Melia cepillaba el cabello de Mina, en la habitación de ella, mientras esperaban noticias. Habían pasado aproximadamente dos horas, desde que llegaron a la casa en la que vivían con su tía. Ambas no podían evitar pensar, que el hecho ocurrido traería muchos problemas para la secta.
Era la primera vez que la seguridad de casa alada había sido vulnerada. Ni siquiera en el resto del territorio de Ransón nadie de los cinco reinos correría algún peligro; ya que todo el territorio era vigilado por los guardias de la mariposa negra. Que eran expertos espadachines encargados de la seguridad de Ranson.
Qué clase de problema traerá a nuestra secta, que el príncipe heredero de Kandor haya sido atacado en nuestro
territorio- se preguntaba Melia.
-No puedo creer que algo asi haya pasado en nuestra ciudad – dijo mina mientras miraba en el espejo.
-Aquí lo más seguro, es que haya algún reino, que haya decidido no seguir respetando la neutralidad de la secta
de las Mariposas Aladas, y pretenda meternos en problemas con el reino de Kandor- dijo Melia mientras se retiraba de al lado de su hermana y se asomaba en la ventana.
En ese momento, tocan a la puerta. Toc toc.
Adelante –dijo Mina.
Era una de las empleadas y dijo:
- Señorita Melia, la señora Ramelia pide me acompañe a verla.
Melia entregó el peine a su hermana y salió de la habitación, siguiendo a la joven empleada.
Mientras caminaba Melia se preguntaba, para que la había llamado su tía. Se preguntaba, si en medio de
toda esta situación con el príncipe, su tía tenía la intención de castigarla por haber participado de la competencia, sin el permiso debido.
-Ya me parecía raro que no se había manifestado antes- pensaba Melia, mientras agachaba la cabeza, y se pegaba con su mano en ella.
Después de unos minutos, en el que llegaron a una habitación y se pararon en la puerta en la que había unos
guardias vigilando, Melia se dio cuenta que probablemente era la habitación del príncipe. La empleada inmediatamente se despidió y uno de los guardias dijo:
-Adelante señorita- mientras se hacía a un lado.
En ese instante Melia se sintió confortada, ya que parecía que el tema del castigo, no era el motivo por el cual su tía Ramelia requería su presencia.
Probablemente - pensó Melia- tía quiere que le de mi sangre al guardia del príncipe, para que sea sanado.
Cuando Melía abrió la puerta y trató de entrar. Se tropezó con el pecho de un hombre. Era el pecho nuevamente, del que ella consideraba como un narcisista, el príncipe heredero. Por un segundo ella subió sus ojos, que se encontraron con los de Kailer, quien enfocó su mirada en los de ella. En ese instante, por la cercanía, sus respiraciones se compactaron. Sus alientos se confundieron y sus latidos se
aceleraron. En ese momento, que por alguna razón a ella le pareció eterno, solo por el espacio de aproximadamente de un centímetro, sus labios no se tocaron.
Tan pronto como se recuperó de la impresión del encuentro. Kailer, se controló, alejándose de ella, echándose hacia atrás.
Melia por su lado, agachó la cabeza. Y al instante, escucho la vos de su tía Ramelia. –
-Melia, apresúrate, entra-
Melia se apresuró a entrar y Pasó por el lado del príncipe, sin poder evitar mirarlo. Pero él por el contrario, solo la ignoró
Sus manos un minuto después, se encontraron con las de la tía Ramelia. La cual al sentir el pulso acelerado de
su sobrina y sus manos un poco frías, exclamó:
-Melia estás bien, tienes algún malestar. Te siento el pulso acelerado y las manos frías. Le dijo mientras tocaba la frente de ella.
Cuando su tía dijo eso. Melía no pudo evitar sentir vergüenza. apretó sus puños agarrando su vestido fuertemente Y su vista no pudo dejar de dirigirse a Kailer, quien en ese preciso instante, al escuchar la expresión de Ramelia, también la miró, con una profunda curiosidad. Fue algo que de alguna manera ambos sintieron que pasó en cámara lenta. En ese segundo, para ambos no existía nadie a su alrededor.
