Pero no tenía problemas en analizar al nuevo vecino. Mamá y yo no teníamos mucha relación con los demás vecinos, pero tenía que estar segura de que el nuevo vecino no fuera alguien malo ¿verdad?
¿Lo sabría con solo mirarlo? Probablemente no, pero no subestimaba mis habilidades. Me costaba confiar en personas nuevas, las pocas veces que lo había hecho salió mal. Y el vecino nuevo no se veía como esos vecinos con los que podrias hacer un asado.
Está bien, tal vez lo estoy observando como una acosadora. Él volteó viendo para todos los lados como sintiendo mi mirada, y estoy a punto de quitarme de la ventana cuando mi mirada choca con la suya.
—¿Qué haces cariño?
—Nada —Me quité rápidamente de la ventana, antes de hacerlo más raro.
—¿Estabas espiando al nuevo vecino, Juniper?
—¿Q-Que? No. ¿Por qué lo haría? —Fingí demencia.
Mamá me mira sospechosamente.
—Lo ignorare por ahora.
Asentí repetidamente.
—¿Hoy iras a trabajar?
—Si, cariño, ya... ya no puedo seguir así.
Ella se veía renovada, no parecía que hace un par de días no podía ni levantarse de la cama.
Eso me hacía sentir orgullosa y preocupada a la vez, porque siempre era lo mismo, pasaba unas semanas en un cuadro depresivo, y luego volvía a la normalidad como si nada hubiera pasado, y yo siempre esperaba tontamente que esa fuera la última vez. No sabía cómo ayudarla, y tenía el presentimiento de que no quería ser ayudada.
—Está bien, mamá, me alegro —me levanté del sofá y agarre mi bolso —Ya me voy.
Que te vaya bien, cariño.
Las clases fueron normales; si ser molestada constantemente por Olivia y comer en el patio escondida junto con Grace, cabe dentro de lo normal, sí, fueron normales. El profesor Irwin me había interceptado a la mitad del día insistiéndome en que tocara una canción en la fiesta de graduación pero me había negado inmediatamente, no sería capaz de pararme en el podio sin vomitar, A pesar de mi negación, él me había dicho que lo pensara pero ya estaba decidido.
Al momento de llegar a casa el vecino nuevo estaba afuera arreglando una motocicleta. Raro, no la había visto en la mudanza. Cuando subí al porche de mi casa escuche un siseo viniendo de la casa de al lado. Temerosa voltee encontrándome con la mirada del vecino fijada en mí.
—¿Acosas a todos tus vecinos nuevos o es algo personal? —quedé paralizada.
Demonios, se había dado cuenta.
—Ah, no, yo- yo —no encontraba ninguna excusa creíble, no sabia que decirle.
—Ya veo —asintió como si estuviera resignado—. Así que solo soy yo.
—No, no es eso, es solo que no se mudan muchas personas por aquí, sentí —hablé rápidamente—. Lamento si te hice sentir incómodo.
—Esta bien, fue gracioso ver lo poco discreta que eras. Soy Vicent, por cierto.
—Juniper.
La vergüenza se comenzó a mostrar en mis mejillas, podía ser desconfiada, pero creo que eso no me daba derecho a espiarlo descaradamente. Mis tiempos de analizar a las personas debían terminar.
—Tranquila, Juniper, parece que tus mejillas están a punto de explotar —baje la vista sintiéndome un poco humillada, a pesar de saber que solo eran las consecuencias de mis acciones —. Mejor dime porqué me espiabas.
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