Esperando el final.

“Felicidades candidata a Reina Lady Titania, Ha logrado resolver el desafió”

“Sabía que tendría razón.”

“Es una persona sobresaliente, estoy impresionado de que supiera la respuesta.”

Cuando llega por primera vez es suave como un cordero, pero cuando lo tocas es afilado como un halcón. Cuando pasa, eventualmente será tan doloroso como una piedra.

La respuesta fueron años. Elizabeth reflexiono la respuesta: Hace tres años el tiempo era dulce para ella y su familia, al pasar los años se convirtieron en una serie de eventos difíciles gracias a las trampas de Victoria que saboteaban la reputación y el trabajo de Caterina en el palacio imperial.

Después de todo lo que paso, fue una reflexión que le supo cómo una piedra. No pudo evitar reír con ironía ante la respuesta correcta.

Los murmullos de los nobles adulando las cualidades de la posible futura Reina, no se hicieron de esperar. Era entendible, los nobles eran la fuerza de la Reina, por lo cual está debía tener una relación favorable con ellos para mantener su poder ante cualquier problema con el emperador.

Los nobles eran la primera fuerza de la Reina en caso de conflicto, pero también eran su peor enemigo si cometía demasiados errores.

Ella lo sabía muy bien, lo había visto de primera mano con su hermana. Sin embargo, sabiendo que fue Lady Titania quien había logrado pasar con éxito la segunda prueba, sentía más confianza de cumplir la promesa que le había dado a sus padres y a su hermana.

Si ella lograba regresar a casa, su única preocupación sería vivir tranquilamente hasta que encontrara a alguien que se ganara su corazón, entonces…Y solo entonces, tal vez la posibilidad de casarse y enamorarse no sería una realidad imposible para ella.

Tal vez ella también podría tener una vida dichosa con un esposo que la amara e hijos a quienes mimar y amar tanto como sus padres la habían amado.

Elizabeth no deseaba admitirlo, en la precaria situación en la cual se encontraba durante la selección y antes de la segunda prueba era muy probable que ella debiera abandonar cualquier sueño de felicidad solo para poder afrontar la posibilidad de convertirse en Reina, sus esfuerzos deberían ser dirigidos a engendrar un heredero y cumplir las obligaciones reales. Todo sin posibilidades de amor, y siempre cuidándose de la latente amenaza que resultaba Victoria.

Pero era poco probable que su bordado de lavanda hubiera capturado el corazón de cualquiera. Y tomando en cuenta la ganadora de la segunda prueba, una pequeña llama de esperanza y alivio crecía en su mente y su corazón.

“No sé quién lo sugirió, pero es un acertijo muy estimulante” Ella saco a Patricia de sus pensamientos, logrando que se enfocara de nuevo en el presente.

“Es verdad, por cierto. Finalmente estamos cerca de terminar la competencia.”

“…”

Elizabeth se permitió reírse un poco con el comentario de Ella, realmente casi podía sentir la mano que oprimía su corazón soltando su agarre lentamente. Por supuesto, mantenía sus ilusiones a raya lo más posible en caso de que sucediera algo inesperado. Después de todo, Lady Titania había acertado también en la segunda prueba. Pero claro, en aquel momento Rina también había sabido la respuesta.

Hoy no podía adivinarlo correctamente, por lo que era casi seguro que la candidata que pasaría a ser oficialmente la Reina seria Lady Titania, rogaba a los dioses por alejarse lo más desesperadamente posible de este palacio que tan malos recuerdos le traía, la familia imperial era un constante recordatorio de desgracias y penas todo por Victoria y el futuro emperador.

Un hombre cegado por el amor.

Que patético sonaba.

“Ella fue la única que resolvió correctamente la segunda prueba, y su familia es mejor que el resto de las candidatas a Reina. Si no ocurre un giro inesperado en la siguiente prueba, ella será la futura esposa del príncipe heredero.”

