—Yo... enserio lo siento, es solo que —solté un suspiro mientras el me miraba expectante—, supongo que soy muy curiosa y hace tiempo nadie se mudaba a este pueblo, muchas personas deciden mejor ir a la ciudad de al lado, y pues, luces como esas personas.
—¿Esas personas? ¿Qué significa eso?
—No me malentiendas —aclaré rápidamente sin querer agrandar más el problema—. Es que te ves como esas personas adineradas y presumidas que deciden la ciudad de al lado porque creen el pueblo es para... personas decadentes.
—Bueno, creo que todos nos equivocamos. Tú definitivamente no te veías como una persona prejuiciosa.
Él se veía un poco decepcionado, lo que hizo que me sintiera peor. No puedo ir por ahí juzgando a las personas solo por como lucen, eso solo me haría como las personas que apenas me veían lanzaban una mirada de disgusto porque pensaban que era algún tipo de aberración. Supongo que de ahí inició mi desconfianza, temía que cada persona nueva que conocía fuera como esas que toda mi vida han estado marginandome.
—Yo, enserio lo siento, no quería que te sintieras ofendido.
—Tranquila, como dije; todos nos equivocamos—le di una pequeña sonrisa tímida —. Que tal si empezamos de cero.
Asentí, agradecida con la nueva oportunidad. Era momento de salirme de mi zona de confort, de extender mis alas, por más cursi que eso sonara, y que mejor que tener un nuevo amigo para hacerlo.
—Bueno. Hola, mi nombre es Vicente.
Me río, agarrando un poco de valor.
—Hola Vicente, yo soy Juniper.
Es un gusto conocerte Juniper.
—¡Vamos, Juniper, Juniper! — animaban Vicent y Grace detrás de mi. Titubeante me acerque al buzón para poner mi carta de admisión a la universidad.
Hoy era el ultimo dia disponible para mandar las cartas. Estaba nerviosa, estuve días dudando de mi misma, sintiendo que seria una perdida de tiempo enviar la carta, y si no fuera por Vicent y Grace tal vez hubiera perdido mi oportunidad.
Habían pasado dos meses desde que conocí a Vicent, y a pesar de mi desconfianza hacia él en el principio, nos hicimos buenos amigos. Descubrí que venia de otro estado y que se había mudado aquí por un puesto de trabajo en una empresa de construcción. Él era un par de años mayor que Grace y yo, pero eso no impedía que cada vez que hacíamos planes él actuara como un adolescente más, aunque no estaba tan lejos de esa edad.
Grace en un inicio se mostró renuente a conocer a Vicent cuando se lo quise presentar, poco después me confesó que estaba un poco celosa, siempre habíamos sido solo nosotras dos después de Arthur, añadir a alguien más a la ecuación se sentía un poco fuera de lugar, incorrecto, pero ella entendía que no siempre seriamos nosotras solas, ambas iríamos a la misma universidad si nos aceptaban, pero no a la misma carrera, así que en cualquier momento alguna de las dos conocería personas nuevas y nos alejaríamos poco a poco, íbamos a intentar con todas nuestras fuerzas que eso no pasara pero no podíamos negarnos a las posibilidades, así que era mejor que de una vez nos preparáramos en caso de que pasara, así que practicábamos nuestra socialización con Vicent ¿Éramos negativas? Un poco, sí, se podría decir.
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