Capitulo 11

Buen día, soy Gabriela Robechi para los que no me conocen, graduada en finanzas y negocio internacional, sé hablar fluidamente el inglés, francés, portugués, italiano y algo de mandarin y alemán, tengo una especialización en logística y fiscalidad internacional y MBA, entre otras, fuí asistente del presidente mientras adquiría experiencia laboral, viví en Los Angeles durante un año donde trabajé como administradora de una de las cafeterías mas reconocidas a nivel mundial "Le Parisien" y ahora estoy aquí a petición del señor Bustamante, lamento no ser de agrado para algunos, pero yo vine a dar lo mejor de mí con mi trabajo, y espero respeto, gracias.

Algunos murmuraron y otros no dijeron nada, uff casi me da un infarto, como fueron capaces de juzgarme sin conocerme, solo porque fuí asistente, que tal, seguro pensaron que ni a la universidad había ido, miré al señor y sonreí al ver la sonrisa que él tenía dibujada en su rostro, se acerco a mi oido y me susurró "así se hace hija mía, ponlos en su sitio", entró a la sala la secretaria del señor y le dijo que su sobrino había llegado.

- Gracias Roxanna, hazlo pasar.

Salió de la sala y seguidamente entró un joven cabello castaño y ojos color miel, bastante apuesto diría yo y esa barba y bigote perfilado lo hacian ver muy bien, tiene una cara de ángel, espero que así sea también, no quisiera tener problemas con él.

Alejandro Irazabal 27 años

-Señores y señorita - dirigiéndose hacia mí - Les quiero presentar a mi sobrino Alejandro Irazabal, desde hoy el ocupará el puesto de presidencia, espero y se puedan entender bien con él, es bastante estricto y resá mis ojos y oídos en la empresa.

El joven saludó a todos con seriedad y cuando llegó a mi lugar besó mi mano y me sonrió, una sonrisa hermosa debo decir, el señor le señaló su lugar al lado mío y le resumió lo acontesido en la reunión, al cabo de un rato más todos se despidieron y salieron, yo me levanté y me despedí de ambos, me dirigí a mi nueva oficina para empezar a organizarme y cuando estaba a punto de cerrar la puerta alguien la detuvo y entró.

Esteban

Hoy tuvimos que regresar de nuestro viaje a Dubai, Samantha no se sentía bien y nuestro médico nos aconsejó regresar, mi esposa está a solo un mes de dar a luz, quizás a eso se deba todo, llegamos a la mansión y fue revisada por Abelardo nuestro médico, gracias a Dios todo está bien, como por arte de magia sonó mi celular y era Emiliano solicitandome estar presente en una junta el próximo lunes, es de caracter urgente, es como si hubiese adivinado mi regreso, al ver que todo estaba bien con mi esposa y que sus malestares eran normales acepte ir.

Llegó el lunes y me presenté en la empresa a las 9:00a.m. para la reunión, justo cuando esta iba a empezar las puertas de la sala se abrieron y allí estaba ella, más hermosa que nunca, lucía un vestido largo señido al cuerpo, se ve muy sensual.

Durante toda la reunión no pude evitar dejar de mirarla, ella se dió cuenta, pero lo ignoró, deseaba que terminara rápido esta junta para ir tras ella, desde que me casé con Sami nunca le he faltado, pero verla de nuevo me volvió loco, cuando la tuve de novia ni me importó, pero luego la extrañé, tendré mujer, pero ahora me siento obsecionado por Gabriela, y de que la vuelvo a tener, la vuelvo a tener, o dejo de llamarme Esteban Montalvo.

Gabriela

- Que estas haciendo aquí? largo de mi oficina - le dije fuirosa.

- Pero que forma de saludar a un viejo amigo.

- Ja no me hagas reir, no seas tan sínico, como te atreves a dirigirme la palabra después de lo que me hiciste! lárgate te digo, FUERA!!

- Así de fiera me gustas más - se acercaba cada vez más a mí y mis nervios comenzaban a notarse, me atrajo a su cuerpo y me besó, quedé en shock, me despegué con furia y asco y le dí una cachetada.

- Lárgate Esteban, no quiero verte, lárgate ya! - le grité y él se acercó para besarme a la fuerza otra vez, el ruido de la puerta abrirse me salvó, allí estaba parado el señor Irazabal con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

- Pero que significa esta escena? - dijo tan serio que hasta me hizo temblar - No toleraré este tipo de espectáculos entendieron?, aquí se viene a trabajar, no a tener peleas de pareja!, señor Montalvo salga de la oficina de la señorita Robechi, si no tiene cita previa o reunión laboral nada tiene que hacer aquí - Esteban salió de inmediato, pero antes me susurró "esto no termina aquí cariño", me estremecí y me alejé lo más que pude de él, bajé el rostro apenada y el señor Irazabal continuó hablando - Es decepcionante este tipo de comportamiento, mi tío me habló maravillas de usted, pero con lo que acabo de ver, se nota que no la conoce bien, ahora póngase a trabajar

Se alejó sin dejarme hablar, estaba perpleja, llena de rabia, me sentía humillada, no puedo creer lo que sucedío y en mi primer día como vicepresidenta, horror total, espero que el chisme no vuele, en eso entró mi amiga.

- Gabi que pasó?, escuché gritos y el regaño de ese hombre, cuéntame - caminé hacia ella y abrazandola rompí en llanto, suspiré y le conté todo, ella se puso iracunda.

- A ese imbécil yo lo mato!, como se atrevió y para colmo el jefe lo ve, que maldito!

- Y yo que pensé que ahora mi vida cambiaría y pasa esto, me siento tan avergonzada con el jefe, él pensó tan mal de mí

- Amiga debes aclararle todo, no puedes permitir que piense eso de ti, tu no hiciste nada malo, solo tratar de quitarte a un patán de encima, es una pésima primera impresión.

- Si tienes razón, voy para allá

Le dí un beso a mi amiga y fuí al baño a arreglar mi maquillaje corrido, nadie podía notar que había derramado lágrimas, caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta de su oficina, toqué 3 veces y me cedieron el paso.

- Señor Irazabal me permite hablar unas palabras con usted?

- Tome asiento y sea breve, estoy algo ocupado- respondió serio y sin mirarme, eso me puso nerviosa.

- Quería hablarle sobre lo ocurrido hace un rato en mi oficina.

- Mire su vida personal no me interesa, sólo me interesa lo que tenga que ver con la empresa, sus problemas con su pareja déjelos en casa, si eso es todo puede retirarse.

- Disculpe señor.

Me levanté y salí de su oficina echando chispas de lo furiosa que me sentía, como puede ser tan grocero y odioso, pero bien, yo seré igual a él.

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