Melia permaneció inconsciente por quince días. En las horas de la mañana del día quince de estar en ese
estado, abrió sus ojos. Al rodear con su mirada el lugar en donde estaba, vio la figura de una mujer, sentada en una silla, pero con la cabeza recostada boca abajo en la cama, al lado de ella. En el momento, Melia llegó a pensar que se encontraba con su hermana en la casa de su tía o en la montaña sagrada. Rodeaba la habitación tratando de reconocer en cuál de las dos estancias se encontraba. Pero poco a poco que se le iba aclarando la vista, ella se daba cuenta, que definitivamente, esa no eran su habitación y que la que estaba con la cabeza recostada no era Mina. Melia sintió curiosidad, e imaginando que podría tratarse de la casa de su abuela en Lecitor, tocó el rostro de la mujer al lado suyo, buscando reconocer de quien se trataba.
La muchacha al Melia tocarla en el rostro, se despertó. Y mirándola asombrada, se puso de pies muy rápidamente
al tiempo que dejaba salir un grito, para inmediatamente salir a pasos apresurados de la habitación. Melia se quedó sorprendida. No entendía, porque esa actitud de la doncella. Luego de algunos minutos, apareció por la puerta de la habitación la figura de su tía Ramelia. Esta al ver a su pequeña con vitalidad, la abrazó fuertemente, al tiempo que dejaba caer lágrimas de sus ojos, pero sin pronunciar alguna palabra. Melia se sentía un poco confundida por el comportamiento de su tía. Pero correspondía con su abrazo como lo había hecho desde niña.
En ese mismo momento, en el que Melia tenía sus ojos fijos en la puerta de la habitación. Observó como la atravesaron su tío Kroner, acompañado de Cuatro muy atractivos hombres, a los que en el momento Melia no logró reconocer. Y detrás de ellos un hombre no tan joven y tampoco tan atractivo, ni con el semblante de imponencia como lucían los otros. Seguido más atrás por Misimú, al que logró distinguir de inmediato.
Los cuatro hombres jóvenes, de aspecto imponente, observaban a Melia con curiosidad. Misimú sobrepasó al
hombre que iba delante de él, y al Ramelia sentir su presencia y alejarse de Melia, Misimú, comenzó a examinarla ante la mirada perpleja de ella. Melia lo observaba silenciosamente, no tenía idea de que era exactamente lo que se suponía que Misimú, quería averiguar. Le llenó de curiosidad conocer el motivo por el que Misimu la examinaba. Pero esa extraña habitación y el silencio que había aún con la presencia de tantas personas en ella, le hacía comprender que algo malo le estaba sucediendo a su salud.
-Está bien Misimu, me siento bien. Solo siento mucha hambre y ganas de pararme de la cama y respirar aire
fresco – Expuso Melia, al tiempo que buscó incorporarse, lo cual no logró, ya que sintió un mareo y que sus piernas no le respondían.
Todos al notar su debilidad se asustaron. Misimú la agarró y le dijo:
Melia… has estado inconsciente quince días… no puedes levantarte tan rápido…
Melia se sorprendío cuando escucho las palabras de Misimú y balbuceo, al tiempo que llevaba sus manos a la
cabeza y volteaba a mirar a su tía:
-Quince días… tía que pasó? Porque… porque…
-Melia no recuerdas nada? -preguntó Ramelia alarmada.
Melia trataba de recordar, mientras que su mirada estaba perdida. Misimú viendo la confusión de ella le
dijo:
-Melia, no te preocupes… ya recordaras… por ahora no solo como tu médico, sino también como tu maestro.
Prométeme, que te quedaras todo el día de hoy acostada en la cama. Que no intentaras levantarte sin nadie que te ayude.
-Que me pasa maestro? Es tan malo lo que tengo…Dígame de que se trata –replicó Melia.
-Melia, cuando fuiste curada de dos años de vida, de la enfermedad de la que seguro morirías, con la flor del
árbol del perón. La sanación no fue completa. Cuando tenías cinco años, unos días después de morir tus padres en ese trágico accidente, te desmayaste, y estuviste inconsciente, casi veinte días. Y cuando te despertaste, no
recordabas nada de lo sucedido con ellos. Tu tío y yo, después de muchos análisis, llegamos a la conclusión, que algo de la enfermedad que padeciste, aún seguía latente en tu cuerpo.
-No comprendo Misimú… porque ustedes no me lo habían dicho antes?
-Melia… Lo que desencadena, tu patología, es la tristeza. No te lo habíamos informado, porque siempre has sido
una niña muy alegre y llena de energía. De alguna manera, tu tío Ralor y yo, habíamos pensado, que no había algo que te apagara… Lo siento Melia… Fue nuestra culpa. Si te lo hubiéramos dicho, quizás hubieses podido evitar que esto sucediera.
