En las profundidades del mundo de la oscuridad mientras cierto pelirrojo exploraba a sus anchas, una junta de cuatro personas misteriosas se encontraba reunida en una sala del segundo piso de la mansión, no necesitaban de ninguna luz para ser iluminados solo de los rayos de la luna, la primera en hablar fue una chica de coletas negras, piel porcelana y ojos escarlata, su voz chillona fue la primera en sonar.
...(ELOISE DARKFIRE, SÚCUBO)...
Eloise: - Siento la presencia de un intruso en la mansión, es la quinta en tres meses.
Alec: - Los humanos son atraídos por lo sobrenatural, deberías de saberlo ya Eloise.
...(ALEC SNOW, MAGO DE HIELO)...
A su respuesta una voz suave casi cantarina le respondió, inclinado contra la ventana de brazos cruzados se encontraba un peliblanco con ojos grises vestido con un traje azul marino, al escucharle decir eso la pelinegra quiso responderle hasta que fue interrumpida por otra mujer de piel porcelana cabello rubio platinado y ojos grises.
...(DOROTHEA LIGHTWOOD, MUJER INVISIBLE)...
Dorothea: - Sin embargo esa no es razón suficiente para irrumpir en una mansión sin permiso.
Eloise: - Lo único que sí tengo claro es que tenemos que sacarlo de aquí antes que sea tarde o que se encuentre con Morgan.
Dorothea: - Si eso sucede la desgracia caerá sobre la mansión.
Alec: - Si lo mata tendremos problemas y llamaremos más la atención de lo que ya lo hicimos, ¿Qué opinas Nath? ¿Qué hacemos?
De una silla un joven de cabello negro, ojos rasgados color ámbar, vestido con una simple camisa blanca remangada de los brazos y pantalones negros se puso de pie, su mirada no mostraba ninguna expresion ante sus compañeros, su voz era ronca reflejando con ella su autoridad.
...(NATHANIEL WOLFANG, MAGO DE FUEGO)...
Nath: - Los humanos son asustadizos, lo sacaremos de aquí a la manera clásica, dividanse y asustenlo hasta que se vaya por su propio pie y eviten que se tope con Morgan, me gustaría evitar en lo posible una tragedia.
Todos: - Si.
Los tres presentes asintieron y en un segundo desaparecieron dejando al pelinegro solo contemplando la luna, pasó unos segundos hasta que se dignó a moverse para ahuyentar junto a sus compañeros al intruso.
Recorriendo la segunda planta de la mansión se encontraba Shuichi, este seguía con su grabación e incluso sus investigaciones estaban dando frutos, solo tenía que terminar de explorar el último piso, volver a casa y subir el video a internet.
Shuichi: - Este video será genial, ya veo venir las visitas, quizás tengo futuro como youtuber.
Su monólogo fue interrumpido al escuchar el crujir de la madera, curioso se dio la vuelta apuntando con su linterna algún punto de la mansión pero no había nada, solo el pasillo por el que estaba caminando, levantó sus hombros con gesto desinteresado y se dio la vuelta para seguir solo que esta vez sí vio algo diferente, frente a él se encontraba una chica un poco más baja, el cabello amarrado en dos coletas y vestida como si fuera una colegiala, cerró y abrio los ojos pensando que era producto de su imaginación pero se quedó de piedra al ver que no era así.
Eloise: - Que humano tan guapo, debes tener mucha energía vital para darme, Nath no se enojara conmigo si te doy solo una pequeña probada.
Shuichi nunca en su vida sintió miedo en su más pura expresión y ahora eso es lo que estaba sintiendo, cada músculo de su cuerpo le pedía correr y más al ver la sonrisa sarcástica que tenía.
Shuichi: - S-Señorita, perdóneme no era mi intención entrar a su casa, si me deja salir le prometo que…
Eloise: - Claro que te perdono, solo tienes que darme tu energía vital.
