha magia, pero usé una mentira piadosa, para mantenerla cerca quería seguir abrazándola, el roce de su cuerpo despertaba una oleada de sentimientos en mi interior que no los podía explicar, la necesitaba cerca el mayor tiempo posible, ella tampoco puso resistencia, pero cuando vi que observo a esos ombre, pude ver la ira en sus ojos , me ofrezco a ayudarla,

-Si quieres los podemos rescatar, solo tenemos que seguirlos... si quieres te ayudo.-

-Sí, quiero que esos desgraciados paguen.-

-Sus deseos son órdenes, mi princesa.-

Me puse tan feliz que no me rechace, no puedo dejarla sola, si lo hacía, ella sola iría tras esos hombre, no puedo permitirme ponerla en peligro.

Llegamos donde se esconden esos desgraciados y puedo ver lo impaciente que esta mi princesa, no le soltaba la mano, creía que si la soltaba se iría lejos, no podía dejar que eso pase.

-Espera, tenemos que entrar sin que se den cuenta, esos jóvenes todavía no van a ser vendidos.-

-¿Tú cómo sabes?-

-Hace rato los vengo buscando, me pidió el emperador que los capture, están secuestrando muchos jóvenes y los venden a nobles de otro reino como esclavos.-

-¿Duque ese no sería el trabajo del príncipe?-

Cuando escuche que nombraba al príncipe, acaso los rumores sobre ella eran cierto…. Estará enamorada de ese ser despreciable… un dolor en el pecho me inundo por completo, quería ir a asesinar a ese mujeriego, por lo menos se hubiera enamorado de alguien decente, pero de esa escoria inservible no… le conteste tan cortante….

-¿quieres que ese idiota este aquí?-

-No, prefiero mantener a ese príncipe lejos mío.-

Sentí como me volvía el alma al cuerpo, escuche bien, lo quiere lejos…. Cambie mi humor y volví a mi paz anterior….

-Respondiendo a tu pregunta, el emperador no confía en él, por eso me envía a mí, le debo algunos favores, así que hago el trabajo detrás de escena.-

-Pero…¿ alguien se entera que lo estás haciendo?-

-No, solo mis guardias que ya están rodeando el lugar y el emperador.-

-Prepárate para entrar princesa, puedes rescatar a esos jóvenes por ti misma, no te alejes por las dudas.-

Luego de un rato de estar liberando a aquellos jóvenes, aparecen los hombres que estaban en la calle y cuando volteo a ver a mi hermosa mujer, un brillo de maldad sobresale en su mirada, es tan bella, veo como los ataca, no intervine, ya que se veía que se estaba desquitando con aquella escoria. No voy a negar que quisiera arrancarles la cabeza cuando escuche que la insultaban. Pero ella sola se encargó de hacerse justicia por si sola.

Cuando los atamos para sacarle información ya que los jóvenes que quería rescatar la señorita no estaba, escucho como los comienza a amenazar y empieza a reír, a otro le parecería una risa siniestra, pero yo no puedo dejar de mirarla con cariño, se ve tan sexi con esa daga…. Me sorprendo cuando el hombre que seguía despierto empieza a pedir mi ayuda, sonrió por la situación.

-Por favor Duque, si me sacas de la vista de esta mujer loca, diré todo, pero por favor, aléjala de mí.-

-Está bien ya no dejaré que mi princesa te siga dañando si nos cuentas todo.-

Quería que todos escuchen que esta mujer tarde o temprano iba a ser mía, voy a hacer lo imposible para que se enamore de mí. Escucho a esa abominación cuando comienza a hablar, recuerdo que no hice negocios con ese Conde, ya que no me caía bien su hija, ella fue una de las que reía cuando saque a la señorita Ludmila del estanque. Su padre quiso presentármela para hablar de un posible matrimonio, la chica me tenía miedo, pero más le importaba mi fortuna y trataba de convencerme para terminar juntos en la cama. Recuerdo bien a esa familia y no hice nada en ese momento porque eran amigos del emperador… seguía escuchando la basura que salía de la boca de ese tipo, hasta que no pude soportar más, que nos gustan jovencitas y vírgenes, sino que son seres usados… no pude contenerme más y de un golpe lo remate… creí que se enojaría, se asustaría; sin embargo, su respuesta fue inesperada.

-No te preocupes si no lo hacía usted, lo hacía yo.-

Esta chica tiene que ser mía, definitivamente, no dejaré que nadie la lastime. Le ofrecí que me ayude a rescatar a ese par de jóvenes, sabía que el conde no estaba, tenía que idear un plan, donde no deje lugar a que intervenga el emperador, no estoy seguro si todavía defenderá a Baldron, pero no pienso dejar cavos sueltos. Ella se ve tan decidida a ayudarme….