Melia al ver a Misimú tan acongojado por la confesión, le dijo con una mirada calida:
-Está bien Maestro… Ya no importa, estoy bien, mírame. Y ahora que lo sé, prometo que no sucederá de
nuevo.
-Mi pequeña… lo que no sabes, es que has sido bendecida de lo alto, en que en estas dos ocasiones has
despertado… Pero el peor de los casos, es que simplemente, no vuelvas a despertar. Explicó Misimú de una manera serena y mirando con ternura a Melia.
Al expresar esas palabras Misimú, Ramelia salió apresuradamente de la habitación. Kroner Grenfell salio tras
ella. Kailer, Kramín, Krey y Kall no podían creer lo que estaban oyendo. Kailer en especial, se sentía desdichado. No podía creer que por culpa de su obstinación, Melia casi muriera. Él sabía que tanto las palabras que él le había dicho, como el comportamiento tirano, en el que la castigaba de rodillas por tanto tiempo, exponiéndola al escarnio
público, sumado a su negación a legitimarla como concubina, era lo que posiblemente había causado la tristeza, que la llevó a que se activara esa enfermedad.
-Lo mejor Melia, es que descanses… Procesar toda esta información en el estado en el que estas, es algo
que te puede causar mucho esfuerzo… Trata de relajarte y descansar. Mañana te seguiré explicando –le refirió Misimu con serenidad.
Melia quedó perpleja con la mirada perdida acostada en la cama. Misimú se dirigió a Kailer y a los príncipes con su mirada, dándoles a entender, que hablaría con ellos afuera de la habitación. Ellos al ver el gestó de Misimú salieron de la habitación. Cuando llegaron al salón principal Misimú expresó dirigiendo su mirada a Kailer:
-Melia tiene una pérdida de memoria… puede ser permanente o puede ser transitoria... Es un síntoma normal... No es una pérdida de la memoria de toda su vida. Es una perdida selectiva de situaciones o circunstancias que le antecedieron a la causa del sufrimiento… Lo que quiero decir con esto, es que por lo que pude ver, es muy probable, que no se acuerde de usted ni de la razón por la que está aquí en su palacio, su alteza… por eso le pido, que hasta que yo no la contextualice de su realidad en estos momentos, por favor no se le acerquen… Yo me quedaré al pendiente de ella, como lo he estado desde que vine…
Kailer y los príncipes asintieron con la cabeza y se dirigieron a la salida del jardín, sin expresar ninguna
palabra, rumbo a la mansión principal.
Eran las horas medias de la noche y Melia se despertó, porque había tenido una pesadilla con su hermana y también con uno de los misteriosos hombres que acompañaban a su tío Kroner. Los cuales por toda la situación que se presentó, no pudo saber de quien se trataba. Vio a la doncella durmiendo plácidamente, por ello, al levantarse, fue muy cuidadosa para no despertarla. Lo que menos quería en ese momento, era que esa doncella
saliera gritando y Misimú apareciera impidiéndole salir de ese lugar.
Se colocó una túnica y unos zapatos y salió a escondidas de la seguridad de la mansión hasta el jardín. Pero queriendo ir más allá. Los guardias que estaban en las puertas se lo impedían. Asi que decidió volarse por encima de la pared. Consiente que su estado físico no era normal, voló la pared con mucha dificultad. Al estar en el
jardín central que conectaba todas las mansiones. Caminaba disfrutando de la belleza del jardín y observando la bella luna que sobresalía llena, en esa noche. Ella estaba perpleja con lo que le rodeaba, cuando de repente se dio cuenta que estaban cerca unos guardias, así que se escondió, y para que no notaran su presencia se montó, aunque con algo de dificultad, en un árbol. después de unos minutos, al apercibirse, de que los guardias no hacían presencia, intentó bajar del árbol. Pero sintió un fuerte mareo, que le quitó el equilibrio y no pudo evitar caerse. Lamentando mientras caía, no tener la energía, para que con la agilidad que la caracterizaba, poder caer de pie, como lo había hecho muchas veces antes.
Kailer había terminado de trabajar. En vez de irse a su habitación a dormir, fue a practicar con su
espada, en una parte del jardín central, que era exclusiva para él, con Blen.Al terminar la práctica, Blen y él daban un paseo por el resto de ese gran jardín. Kailer, sin poderse quitar de la mente la imagen de Melia, caminaba en
silencio sin dirigir ninguna palabra a Blen. A él, le preocupaba, de manera especial, la reacción que ella tendría cuando Misimú, la confrontará con una realidad, que lamentablemente le había causado tal sufrimiento, que por poco y la lleva a la muerte. Y que él, era el autor intelectual de ese sufrimiento.