‘Y espero que eso suceda pronto’

Ella deseaba que eso ocurriera, estaba realmente cansada de la realeza. Del príncipe, de su concubina, y sobre todo de la sola idea de ocupar el cargo de Reina. Se ofreció como voluntaria para ser la Reina solo para evitar que su hermana cometiera los mismos errores del pasado, pero estaba desesperada por tener su misma suerte.

Deseaba un futuro con un hombre que pudiera amarla e hijos con los cuales poder compartir el amor no solo de sus padres, también de su hermana.

Aquella estampa, ellas en una tarde visitando a sus padres con sus respectivos esposos e hijos, ella consintiendo a sus sobrinos y mirando a su hermana feliz de hacer lo mismo con los suyos.

Que encantador seria que esa imagen pudiera hacerse realidad.

La perspectiva de Elizabeth en la parte final de la competencia era tranquila. De hecho, considerando las otras dos pruebas anteriores y descartando sus encuentros con las personas causantes de su infelicidad. Su conducta no había dejado de demostrar tranquilidad. Aun así no podía evitar una sensación más relajada al estar casi llegando al final.

Miro al futuro emperador listo para anunciar el último tema con una mirada tranquila en su rostro.

La expresión de su antiguo cuñado nunca había variado mucho frente a los demás, siempre permanecía con esa expresión fría y calculadora, un rostro que parecía eternamente congelado en la indiferencia y el desagrado.

Resultaba mucho más repugnante para ella esta actitud camuflada de estoica y digna que aquella que recordaba en su memoria, llena de furia contra su hermana por intentar lastimar a su amada Victoria.

Aquella mirada impasible que solo era cálida para una persona, el cariño que debió estar destinado a su compañera dedicado a una vulgar concubina.

Se mordió los labios ante el repentino cambio de sus emociones. Detuvo rápidamente el rumbo de sus pensamientos antes de identificar las emociones que había sentido. Tal vez ira o tristeza.

“Anunciaré el último tema.”

No había indicios de apoyo o estímulo para quienes estaban participando en esta competencia. Por supuesto, tampoco lo esperaba. Elizabeth escondió sus ojos que se habían vuelto fríos sin saber el por qué. Era inapropiado hacer esa mirada en aquel momento.

“La tarea de la Reina es apoyar y estar cerca del Rey. Es por ello que pienso que la salud de la reina de este imperio es importante.”

“…”

Que porquería.

Elizabeth  apenas pudo contener las ganas de soltar una sonora carcajada. Que montón de tonterías estaba escuchando. La salud de la Reina no tenía importancia para el Rey. La única cuya salud importaba era la de la mujer que calentaba su cama.

Sus recuerdos eran muy vividos, muchas veces había visto a su hermana en cama, enferma y agonizante. Ella junto a Miryam habían sido quienes cuidaban de ella en cualquier momento, Mariella proporcionaba el apoyo de su familia y era el medico de ellos quien atendía exclusivamente a la Reina, nadie deseaba que un médico enviado por Victoria pusiera en riesgo la vida de Rina.

Y en todos esos momentos, ni una sola vez el Rey se presentó a ver el estado de salud de su esposa.

“Por lo cual, los resultados de la última prueba estarán determinados por la salud de cada candidata.”

Elizabeth estaba avergonzada por aquel ridículo anuncio. Todos estaban atónitos ante semejante despliegue de descaro, había mucho ruido en la sala y no pudo evitar una sonrisa irónica ante tal hecho. No solo se trataba del intelecto, la habilidad, la buena apariencia, ahora incluía la salud de la Reina.

Sin embargo estaba avergonzada también porque este no había sido el tema de hacía tres años.

Una mirada perpleja dio lugar al hecho de que esta prueba era diferente de aquella que había presentado su hermana. Evidentemente el pasado había cambiado, el primer y segundo tema fueron los mismos pero… ¿Qué diablos significaba esto? Revelando sus ojos confusos, Elizabeth miró con nostalgia a los sirvientes que la saludaban.

¿Pero de qué demonios se podía tratar esto?

