Destino o curiosidades?

Habían pasado ya tres días desde que ví partir a Lya en un taxi y aún no había podido hablar con Mercedes para conseguir la manera de acercarme a ella, había tenido mucho trabajo y un viaje imprevisto a provincias retrasó mis planes e intentos de organizar un nuevo encuentro, tocan a la puerta de la oficina y es mi asistente quien entra con unas carpetas.

-Buenos días Mirna, cómo estás?.

-Buenos días Leonell, estoy muy bien gracias, y tú?

-Todo bien, gracias, qué tenemos por aquí?.

-Trabajo, -me comunicó con una sonrisa, -de estás carpetas tres son contratos que debemos suscribir con el consorcio Barnes por los terrenos que acordaron alquilar con opción a comprar, uno del edificio de los Castellanos para que revises el borrador del contrato y hagas las observaciones necesarias y la última carpeta es del galpón que me pediste ubicara para la Licenciada Mercedes Hidalgo, pude conseguir uno que cumple con casi todos los requerimientos exigidos por ella.

-Maravilloso Mirna, sabía que no me ibas a fallar, déjame revisar primero el de Mercedes y luego reviso los demás, cuando termine te aviso, aquí están unas cartas para hacer y estás ya están firmadas, por favor mándame un café, -dije tomando rápidamente la carpeta con la solicitud de Mercedes mientras sonreía. Revisé todo y cuando pude comprobar que todo estaba perfecto la llamé inmediatamente a su teléfono privado.

-Buenos días Mercedes, habla Leonell Zambrano.

-Buenos días Leonell, cómo estás?

-Bien, bien gracias, te llamo porque ubicamos un inmueble que cumple con casi todos los requisitos que necesitas y quisiera reunirme contigo para conversar a ese respecto, -estaba un poco nervioso, no sabía cómo abordar el tema de Lya y mi necesidad de verla nuevamente, pero quería decírselo en persona para poder estudiar su reacción y buscar la manera de hacerla mi cómplice.

-Leonell ahora estoy un poco complicada, pero mañana sí puedo reunirme contigo para revisar tu propuesta, te parece que nos veamos en la tarde? como a las tres de la tarde.

-Está bien, lo anotaré en mi agenda, entonces hasta mañana.

Colgué el teléfono y me levanté para caminar hasta la ventana, me detuve a observar el paisaje y por un momento cerré los ojos y como me sucedía a menudo en estos días recordaba claramente el rostro de Lya, rememoraba el momento en que llegó al éxtasis y mi cuerpo se tensó, necesitaba verla nuevamente, estar con ella, tenerla en mis brazos; en ese momento recordé el informe de la investigación que me había entregado el detective y que yo nunca leí porque ya había estado con ella, me pareció un buen momento para hacerlo.

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Después de terminar de leer, sabía perfectamente quien había sido esposo de Lya, recordaba haberlo conocido por medio de unos clientes, y sabía también perfectamente quien fué su amante, es curioso como las personas se cruzan en el camino de uno, definitivamente el mundo es un pañuelo, él había conocido a Marcela, así se llama la otra mujer del difunto Esteban Palacios, porque es la hermana menor de uno de sus mejores amigos, ella estudiaba secretariado comercial y con escasos diecisiete años comenzó a hacer pasantías en la empresa de ese hombre que sin escrúpulos la enamoró hasta hacerla suya, ya con los dieciocho años cumplidos fue cuando su familia se percató de lo que ocurría y nada pudieron hacer para impedir que ella se fuera a vivir con él, sus padres la repudiaron y ella se fue de su casa y de la ciudad desapareciendo por completo de la vida de ellos, según su amigo Joan al parecer ya estaba embarazada cuando se fue de la casa de sus padres, y si los datos que le suministró el detective eran ciertos su amigo tenía razón, ella se encontraba en estado cuando desapareció de la ciudad. Recordaba que Marcela era una chica muy linda, tranquila y callada, siempre fue muy obediente, por eso todos se sorprendieron cuando desafió a todos por el amor que le tenía a ese hombre y eso fué un indicativo para su amigo de que debió estar embarazada porque de otra forma no hubiera sido tan firme en su decisión de rebelarse con su familia. Marcela no poseía la belleza espectacular de Lya pero si era muy obediente, y seguramente el carácter avasallante de Esteban se vió atraído por la combinación de dulzura, ingenuidad y docilidad que transmitía la muchacha.

Su pensamiento volvió a Lya y recordó la amargura que reflejaba su rostro cuando le contó a grandes rasgos su descubrimiento de esa tarde en el despacho del abogado, cuando habló sobre la otra mujer que tuvo su difunto esposo, sobre el sentimiento de humillación y rencor que sintió cuando estaba en esa oficina teniendo que permanecer allí mientras la otra también estaba; si supiera cuánto debió costarle a esa otra mujer el estar allí porque si la conocía un poco, también para Marcela debió ser una pesadilla el tener que estar presente en esa oficina, así que a su criterio el único culpable de toda esa situación había sido Esteban Palacios, había sido mezquino, ruin y poco caballero al propiciar semejante situación, había sido desleal con su esposa e hijos cuando inició el romance con otra mujer, quien además era una muchacha ingenua de la cual se aprovechó.

Se levantó inquieto y fue nuevamente hasta la ventana, no sabía si decirle o no a Lya de todo lo que sabía pero de lo que sí estaba convencido era que él iba a tratar de conquistar a esa mujer, iba a ofrecerle todo el amor y el respeto que ella se merecía y más aún ahora que tenía una idea de cómo la había tratado su esposo, sabía que no sería fácil, pero sería insistente porque nunca había tenido tantos sentimientos por una mujer y era curioso pero le gustaba sentirse así, le gustaba esa sensación de ser la respuesta para que ella fuese feliz, sí, definitivamente encontraría el camino pero iba a buscarla hasta tenerla consigo.

Se apartó de la ventana y se sentó en su escritorio nuevamente, tomando la primera carpeta de contratos en la mano, ahora a trabajar y mañana cuando se reuniera con Mercedes empezaría a recorrer el camino que lo llevaría a su destino que era Lya Villanueva...

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