Capítulo 12

No era feliz pero al menos vivía en paz en mi apartamento dónde aunque no tenía los lujos con los que crecí tampoco los necesitaba. Mi padrino quiso varias veces que tuviera cosas más lujosas, incluso planeó remodelar todo y contratar profesionales para tener mi lugar tal como lo merezco.

Aprendí duramente que el dinero no trae la felicidad y que aveces quien menos tiene es más feliz que una persona con una cuenta bancaria con varias cifras.

Dejé de cantar por años hasta delante de él porque cada vez que me escuchaba me decía que me regalaba mi primer disco, que solo tenía que poner día y horario para comenzar a grabar, que tenía todo para ser una gran y reconocida estrella.

Vivo escuchando música y cuando voy a visitarlo a su casa suelo sentarme en el piano a inventar melodías para las canciones que compuse que quedarán encerradas en aquel cuaderno que llevo a todas partes los últimos días.

El hijo de mi padrino es un gran amigo mío, aveces pienso que es el hermano que jamás llegué a tener. Él es quien sabe muchas cosas de mi dado que tenemos edades muy similares. Incluso es el único que supo de la relación que no prosperó a causa de la fama, algo muy doloroso que viví recientemente.

Conocí a Tony cuando trabajaba mientras estudiaba en ese momento tan difícil y complicado de mi vida y luego nos dejamos de ver. Él dejo de ir a mi trabajo a comer y yo me alejé por lo de mis padres pero años más tarde lo ví en la discográfica.

Él tocaba el bajo en una banda de rock y aunque no fui sincera en cuanto a mi identidad lo llegué a querer mucho pero pasó con él lo que con tantos ocurre.

Ganó popularidad con la banda y junto con el dinero llegaron las fiestas y los problemas. De primera todo entre nosotros marchó muy bien e incluso buscábamos el tiempo para vernos. Incluso fue mi primer hombre, primer beso, primera vez. Creí amarlo y creí también que me amaba.

Las circunstancias nos alejaron porque sus tiempos eran cada vez más escasos y cuando lo ví un día que fui a su apartamento en plena celebración súper borracho, con sus amigos consumiendo drogas supe que él iba encaminado a vivir lo mismo que mis padres.

Dejé de verlo y él jamás me buscó de nuevo, poco después lo ví en las noticias con una mujer en cada brazo pero no me dolió tanto como creí aquello.

Me afectó más ver qué su vida estaba rodeada de excesos y de saber que más tarde o más temprano acabaría en desastre.

Luego de esa relación pasé dos largos años lejos de los hombres porque no quería vivir nuevamente una desilusión ni infidelidad. Además no me sentía bien comenzando una relación con mentiras.

Quien conmigo estuviera debía al menos conocer mi identidad y mi pasado. No podría jamás tener una relación seria ni hijos de esta manera y hasta que no conociera al hombre que me llevara a confiar ciegamente en él me quedaría sola y estaba bien con ello.