Se abalanzó sobre él dispuesta atacar así que antes que lo lograra atrapar se movió, haciendo que la chica tropezara, no se detuvo a mirar y se echó a correr, quería volver abajo e irse pero como si la mala suerte le persiguiera otra mujer apareció, la de cabello rubio platinado, esta llevaba un vestido negro ajustado con un abrigo de peluche encima, solo que esta al verlo le sonrió.
Dorothea: - Oh, así que usted es el joven que entró a nuestro hogar, mucho gusto en conocerlo.
Shuichi: - Y-Yo…
Eloise: - ¡Oye Dorothea ese chico es mi presa!
Shuichi: - ¡Ah! ¡Lo siento de verdad, no era mi intención! Por favor déjenme salir y no haré nada.
Dorothea: - Pero nosotros solo queremos…
En ese momento apuntó su cámara a la mujer y al hacerlo vio algo que lo dejó helado, la mujer no aparecía era como si fuera un fantasma, no la termino de escuchar antes que soltara un grito de horror de lo más profundo de su garganta.
Shuichi: - ¡Fantasma!
La chica se sobresaltó, se dio la vuelta, empujando a la pelinegra y corrió hacia las escaleras del tercer piso, un nuevo obstáculo se le interpuso esta vez un peliblanco con traje, el cual fue más listo y lo atrapó por la espalda.
Alec: - Guau, detente pequeño polison.
Shuichi: - Suéltame.
Del bolsillo de su pantalón sacó su gas pimienta y sin dudar se lo puso al chico que lo atrapó, este recibió el rocío de la pimienta y cegado por esta lo soltó, permitiéndole subir un piso más arriba, hasta entonces seguía grabando así que detuvo la grabación para llamar a su amigo Issei y pedirle ayuda, paso segundos esperando que tomara la llamada hasta que el contestador salió, enojado colgó
Shuichi: - Maldita sea, esto tiene que ser una jodida broma, por favor Issei contesta.
Un piso más abajo el peliblanco se sobaba sus ojos doloridos debido a la pimienta, al verlo así el chico pelinegro y las dos mujeres se acercaron a verlo.
Nath: - ¿Qué pasó con el intruso?
Alec: - Estaba muy asustado, me echo pimienta en los ojos y subió al tercer piso.
Dorothea: - Ese es el piso de Morgan.
Nath: - Maldita sea, Dorothea, Eloise ayuden a Alec, iré por el intruso.
Las chicas asintieron y se agacharon para comprobar el estado de su compañero, mientras que su compañero subía de dos en dos los escalones esperando llegar antes de una tragedia. Por su lado Shuichi ya estaba en el último piso, seguía intentando llamar a Issei pero no le contestaba, su linterna estaba a punto de quedarse sin baterías y su cuerpo no paraba de temblar incontrolablemente, no se dedicó a ver los detalles de ese piso y corrió pero lo único que logro fue llegar a un callejón sin salida, al final del pasillo solo quedaba un ventanal enorme, su pecho subía y bajaba agitado, la voz mecánica que mandaba a contestador una vez más sonó, rendido metió su celular en el bolsillo delantero de su hoodie, con su linterna apuntó hacia el fondo del pasillo esperanzado de ver algo como una salida, sin embargo vio como algo se movía cerca del ventanal curioso se acercó hasta allí, tirado cerca del ventanal se encontraba un hombre envuelto en lo que parecía ser una cobija blanca, lleno de miedo sacó la pequeña navaja de su bolsillo, estiró su mano para tomar la cobija y ahí vio al chico rubio de ojos verde olivo que se ocultaba detrás de esta, se encontraba temblando, como un animal lleno de miedo por sus cazadores, lo primero que pensó fue que era una víctima de los locos que antes intentaron capturarlo.
...(MORGAN STRAUSS, VAMPIRO)...
Shuichi: - Hola, soy tu amigo, ¿Necesitas ayuda? ¿Esos tipos te tienen atrapado?
El chico levantó su rostro y al ver al chico sus pupilas se dilataron y su rostro se deformó en una mueca de una bestia voraz.