Deje todo en manos de mi comandante y único amigo Julian Celenio, es en la persona que más confió. Pero a veces se pasa, se acercó cuando todavía estábamos allí con Ludmila,

-Hola bella dama, mi nombre es Julián Celenio comandante de las fuerzas del Ducado Greyel y único amigo de este demonio, ¿a quién tengo el placer de saludar?-

Me interpongo en el momento que le besa la mano, y lo traspase con la mirada, se atreve a burlarse de mi delante de ella.

-No hace falta que sepas quien es-

Para mi sorpresa Ludmila sale de atrás mío y hace una reverencia.

-Saludos, comandante y único amigo del Demonio, soy la segunda hija del Ducado Plater, Ludmina Plater, es un placer conocerlo.-

No podía creer lo que escuchaba ahora ella se unía a la burla de mi sobrenombre…

-No te preocupes parece amargado, pero es un buen chicos, por fin puedo conocerle una chica.-

Mi cara se lo comía vivo mientras él ponía una sonrisa burlona,

-Oooh me sorprende, creí que el Duque al verse en tan buena forma, tendría un sequito de mujeres siguiéndolo.-

Por qué ella cree que tengo muchas mujeres… voy a tener que mostrarle que no soy así…

-No se preocupe, nadie se atreve a acercarse a este Demonio, usted es la primera que veo que no tiembla al hablarle.-

Interrumpí, ya sentía que se estaban entendiendo demasiado bien estos dos y todo para molestarme.

-Comandante ¿no tiene trabajo que hacer? Yo llevaré a la señorita a su casa-

-Claro ustedes salen a divertirse en una cita y me dejas todo el trabajo pesado.-

Esperaba que ella no note mi cara que ardía en llamas, sin embargo, cuando la vi se estaba riendo, prefiero que se ría de mí a que siga de malas por ese Conde.

La acompañé hasta el Ducado. Me dijo que no la siguiera más, ya que se había escapado y tenía que entrar a escondidas, pero mi curiosidad pudo más, y me negué a dejarla sola hasta que no la viera dentro de su casa.

Cuando llegamos al balcón de su habitación, me empieza a apurar que me vaya porque pronto seria la ronda de los guardias que la cuidaban, me acercó y suavemente le deposito un beso en su mejillas, y le digo con una dulce voz.

-Descansa mi princesa, ya que no estás enferma, mañana vendré a verte para arreglar los planes para rescatar a aquellos jóvenes.-

Estábamos tan cerca que podía sentir como su respiración dejo de ser regular, sus mejillas se sonrojaron y acto seguido me empujó suavemente.

-Sí, si ten buenas noches.-

Cerró la ventana de su balcón y vi como saltó a su cama.

Me fui feliz sintiendo todavía el roce de su piel en mis labios.

Cuando llegue al lugar de los hechos, veo al idiota del príncipe,

-aquí estas Duque tiene tiempo de estar por ahí cuando el trabajo no está terminado.-

Me imaginé como mi espada le cortaba su cuello y separaba esa horrible cabeza de su torpe cuerpo. Sin embargo, estaba demasiado feliz como para que arruine mi momento.

-Comandante Celenio, ya llegó su alteza, con sus hombres, nosotros nos vamos.-

-Si mi señor.-

-Esperen, no pueden irse, tienen que terminar esto, te ordeno Duque que hagas tu trabajo-

Me acercó a su cara para que me escuche muy bien

-Mire príncipe de cuarta, este es tu trabajo, si quieres que sea mío entrégame tu maldita corona, que te queda más que grande.-

- Estas amenazando a un miembro de la realeza.-

-No se confunda futuro sol del imperio, si aún lo quiere seguir siendo, a mi Ducado nadie le da órdenes, yo solo le advierto que los accidentes suelen pasar, porque no tiene cuidado a quien ofende y por una vez agradece porque alguien más hace su trabajo, salúdeme a su padre de mi parte-

Me fui con una sonrisa

-Veo que esa señorita puede lograr cosas increíbles, ahora me das más miedo que sonríes a cuando estas serio, ¿que hizo con la señorita?, ¿ya la comienzo a llamar cuñada? –

-no hicimos nada, solo la lleve a su casa.-

-¿Claro y por eso irradias felicidad?-

Volvimos al Ducado mientras Julián aprovecho mi buen humor y me hacía burlas durante todo el camino…..

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