En ese momento en que Kailer se cuestionaba con estos pensamientos, Blen llama su atención, señalándole a una
parte del Jardín. Era Melia. A la que, aunque viendo con sus propios ojos, no podía creer que la veía. Ellos siguieron observando hasta que ella se montó en un árbol. Para Blen y para Kailer era bien evidente, que la salud de ella, por la dificultad, con la que la veían moverse, no estaba nada bien. Sin embargo Kailer solo la miraba sin tener deseos de interferir, hasta el momento en el que Melia se resbaló, y abalanzándose para atajarla, ella cayó en sus brazos, y aunque trató de guardar el equilibrio, después de dar una vuelta, ella quedó encima de él, tendidos en el suelo.
En ese instante, en el que Melia se dio cuenta de que alguien la había salvado, abrió sus ojos y se encontraron con los ojos de él. En ese instante ambos se quedaron mirando sin proferir ninguna palabra, como si el tiempo se detuviera. Hasta que él tratando de reaccionar a lo que le estaba pasando en ese momento con ella, le preguntó:
-Estas bien?
Ahhh… ah… si… y tu? –le contestó Melia con un tono de sorpresa.
-Si… entonces lo más conveniente… es que te levantes de encima de mí… contestó Kailer con un tono frío.
Eres tu… -susurro Melia en baja vos. Recordando, que ese que estaba frente a ella en ese momento, era el mismo
hombre con quien había tenido una pesadilla
Qué? –Preguntó Keiler.
-No es nada – Dijo Melia mientras que se ponía de pies.
-Te acuerdas de mí? –le volvió a preguntar Kailer, mientras también se levantaba.
-Claro, eres el Joven que
acompañaba junto con otros tres, al tío Kroner en mi habitación esta mañana.
Kailer por un segundo había tenido la ilusión de que ella se acordara de él. Pero al ver el comportamiento
de ella se dio cuenta, de que decía la verdad. Así que para llevar a cabo la petición de Misimú le dijo a Blen, mientras la miraba:
-Blen acompaña a la señora a su habitación.
-Melia, como no tenía memoria de estar casada, lo corrigió diciendo:
-Señorita, señor. No estoy casada, por eso debe referirse a mi como señorita – mientras dibujaba en su
rostro, lo que le pareció a Kailer y a Blen, una coqueta sonrisa.
-Bien… señorita… No está bien que en su estado de salud este usted a esta hora lejos de su habitación. Asi que mi
guarda la acompañará.
-Mi nombre es Melia… aunque no nos han presentado formalmente, ahora que me has salvado, Puedes decirme Melia…
- le dijo ella\, al tiempo que le estiraba la mano para encontrarla con la de él.
-en este reinó Melia…no es correcto que los hombres y las mujeres se den la mano como señal de
presentación –replicó Kailer tajantemente
Melia retiró su mano apenada y le dijo:
-Si, eso debe ser cierto… por el paisaje y la infraestructura de las mansiones, me he dado cuenta, que no estoy en la tierra de Ranson… Sabes… Allá, si se permite, el saludo con las manos entre hombre y mujer…
Kailer que no le quitaba a ella la mirada ni por un segundo, volvió a decirle a Blen:
-Blen. Acompaña a la señorita a su habitación.
-Y… señor… no es posible que mejor me acompañe usted – dijo Melia dibujando en su rostro algo de coquetería.
-Hay cosas, que no deberías saber, hasta que Misimú mañana te las revele… Son cosas que seguro me querrás
preguntar… si accedo a acompañarte.
-No lo haré… si me acompaña, prometo no preguntar nada…Es más. desde ahora mis labios no pronunciaran más una palabra hasta que lleguemos -replicó Melia, volviendo a dibujar, una sonrisa coqueta en su rostro.
Kailer no pudo evitar sonrojarse por la evidente coquetería con la que le hablaba ella. Blen, lo miró y se dijo,
que era la primera vez, que había visto, que por las palabras de una mujer su príncipe y amigo, se sonrojara. es más, era la primera vez, que Kailer, le concediera intercambiar palabras a una mujer. En la educación que recibieron, Blen tenía claro, que era insólito, que el futuro monarca de Kandor, se portara de tal manera.
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Comments
Maryam Paulina Esquivel Suárez
me gustaría saber a cual?????
2023-11-21
0
Irma Rocha Cruz
ya decía yo que se me hacía conocida la novela.... jajaja....
2023-11-19
0
Irma Rocha Cruz
orale...ahora si...que más enamorado de ella va a estar......
2022-09-30
7