Capitulo 12

Ya veo.- Dijo Anastacius al parar de reír.- Sabía que los insectos caerían rápidamente, pero no sabía que tan rápido señor Noah.- Miró al hombre que tenía en frente con una mirada fría y aterradora. Una gota de nerviosismo bajo por el rostro del hombre y su esposa.- ¿Cuándo les permití venir? - Preguntó aún con la mirada en el hombre.

- Su majestad. Siento interrumpir su reunión, pero la señorita Pannellope quiere verlo.- Dijo una niñera.

El emperador demostró una sonrisa aterradora frente a la familia Frodium y después de pocos segundos se retiró. La familia se quedó parada con su rostro pálido, de pronto la mujer embarazada comenzó a sentir un ligero dolor en su panza, su esposo e hija la ayudaron a salir y los guardias fueron a ella tratando de ayudarla, hasta que lograron salir del lugar.

- Una disculpa a su majestad por haber venido sin aviso.- Se disculpó el hombre.- Ahora tengo que atender a mi esposa. Nos veremos muy pronto.

- Una disculpa de nuestra parte también.- Se inclinó un guardia.

El otro hombre segundos después se retiró con su esposa e hija. Demostró más preocupación por el futuro compromiso de su hija de lo que dependía la familia Frodium, que por su futuro hijo que estaba casi por nacer.

- ¿Y la princesa? - Preguntó un guardia en el palacio donde se encontraba Anastacius.

- Por supuesto está con Luke.- Respondió el emperador con una sonrisa fría.

- Llegó esta carta para usted princesa.- Le comunicó una sirvienta a Mei entregándole un sobre bastante bonito, no parecía hecha por un adulto.- Y todas estas también.- Le mostró muchas más.

- Gracias.- Sonrió.- Tomaré esta.- Tomó la primera carta.- Las demás puedes ponerlas en un lugar seguro, las revisaré después.

- Como ordene, princesa.- Dijo inclinándose con respeto para luego retirarse.

Mei abrió el sobre y saco una carta también bastante bonita, leyó todo el texto que había en ella con atención y luego dejó salir una sonrisa.

- ¿Huh? ¿Qué te hizo poner tan feliz? - Preguntó Lucas.

- Es Pannellope.

- La hermana de tu prometido, eh.

Las mejillas de Mei se tornaron color rosa en un instante, mientras sus ojos se iluminaron.- ¿De que diablos estás hablando? - Golpeó ligeramente sus mejillas color rosa.

- ¿No era eso? ¿De que Pannellope hablas? - Se detuvo un segundo.- ¿Cuántas Pannellopes conoces? - Preguntó mientras comía una especie de fruta en su mano.

Ella suspiró.- Si, es ella.- Dejó caer su mentón sobre la mesa.

- Ya veo, entonces si es la hermanita de tu prometido.- Sonrió orgullosamente. Mei cerró sus ojos avergonzada.- Da igual. ¿Qué dice la carta? - Preguntó.

Mei le dirigió una mirada con sus ojos cerrados.- Chismoso.- Comió un maní que estaba sobre la mesa.- Me pregunta cuando iré de nuevo a jugar.- Sonrió dulcemente.- Este maní es muy dulce.

- Ya veo. No entiendo nada.- Comió un maní también.

- ¿Qué?

- Dejé de escuchar cuando me llamaste chismoso. De igual manera. ¿Es linda?

- Es una niña.- Respondió mirando mal a su amigo.

- Oh, para mí está bien, solo preguntaba. Además yo nunca voy a envejecer, la puedo esperar.- Dijo alzando ambas manos hacia arriba defendiendo sus palabras.

Mei volvió a chocar su mentón encima de la mesa, después suspiró.- Quiero ir. Quiero jugar.

- Ja, no pareces la próxima emperatriz en absoluto.- Suspiró también.

- Cállate pedófilo.

- Tíaaaaaaa.- Se escuchó la tierna voz de un niño.- Quiero pasear.- Dijo el niño de manera dulce. Tenía cabello negro y ojos rojos, su cara era realmente adorable.

Mei se derritió al instante al escuchar al pequeño dulce niño.- Oh cariño, ¿Quieres un maní?

- ¿Maní? ¡Si quiero! - Sus ojos se iluminaron.

- Después de comer iremos a dar un paseo por el lago.

- ¡Si! - Se emocionó el niño.

Lucas también tomo un maní.- Creo que dejaste a tu hijo votado.- Dijo Mei, la apariencia del niño era igual a la de Lucas. Este casi muere con el maní que se comía.

- ¿Papá? - Dijo también el niño observando a Lucas. Sus ojos se iluminaron.- Papá.

- ¿Qué? No, no soy tu papá, estoy casado y tengo hijos, y ninguno de esos eres tú.

¿Qué?

Después de unos minutos los tres dieron un paseo por el lago, dónde también había muchas plantas acuáticas reconocibles, sin embargo, era un poco más pequeño, pero también era muy bonito. El niño, Raphael, miraba todo con atención y emoción, tanta que también se cayó al agua, Lucas hizo solo hizo un simple movimiento y el chico ya estaba fuera del agua. Mei ayudó a secarlo también con un poco de magia, mientras el niño los miraba con una dulce expresión de sorpresa.

- Increíble. Magia.- El niño demostró sus ojos llenos de brillo.

Mei también demostró una sonrisa. Pasaron poco minutos y el paseo por el lago terminó.

- Me disculpo princesa, joven Lucas.- Dijo Maazh tomando la mano de su pequeño hijo Raphael.

- No te preocupes Maazh.- Mei mostró una sonrisa llena de confianza. Nos la pasamos muy bien.

- Muchas gracias princesa.- Sonrió agradecida.- Ahora nos retiramos.

- Adiós princesa. Adiós papá.- Dijo el niño bromeando y alejándose con su madre.

- ¡No soy tu papá!

Horas después se asomó la luna, lo que indicaba que ya era de noche.

- ¿Piensas seguir leyendo eso a pesar de no encontrar nada bueno? - Preguntó Lucas refiriéndose al libro que Mei estaba leyendo antes.- Si tienes alguna duda puedes preguntarme a mi.- Dijo también con un aire lleno de orgullo.

- Papá aún se siente débil, no creo que sea por su vejez.- Respondió ojeando el libro e ignorando lo último que dijo.

- No me ignores. De cualquier forma, creo que hay que preocuparse un poco.

- ¿Huh? ¿Por qué lo dices de repente? - Preguntó apartando su vista del libro.

- Tu padre usó magia negra.- Dijo de repente.- Es imposible que haya durado todos esos días inconsciente por solo ser un instrumento de la magia oscura, eso sin contar que su maná estaba como loco.

- ¿Los que utilizan magia negra quedan condenados por ella?

- No es así.

- ¿Entonces? - Lo miró con ojos medio cerrados.

- En ese entonces yo no estaba en este lugar para ver su estado así que no sé cómo responder tu pregunta.- Alzó ambas manos nuevamente con los ojos cerrados. Estos se abrieron al sentir el libro estallando contra su cabeza.

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