Morgan: - ¡Dame tu sangre!
Shuichi no pudo reaccionar a tiempo y este se abalanzó sobre él, logrando morder su antebrazo derecho, el dolor fue desgarrante que el pelirrojo no pudo evitar gritar del dolor, abrió sus ojos con dificultad y vio como el rubio le succionaba la sangre como si fuese su vampiro, su mordida le ardía y temía desmayarse debido a la pérdida de sangre, con sus últimas fuerzas, tomó la navaja y se la enterró en el hombro, el rubio emitió un quejido de dolor y lo soltó, Shuichi se puso de pie aun con su brazo lleno de sangre, el otro hizo lo mismo, ahora sus ojos reflejaban el más profundo odio, sin dudar y como cual bestia salvaje se abalanzó contra el pelirrojo, este intento de nuevo atacar pero fue inutil ya que en esta ocasión se abalanzó a su cuello y lo mordió, un sonido gutural salió de él, dispuesto a despertar todo un vecindario.
Shuichi: - Suéltame maldito monstruo.
Con sus últimas fuerzas logró enterrar su navaja cerca de su corazón, esta ocasión el grito fue igual de fuerte pero seguía sin soltarlo.
Morgan: - Dame mas, dame de tu sangre.
Su agarre era muy fuerte, Shuichi tenía la espalda pegada contra el ventanal, a sus espaldas oía como algo se comenzaba a quebrar pero no le tomo importancia, seguía intentado quitarse del agarre del vampiro cansado como pudo le dio una patada en la rodilla, lo soltó de una mano.
Shuichi: - ¡Suéltame! ¡Suéltame inmediatamente!
Le iba a dar un golpe, pero el otro chico se enojó mirándolo con furia.
Morgan: - ¡Arg! ¡Ya basta!
Lo empujó con tanta fuerza contra el ventanal que lo dejó un tanto aturdido, intentaba recuperarse sin embargo en ese mismo momento el ventanal se rompió a sus espaldas haciendo que el cayera de espaldas de un tercer piso, detrás del rubio, el pelinegro apareció viendo toda la escena de primera mano, el rubio había vuelto en sí mismo y estaba horrorizado al igual que el otro.
Nath: - ¡Noo!
El pelinegro se abalanzó y se tiró también del ventanal. El pelirrojo seguía cayendo a una velocidad vertiginosa sintiendo como cada cristal de este se enterraba en su cuerpo y rostro provocando cortes de sangre que se fusionaron en el aire, seguía con los ojos abiertos y vio la mirada de pánico de aquel chico rubio así como el otro pelinegro que quería salvarlo, su conciencia se estaba desvaneciendo no sólo con los cortes de vidrio o la caída si no con las mordidas, el pelinegro estiró su mano para atraparlo, pero ya era demasiado tarde.
De un golpe estruendoso el cuerpo del pelirrojo llego al piso, seguía consciente e incluso escuchó cada uno de sus huesos romperse y como la sangre formaba un enorme charco debajo de él, había caído en un hermoso jardín y con sus últimas fuerzas elevó su vista a la luna y a las estrellas.
Shuichi: - A-Asi que aqui morire… - La fragancia de las flores se combinó con el olor oxido de su sangre, no podía mover ninguna parte de su cuerpo, en otras ocasiones podría llamar una ambulancia pero aunque lo hiciera sería muy tarde, al pensar en esto recordó todo, como si su vida pasara delante de sus ojos como augurio de su inevitable muerte, sus recuerdos llegaron hasta ese dia y su discusión con Issei y su tío - Issei… Tío… Debí de haberles hecho caso, perdonenme, Aun… Aun no, No quiero morir, aun no he vivido las aventuras que siempre he soñado, tomaré un rumbo en mi vida, así que por favor Dios si de verdad existes, dame una segunda oportunidad, no quiero morir, aun no…
Las lágrimas caían como cataratas de sus ojos hasta caer en el pasto, su conciencia se desvanecía y todo se iba volviendo borroso. A lo lejos el pelinegro se encuentra de pie viendo toda la escena con los puños cerrados e impotente por no haberlo podido salvar, escucho todo, sus súplicas y lamentos, no necesitaba ser un genio para saber que ese chico tenía una vida y un hogar en algún lado, podía dejarlo morir y luego deshacerse de su cadáver pero algo se movió en su corazón, los demás habitantes con el rubio incluido salieron corriendo hasta el jardín y al ver la escena se quedaron horrorizados, la chica de nombre Dorothea se llevó una mano a su boca para evitar gritar.
