La competencia

El día finalmente había llegado, Melía estaba en uno de los palcos con su tío Rener, que fue invitado, debido a

la neutralidad de la secta de la Mariposa Alada, para que fuera el que arbitrara el encuentro, en los tres enfrentamientos. Ella no podía creer que esto estuviese pasando. Tenía claro, con cual de esos dos hombres quería estar, tenía claro, a quien quería entregar su cuerpo, y con quien prefería compartir su vida, tenía claro, para cuál de ellos, era solo un instrumento. Entonces porque no podía solamente elegir. No alcanzaba a entender, porque ella estaba en ese lugar siendo la observadora de su destino. Pero menos comprendía, Porqué, ese

destino de su vida, por lo menos por un año, lo tenían que elegir hombres. Las tradiciones y normas de los reinos humanas habían encarcelado su vida y ella dejó que esto pasara sin hacer nada. Estaba en ese momento muy enojada consigo  misma, porque esos dos hombres de aspecto hermoso e interesantes personalidades

se peleaban por ella, como si fuera un utensilio que poseer. Un utensilio, que en esa cosificación sexual que tenía significado para las normas y tradiciones de los reinos, era útil para conseguir lo que sea que ambicionaran, que en el caso de Kailer, era formar un imperio. Y eso de alguna manera, era lo que más le molestaba.

Esos eran los pensamientos de Melia, cuando de pronto frente a ella, sin ella apercibirse, aparece

arrodillada la figura de Galen, le toma la mano, se la besa, ante la mirada de asombro, no solo de ella, sino de los presentes y de Kailer; quien desde niño le habían enseñado, que la mujer nunca puede dejarse tocar la mano del hombre, a menos que sea su esposo. Le extiende lo que a ojos de ella era una pañoleta. Todo el lugar que había estado lleno de susurros hasta ese momento, observaba expectante. Al tratar de salir Melia de la perplejidad que le causaba tal situación, no pudo evitar mirar hacia atrás de Galen y encontrarse con esa mirada, que la

contemplaba con evidente señal de enojo. Kailer no se molestaba en disimular con una mirada fría en ese momento, que lo que Galen hacía le molestaba. Pero lo que Melia sintió cuando lo miró, era que, el hecho de que ella lo permitiera, era lo que le molestaba más.

Galen al apercibirse, de que Melia había fijado su mirada en Kailer, mientras él extendía su mano hacia ella, le

dijo:

-Mel, hazme el honor –señalando con sus ojos el pañuelo.

Melia dudo por un segundo. El acto en el que Galen le estaba obligando a participar, como un simple peón en su

juego, era de una de las tradiciones de los reinos; en el que el cazador, antes de empezar la faena, se dirigía a su esposa y esta le colocaba la pañoleta en el cuello, como símbolo de que en la cacería él no estaba solo, sino que ella estaría con él. A Melia le era clara la intención de Galen. Él quería que todos se dieran cuenta, no solo que Melia correspondía a sus sentimientos, sino que ella lo escogía a él, por encima de Kailer. De alguna forma con este acto, le hacía saber a todos, que Melia le pertenecía.

Melia agarró la pañoleta, fijando sus ojos en Galen, y la colocó en el cuello de este, mientras Kailer, enojado,

empuñaba sus manos y luchaba por no ir a terminar con tal acto. A él le fue claro desde ese momento, que no había completa falsedad en las palabras de Galen, cuando le dijo, que ella, si pudiera elegir, lo elegiría él. No sabía si eso le molestaba más o él hecho de mirar como ella tan complaciente, no solo permitía que él la tocara y besara sus manos, sino que demarcara que ella era de su propiedad con ese pañuelo.

El enojo que sentía Kailer, el cual lograba suprimir ante la vista de la mayoría de las multitudes, le llevo a

fallar en la exactitud del tiro en la cacería, lo que trajo consigo  que Galen fuese declarado ganador de ese

primer desafío.

Antes de iniciar el segundo enfrentamiento, Galen volvió a dirigirse nuevamente a Melia, con una hermosa

rosa roja en la mano, que al ser aceptada por ella, provocó muchas murmuraciones. En la tradición de los reinos, la entrega de una rosa roja de un hombre a una mujer, simbolizaba la entrega de su amor incondicional. Con este

acto de Melia, a Kailer no le quedaron dudas, de que realmente ella tenía sentimientos por Galen, y aunque en todo lo que había pasado entre los dos, él había notado, que él a ella no le era indiferente. Pensó en ese momento, que

cualquier cosa que ella sintiera por él, seguro no se comparaba a la que podía sentir, por el que se disputaba con él, el derecho a poseerla.

Resignado, Kailer por un momento, con una tristeza, que nunca había sentido, lo cual lo llevaba a sentirse

miserable, pensó en perder la carrera. Si ella quería a Galen, una parte de él, esa que quería que ella fuese feliz lejos del daño que él, en sus ambiciones pudiera causarles, deseaba dejar que Galen la obtuviera. Pero nuevamente estaba en medio de un dilema. Era la aparente felicidad de Melia o el honor de su reino. Si perdía esa competencia, lo que pudiese significar la felicidad para ella, era una gran pérdida para asegurar la supervivencia de su pueblo. En ese momento supo, que había cometido un gran error al no haber aceptado en el comienzo el trato de Galen. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Debía ganar. Y después asegurarse de que Melia fuese tratada lo mejor posible en ese año, que ella para ganar su libertad y su honor, tendría que pasar siendo la

concubina de él.

