Inconsciente

Cuando el emperador entro lo que vio fue su gato negro, uno que siempre lo acompañaba, por eso había regresado, era por el, no era conveniente dejarlo en su lugar de trabajo pues podría hacer un gran desastre, prueba de ello fue como había tirado sus plumas.

_sabia que no debía dejarte aquí solo–el emperador lo tomó en sus brazos, salió y se lo entrega al asistente que estaba fuera esperandolo, dejando todo en orden estaba por salir, pero escucho un leve quejido, volteo pero no había nadie,–debo estar alucinando–y salió cerrando la puerta.

ámbar había tenido un mareo cuando entro el emperador, estaba tratando de mantener el equilibrio pues todo le daba vueltas, auque después no solo fue eso, un dolor terrible recorrio su cuerpo, era tan fuerte que la tumbo en el suelo, sentía que mil agujas atrevesaban su cuerpo, dejándola sin energía, estaba el emperador así que no podría hacer ningún ruido, pues sería descubierta, asi que se obligo a no emitir nigún sonido mordiendose los labios, pero pronto eso no funcionó, pues sintió que el dolor arremetia contra ella una vez más sacándole un quejido, dio gracias que el emperador no sorpecho y solo salió de la habitación, dejo su cuerpo caer en su totalidad en el duro y frío suelo, tratando de recuperar sus fuerzas, el dolor comenzaba a disminuir, pero aún no podía disponer de su cuerpo en su totalidad, necesitaba descansar, pero no podia hacerlo ahí, pasar mucho tiempo en el palacio sería riesgoso para ella, tenía que salir cuanto antes, así que obligo a su cuerpo a levantarse.

caminar por los pasillos del palacio nunca había sido tan torturoso, sentía que nunca saldría de ahí, comenzaba a sudar frío y el cuerpo le temblaba, el dolor era mínimo pero lo suficiente para que su cuerpo le reclamará parar,

subió a su caballo, algo tan simple que había hecho un sin fin de veces pero en esa ocasión parecía más complicado de lo habitual, estaba apunto de desmayarse, su cuerpo no le daba para más.

*solo un poco más*

se repetia a sí misma para mantenerse cuerda y no quedar inconsiste antes de llegar a su casa ya el efecto de la posion había desaparecido, a lo lejos visualizo la mansión bennett, estaba a punto de llegar cuando sus fuerzas desaparecieron.

los guardias que custodiaban la entrada a la mansión, vieron que un caballo se aproximaba a ellos, se pusieron en guardia desenvainando sus espadas listos para atacar a su enemigo, el jinete traía consigo una capucha por lo tanto no pudieron reconocerlo, pero cuál fue su sorpresa el hombre había caido inconsciente, había caído del caballo por lo tanto fue un fuerte golpe, paresia que estaba muerto, los guardias se acercaron con desconfianza pues podría ser una trampa y atacarlos en cualquier momento, así que con cautela y con sus espadas a la mano dieron pasos adelante.

uno de ellos destapó el rostro del enemigo con su espada pues no pensaba acercarse innecesariamente,

al ver la cara del enemigo, el lugar quedo en silencio por un minuto mientras prosesaban lo que veían, hasta que uno reaccióno.

_Rapido hay que llevar a la señorita dentro, puede que esté herida–

todos se movilizaron y tomaron en brazos a ámbar, que quedó inconsciente, al recibir el golpe de la caída.

en la mansión era un alboroto total, cuánto el mayordomo tocó con desesperación la alcoba de los duques, que al escuchar lo que susedia con su hija y como la encontraron, el duque se volvió loco de la desesperación.

_Rapido, manden a llamar al médico.

_Ya lo llámamos mi señor no tarda en venir,

los duques fueron a la habitación de su hija que se encontraba inconsciente, pronto cristal llegó con los ojos llorosos al igual que la duquesa, pero solo se podían lamentar en silencio pues no podían hacer un alboroto y poner todos más nerviosos de lo que ya estaban, cuando el médico de la familia llegó pidió a todos salir para hacer el chequeo, la familia a excepción del pequeño Noah que se encontraba durmiendo ageno a toda la situación, se encontraban nervioso pues ya el médico estuvo mucho tiempo con su hija y hermana, cuando la puerta se habrío dejando así ver al hombre canoso que no tenía una expresión muy buena,