Dorothea: - Oh no, el chico…
Eloise: - Aun sigue vivo pero no tardará en morir, caer de un tercer piso es mortal.
Alec: - Pobre, ojalá que tenga una buena vida en el más allá.
Morgan: - P-Pero tenemos que salvarlo.
Eloise: - Mira quien habla, el asesino, es inútil Morgan aunque no haya muerto en el acto la hemorragia si lo hará, mejor tomemos el cuerpo y lo dejamos en una cuneta.
Dorothea: - Eloise, lo que dices es inhumano.
Eloise: - ¿Y qué quieres que hagamos señorita samaritana? Si la policía se entera nos meteremos en problemas, no podemos salvarlo.
Nath: - Te equivocas Eloise, si podemos - La voz de su compañero los callo y para su sorpresa comenzó a caminar hasta acercarse al cuerpo del chico, se hinco a su lado y lo miró con pena, seguía con los ojos abiertos dando su último aliento - Te escuche niño, aún no quiere morir verdad, pero ya no tienes salvación.
Shuichi: - P-Por favor quien seas, A-Ayúdame, no quiero morir aquí, aún tengo muchas cosas que hacer, he vivido un vida tan aburrida que no puedo permitir que se acabe sin antes haber vivido aventuras.
Nath: - Eres muy terco aún a punto de morir, pero si tanto quieres vivir, lo harás bajo mis condiciones - Sus compañeros lo quedaron viendo atónitos y más al ver como él mismo se hizo un corte en su muñeca, su sangre comenzó a escurrir, formando en el abdomen del chico un pequeño círculo, el chico tenía casi la conciencia desvanecida así que no contesto - A partir de hoy serás de nuestro mundo, serás mi sirviente - Tras tomar una bocanada de aire comenzó a recitar un viejo hechizo - Este es el juramento de la sangre, te doy mi sangre para que tu me entregues tu vida, a partir de hoy y hasta el final de tus dias seras mi sirviente y yo seré tu amo, te entrego esto con la luna de testigo para que renazcas como mi sirviente, hago el juramento que te salvaré de la muerte y tú jurarás servirme hasta que mueras.
Los párpados del chico amenazaban por cerrarse, las palabras del otro se le hicieron inaudibles, para completar su juramento tenía que beber la sangre del otro pero estaba tan débil que no podría hacerlo, al ver esto, Nathaniel tomó una decisión precipitada y bebió su propia sangre, se acercó hasta los labios del pelirrojo para ayudarlo a beber la sangre, al terminar se incorporó y se limpío la sangre que aún tenía, el juramento había sido sellado y como muestra de eso a cada uno le apareció una marca en alguna parte de su cuerpo, al pelinegro en su hombro izquierdo y al otro en su hombro derecho, al terminar, Shuichi cayó dormido en un profundo sueño para terminar el juramento, el otro cerró los ojos y tomó el cuerpo del chico para llevarlo en brazos, los demás se le acercaron confundidos, mientras se dirigía de nuevo a la mansión con el chico en brazos.
Eloise: - Nathaniel ¿Qué hiciste?
Nath: - Lo correcto Eloise, este chico pidió seguir viviendo así que solo cumplí su deseo, a partir de hoy él será uno de los nuestros así que espero que lo traten como tal.
Todos asintieron ante sus órdenes, entrando detrás de él a la mansión y abriendo así por fin las puertas a un mundo fantástico y lleno de misterios a su nuevo integrante.
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