Galen se por su parte se sentía alegre. Lo que más le importaba en el momento a él, que era la aceptación de

Melia, ya la tenía. Se aseguraría de ganar la carrera y con ello finiquitar el poder hacerla su mujer. Pensó que inmediatamente que terminara la carrera, anunciaría a su pueblo, que ya les había escogido una reina.

La carrera se llevó a cabo, pero lastimosamente para Galen, Kailer en el último momento lo adelantó. Declarando como ganador Rener a Kailer, todo anunciaba, que todo se decidiría en un tercer enfrentamiento.  En ese momento Kailer ya había decidido no volver a mirar más a Melia. Si ella no lo tenía en su corazón le sería más fácil utilizarla para obtener la sangre que necesitaba para salvar la mayoría de vidas que le fuese posible en su reino.

Melia no tenía la certeza de lo que iba a pasar, ella había observado la técnica de pelea de Kailer y lo

excelente que era utilizando la espada; pero también sabía de la excelencia de Galen. Había tenido con él enfrentamientos amistosos desde que era una niña y sabía que a él, de una forma fácil no le podían ganar.

Cuando comenzó el enfrentamiento, la excelencia de los dos peleadores era evidente en el escenario. En el momento que empezaron a utilizar espadas, se empezó a notar una somera inclinación de la balanza hacia Kailer, quien después de algunos movimientos inesperados para Galen, terminó desarmándolo y colocándole la espada en su cuello. Todo estaba dicho, Kailer había ganado. Kailer bajó su espada y se dio la vuelta para mirar a su hermano y primos, que habían venido a acompañarlo. Pero no se esperaba que Galen, no soportaría la idea de perder a Melia. No soportaría que ella nuevamente estuviera en los brazos de Kailer y antes de que Kailer pudiera reacionar, lo atacó por la espalda, haciéndole  una gran cortada en la parte de la espalda del costado derecho, mientras le decía:

-No permitiré, que ella vuelva a hacer tuya… primero moriré o haré que tu mueras…

Kailer con todo y el dolor que sintió, se alertó rápidamente, y antes que este pudiera meterle la espada en una parte vital de su cuerpo, giró y le dio una patada, que distanció a Galen lo suficiente, para mover su espada hacia él y cortarle el cuello. Cuál sería la sorpresa para Kailer que cuando su espada estaba a poca distancia del cuello de

Galen, Melia se metió, y la espada que iba dirigida al cuello de Galen casi perfora su cuello. Pero Kailer al darse cuenta que era la garganta de Melia se detuvo con gran dificultad. Causándole el reconocer que era ella una herida más dolorosa que la que Galen le hizo en la espalda. Porque en ese momento pensó, que si ella estaba dispuesta a dar la vida por él, era porque le amaba. Y por alguna razón eso le dolía mucho.

El público se quedó en completo silencio. Krey, Kramín y Blen inmediatamente rodearon a Kailer de manera defensiva. Todos los soldados de ambos reinos sacaron sus armas a la defensiva, en espera de órdenes.  Kailer bajó su espada lentamente, mientras miraba a Melia con una expresión de tristeza en sus ojos, que Melia al

notar, le causó curiosidad. En ese mismo instante, Rener llegó al  escenario a tratar de calmar a todos los expectantes diciendo.

-Todos bajen sus armas…  Al traerme aquí, como el juez de este encuentro. Ambos reinos me dieron la potestad para ser el que tome las decisiones… así que obedezcan o tendré que obligarlos a obedecer.

Cuando Rener terminó sus palabras, Kailer expreso, antes de guardar su espada y alejarse del escenario:

-Bajen sus armas y vámonos –dijo al tiempo que empuñaba sus manos con fuerza.

-Todos los del ejército de Kandor obedecieron. Nadie dijo nada y uno a uno empezó de manera precavida a alejarse del lugar en dirección en la que iba Kailer. Krey se le acercó a Melia y de una manera gentil le dijo, con una sonrisa irónica en su rostro:

-Mi pequeña salvaje, ya que mi primo ha ganado el encuentro, eso quiere decir que le perteneces… lo siento

pero no te puedes quedar con tu amado…

Galen abrazó a Melia por la espalda y le dijo aferrándose a ella:

-No te preocupes Melia. No voy a permitir que te alejen de mi…

Melia se voltio y quedando frente a frente con él le expresó:

-Galen... Yo voy a estar bien… ya me conoces… soy inquebrantable. Después de un año nos volveremos a ver… vas a ver como el tiempo pasa rápidamente. Se puso en cuclillas y le dio un beso en la frente. Después de lo cual se alejó y detrás de ella Krey y Kramin, ya que Blen se había ido con Kailer.

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