“Comiencen el examen.”

Todos sintieron mucha vergüenza por esta situación menos los cuatro duques y el Principe Heredero. No parecían pensar que fuera una petición absurda. Elizabeth se sentó en la silla de control, desconcertada. No podía creer que esta fuera la última parte de la competencia. Sin embargo, el examen continuó mostrando que esto, en efecto estaba sucediendo.

Luego de un tiempo, la revisión fue completada. De las cinco candidatas a Reina, incluida Elizabeth, lograron terminar la competencia sin decir n una sola palabra. No estaba segura si debía “Agradecer” esto.

Todos en la nobleza sabían que la salud de las damas de cualquier familia estaba destinada al médico de confianza de las mismas. Solicitar un examen médico de repente, era de hecho considerado una falta de respeto. Nadie pediría a ninguna dama que se sometiera a un examen con un médico que no fuera el de su familia.

“Los resultados se anunciaran esta noche. Las candidatas a Reina esperaran la decisión final en sus habitaciones. Eso es todo, pueden retirarse.”

El príncipe, quien termino sus últimas palabras con dureza, les dio la espalda sin dudarlo y se fue. Lo único que quedaba eran las conversaciones de los nobles y Elizabeth que no podía acostumbrarse al pasado que había sido cambiado.

“Fue tan repentino.”

Murmuro todavía asimilándolo. Al escuchar las palabras de Elizabeth, Ella dejó el té que estaba bebiendo sobre la mesa. Las dos estaban charlando con el té en la habitación de ella después de la última cena como candidatas a Reina.

“Es algo sin precedentes y bastante grosero si me lo preguntas. Por supuesto, las palabras de su majestad no estaban mal. De todos modos, la Reina es la esposa oficial del Rey, es quien posiblemente se convierta en emperatriz y debe ser la más calificada para seguirle el paso incluso en salud. Sin embargo…algo no se siente bien ¿No lo crees?.”

Elizabeth pensaba lo mismo, todo aquello le resultaba demasiado extraño, aunque posiblemente el haber presenciado como parte del pasado que conocía cambiaba, la hacía sentir un poco alerta.

“Ella es un caballero, seguramente obtendrás la mejor puntuación.”

Al finalizar sus palabras. Mariella negó con la cabeza como si no fuera digna.

“Di algo que tenga más sentido Lizzie. ¿Qué importa que sea caballero?

“Tiene mucha importancia. Las cuatro elegidas a Reina, incluyéndome se pasan el tiempo bebiendo té y haciendo actividades recreativas propias de una señorita, pero Ella, tú siempre estás entrenando. Por supuesto que eres la más saludable de todas nosotras.”

Mariella frunció el ceño y negó con la cabeza de manera más débil y murmuro con la taza de té entre sus labios.

“No digas algo tan terrible, Lizzie. Nunca desee ni desearé ser la Reina. Tú lo sabes bien.”

“Bueno…realmente eso está fuera de nuestro control en este momento.”

Era cierto, ambas lo sabían.

Incluso si ellas no deseaban ese puesto, una vez que se seleccionara a la candidata a Reina, no había forma de negarse sin que eso fuera considerado traición. El puesto se tenía que aceptar. Ese era el destino de la mujer a quien se le daría el lugar, un rechazo equivaldría a un juicio ante la Corte Real y nadie deseaba aquello. Mariella, que pensó rápidamente en algo, abrió de nuevo la boca.

“Pero…cuándo saldrán los resultados?”

“Dijeron que esperáramos hasta esta noche, así que ¿No crees que saldrá en unas dos horas? Ah…entonces el resto de las damas nobles regresaran a casa mañana.”

‘Espero estar entre esas cuatro’ 

Elizabeth jugo ansiosamente con su propia taza ya vacía. Independientemente de los resultados que llegaran mañana, finalmente sería capaz de ver a su hermana Caterina. En ese estado de desconcierto, Elizabeth se consoló con aquel hecho.

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