Capitulo 17

Llegó la noche. El gran árbol estaba siendo alumbrado por la luz que de luna, cierta luz era mucha que se veía muy mágico también reflejado en el agua.

Mei caminó lentamente y echó las lianas que colgaban del árbol hacia ambos lados, sus ojos inmediatamente reflejaron la luna, ella sonrió tiernamente, el agua también tocaba sus pies.

- Es hermoso.- Dijo en voz baja mientras sonreía como una niña.

Una luz naranja encendió detrás de ella, llamando su atención, ella giró su vista hacia atrás donde Luke estaba usando un poco de magia.

Mei lo miraba emocionada, su magia era perfecta, tenía buen manejo de ella como un profesional. Luke giró su vista y la miró sin ninguna expresión en su rostro, con un pequeño movimiento creó una luz naranja que alumbraría el camino. Él caminó y también apartó las lianas con sus largos brazos, en cuanto salieron las luciérnagas se apoderaron del lugar.

Él iba delante sin mostrar expresión alguna, sin embargo se veía algo cansado, a pesar de quedarse dormido más de cinco veces. Ella iba detrás de él siguiendo sus pasos y observando el gran jardín por el que pasaban.

Café, el nombre que Mei decidió darle al ave, mostraba más emoción con sus pequeños saltitos que el hombre.

Mei desde atrás fijó su mirada en él, vestía con ropa como de Egipto o Grecia, bastante inusual.

- Parece la era de petróleo, se ve muy bien.- Pensó ella mientras soltaba una pequeña risa.

Pannellope los esperaba con una pequeña y tierna lamparita en sus manos.

- Hermano.- Pronunció al ver primero el rostro de su hermano mayor.- Mei.- Dijo segundos después en voz baja observando a la princesa.- Y el pequeño pajarito.- Dió unos pocos pasos hacia Mei para acariciar el plumaje del ave.

- ¿Está bien? - Preguntó con preocupación.

- Si, está bien, su pata durará unos días en sanar, pero volverá a la normalidad.- Mostró una sonrisa llena de confianza.

- ¿Puedo cuidarlo? - A la niña se le iluminaron sus ojos llenos de ilusión. Alzó sus manos en puños mientras sus mejillas rosas contenían aire.

Mei le mostró una sonrisa mientras asentía, mientras la niña respondió alegremente. Volteó su vista hasta su hermano, después de todo era el dueño de todo el palacio y su hermano mayor.

Luke suspiró, el palacio se convertiría en un zoológico o en una granja gracias al amor de Pannellope por lo animales.

Su hermana pequeña tomó con cuidado al ave en una de sus manos, mostrando enseguida otra sonrisa emocionante, mientras que en la otra seguía sosteniendo la pequeña lámpara.- ¿Café? - Sonrió tiernamente una vez más.- Es muy lindo.- Chocó ligeramente la cabeza del ave en su mejilla.

Las estrellas alumbraron sobre ellos, la luna se había escondido un poco entre los árboles, sin embargo las estrellas daban la luz necesaria.

- Oh mi nieta.- Dijo el viejo hombre al ver a Mei con una gran sonrisa. Aunque esto no fuese inusual en ella.- Por fin regresas.

Ella sonrió nuevamente por sus palabras.

- ¿Damos un paseo? - Le preguntó el viejo sabio a su nieta. Ella sonrió asintiendo a la petición del anciano.

El sabio hombre y Mei paseaban lentamente por todo el jardín. Aunque Mei viviera allí, era increíble como aún se emocionaba por ver el jardín.

- ¿Cómo has estado? - Preguntó el anciano caminando lentamente.

- Muy bien, estoy feliz ahora mismo.- Contestó con una brillante sonrisa.

- Me alegra saber que aún conservas esa sonrisa de siempre.- Soltó un suspiro.- Mi nieta está creciendo muy rápido.- Cerró sus ojos por unos segundos.- Estoy seguro que a mi amada esposa Dianna le hubiera encantado verte ahora mismo.- El anciano suspiro otra vez mirando las estrellas que brillaban sobre ambos.- La extraño.- Expresó.- Me recuerdas mucho a ella, casi siempre pasaba por los peores momentos, pero siempre mantenía una sonrisa, y aún así trataba de mantener la de los demás, y yo no era la excepción.

Chester, en su juventud, como hace Miles de años, era una persona de expresión seria y duro corazón, que fue cambiado gracias a su difunta esposa, Dianna, que con cada sonrisa logró enamorarlo. Fueron un matrimonio feliz. El momento en el que conocieron a Mei también cayeron a sus pies de ternura. Hasta ahora el anciano ha seguido ablandando su corazón por su amada, su hija y su nieta.

- Oí sobre tu matrimonio.- Dijo seriamente.

Mei se quedó en silencio con su mirada hacia abajo, escuchaba atentamente. Si bien, el anciano apreciaba mucho a su nieta pero su temperamento, sabiduría y corrección no habían cambiado.

- El viejo sabio suspiró por tercera vez.- Estoy muy viejo en estos momentos.- Dijo sin alguna expresión en su rostro.- Eres lo suficientemente inteligente para manejar tus decisiones y cargar con esa responsabilidad.- El viejo comenzó a toser de repente.

- ¿Está bien?

- No te preocupes, ya te lo dije, estoy muy viejo.- El viejo se fue primero, su tos se seguía escuchando un poco, sin embargo, no era nada grave.

- Espero que goce de buena salud.- Dijo en voz baja mirando hacia abajo.

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