—A este paso, entraras a la universidad pudiendo decir toda una oración sin tartamudear.
—Lo sé —dice emocionada.
Tres horas después termino mis clases sin ningún inconveniente. Por suerte, las únicas clases que me tocaba con Olivia no eran hoy, de ahí he estado caminando cautelosamente evitando encontrármela. Tal vez hoy andaba de buen humor porque tampoco creo que haya hecho mucho por encontrarme, no como otras veces que manda a sus secuaces a buscarme o si anda muy motivada me persigue ella misma. ¿Qué hace la preparatoria por las situaciones de acoso escolar? Absolutamente nada. Menos si la acosadora es Olivia Adams. Prefieren hacerse los ciegos a que perder las donaciones millonarias que hace el caritativo padre de Olivia. Su padre es el dueño de una gran empresa industrial y posee una gran fortuna, eso es lo único que sé gracias a lo poco que he podido escuchar de otros, y me rehúso a buscarlo en Google, quien sabe que me encontrare, es el hombre que crió a una chica como Olivia, creo que no hay mucho que esperar de él.
La cosa es que, tendré que soportar este infierno por un tiempo más, al menos agradezco que este es nuestro último año y que podido sobrevivir todos estos años, sé que muchos no lo logran cuando se trata de este tipo de situaciones. A pesar de no poder defenderme, no puedo darme la posibilidad de ser débil, tengo que llegar a casa con una sonrisa y ser la fuerza de mamá.
—¡Juniper! —el llamado me saca de mis pensamientos. Volteo encontrándome con el profesor Irwin caminando hacia mí con mi guitarra en mano.
¡Demonios! Se me había olvidado que en la clase de ayer la había dejado en el salón de música. Aquí es donde me doy cuenta que, en serio debo tener la mente abrumada como para olvidar algo tan importante botado
—Oh Dios mío, en serio, muchas gracias profesor Irwin — murmuro recibiendo la guitarra cuando el profesor de música me la tiende.
—No te preocupes. Debes ser más cuidadosa.
—Lo soy —refuto cuidadosamente —, es solo que últimamente ando distraída.
—Lo entiendo —contesta—. Por cierto, la canción que tocaste fue maravillosa, ¿es una canción propia?
Ah, sí. Ayer en un momento de debilidad dejé mi timidez de lado y me atreví a tocar en frente de 18 estudiantes, claro, sin poder levantar la vista de las cuerdas de la guitarra, pero al menos lo logré.
—Ah, no, es una canción que —trago un poco de saliva— un amigo me enseñó.
—Bueno, la tocaste de maravilla, si sigues así creo que tendrías un gran futuro en la música.
—Muchas gracias, profesor, pero tocar la guitarra solo es uno de mis hobbies, honestamente no es algo que me veo haciendo en el futuro.
—Una lástima, podrías haber sido la próxima Michael Hedges —dramatiza.
Suelto una carcajada, pensando en las posibilidades. Tocar la guitarra es algo que me apasiona, sí, sin embargo, está lejos de lo que quiero dedicar en el futuro.
—Me alaga, pero lo dudo mucho. Además, solo hago covers, en lo que si no tengo nada de talento es en la composición.
—Como dije: una lástima —dice.
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Helena Ramirez Vargas
Será
2022-09-27
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