—Buenas tardes —mi voz suena lo suficientemente fuerte para que todos nos volteen a ver y se callen.
Todos quedan a la expectativa mientras me dan miradas curiosas. Ellos saben que el verdadero dueño de la empresa llegaba en estos días pero nunca me habían visto antes, así que es esperada su reacción. Jonah se aclara la garganta antes de empezar a hablar.
—Bueno, como sabrán, mi estadía aquí era temporal, y quiero presentarles al que será su jefe de ahora en adelante. Él es Shane Conwell, la empresa lleva su apellido, así que—
—Es un placer conocerlos —interrumpo a Jonah antes de que continúe con su verborrea—. Sé que soy un extraño para ustedes y que les costara adaptarse a mis métodos de trabajo, que, de una vez aclaro son muy diferentes a los de su actual gerente, pero no me importa, quiero diligencia y formalidad, así que vayan amoldándose a eso.
Todo el salón queda en completo silencio que se escucha el bufido de Jonah a mi lado. Los empleados se miran entre ellos con discordia, pero, como dije, no me importa, no vine aquí a jugar o a ser un jefe bondadoso, eso se lo dejo a Jonah, que, estoy seguro que tuvo un mando blando.
Me doy la vuelta dejando ahí a los empleados incomodos, con Jonah siguiéndome.
—¿En serio, Shane, tenias que ser un completo imbécil ahí adentro? Si lo que querías lograr era que te odiaran, felicidades, lo lograste.
—Vine aquí a trabajar, no a hacer amigos.
Demonios, hombre, que te pasó en Los ángeles.
Ignorándole sigo caminando hasta el ascensor, pulsando el botón al estacionamiento subterráneo. Jonah entra antes de que las puertas de metal se cierren.
—No te cierres conmigo amigo —murmura con simpatía—. Se que siempre has sido un completo hijo de pero lo de ahí afuera, fue otro nivel.
Sigo en silencio hasta que las puertas del ascensor se abren. Sin decir nada continuo mi camino hasta mi auto.
Despierto después del medio día, desde que dejé Los Angeles me estaba costando dormir, pero necesitaba comenzar a controlarlo, ya el lunes tomaba mi puesto de manera inmediata, tenia que llegar al menos una hora antes que cualquier empleado. Me gustaba la puntualidad, al punto que podía ser un poco excesivo sobre eso.
Miro la sala amueblada con sabanas blancas encima. Sera mejor que empiece desde ahora, tengo un gran trabajo que hacer arreglando esta mierda hasta que encuentre una ama de casa capacitada. Empiezo quitando las sabanas sacudiendo el polvo de los muebles. Las dejo a un lado para después botarlas.
Después de un par de horas la sala y la cocina se ven un poco menos del asco. La limpieza no es lo mío. Perfectamente pude haber contratado alguna compañía que limpiara este lugar, pero, a la mierda si no necesitaba algo con que distraer mi mente. Pude ir a la empresa, pero no estaba de humor para lidiar con Jonah y sus reproches sobre mi comportamiento. No estoy para dar excusas baratas o explicaciones.
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