El encuentro que había tenido con Melia en la puerta, para Kailer, había sido extraño. Por un segundo al mirar sus ojos y al sentir su aliento, no pudo evitar pensar, que lo que tenía al frente le gustaba.
Por un instante no pudo evitar querer besar esos labios. Pero, recuperó la cordura y recordando la distancia que debe tener de una mujer, se alejó de ella tratando de no volver a mirarla.
Sin embargo su curiosidad lo traicionó, cuando la tía de ella, le preguntó si estaba bien. El tener el pulso acelerado y las
manos frías no era algo común -pensó él.
Kailer la miró expectante, y al ver lo evidentemente nerviosa que ella se puso, por un momento, imaginó que eso le pasaba por el encuentro con él. Pero Melía justificó su condición por el hecho de haber participado en la competencia, mientras esquivaba la mirada de Kailer diciendo:
-Tia estoy bien, un poco cansada por la competencia, es por mi culpa tía. No te preocupes, con un poco de descanso estaré como nueva.
Fue entonces cuando Kroner Granfell intervino diciendo:
-Melia, apresúrate, atiende a las indicaciones de Misimú.
Melia asintió con la cabeza y miró a Misimú. El no tuvo que proferir palabra alguna. Con su mirada le expresó a Melia, lo que ella debería de hacer.
Misimu, era el mejor amigo de su tío Ralor. Ella lo conocía desde pequeña. El al igual que su tío Ralor, habían
sido sus maestros, en la medicina y en artes marciales.
Melia inmediatamente se sentó en la cama al lado del guardia y saco un cuchillo de su vestido, que guardaba en la parte superior del pecho y se hizo un pequeño corte en la muñeca. Le abrió la boca al guardia, dándole a tragar un poco de su sangre.
Cuando Kailer vió que Melia tomaba su cuchillo y se cortaba en la muñeca, se sintió espantado. Aunque ya Misimú le había explicado de las propiedades curativas de la sangre de Melia, no podía creer lo que ella hacía.
Como tampoco pudo creer, cuando horas antes la había visto competir, que ella pudiera tener tan excelente técnica de artes marciales.
Cuando la miraba en la competencia, Kailer, solo veía a una joven delgada de piel muy clara, con algunas pecas en su rostro. Que, a pesar de que no había ningún decoro en su vestido, sino antes, solo era como una simple y sencilla tela que abrigaba su cuerpo; Aun así se veía hermosa, y su presencia por un momento, le hizo sentir ternura y la necesidad de protegerla. Por lo cual, despues de haber sentido eso, decidió no volver a observarla.
En esa competencia de alguna manera Kailer se había sentido muy incomodo, al mirar esos competidores voraces atacar a Melia.
Pero otra era la realidad. Ella era toda una salvaje. Era muy diferente a las mujeres que desde niño había conocido. La manera como sin la mínima señal de dolor cortaba su muñeca, no era sino la muestra de lo que esa mujer en esencia era. Una salvaje.
En cuanto a Melia. No era esta la primera vez que ella se hacía un cortesito en su muñeca, para dar de su sangre cuando Misimú o algunos de los médicos ancianos de la secta, lo requerían.
Cuando era una niña pequeña, y estuvo expuesta a la muerte, por una enfermedad. Sus padres para salvarla le dieron una medicina hecha de la flor del árbol del perón, la única flor que quedaba de un árbol sagrado para la secta, que solo florecía una vez cada 200 años, y que tenía la propiedad de transformar en una sangre curativa, la sangre de la persona que la ingería como medicina. La única parte en el mundo en el que podía crecer era la montaña sagrada en el lado norte de Ciudad Alada.
Cuando Melia terminó de hacer lo que Misimú había requerido, por algún motivo que ella no comprendía, no pudo
evitar mirar a Kailer.
Al poner sus ojos en él y encontrase con la mirada profunda, pero indescifrable de él, se puso nerviosa. El al contrario, al notar el nerviosismo de ella la siguió mirando. No comprendía porque esa mujer que la noche anterior, lo retaba con sus palabras, y que mostró tanta seguridad en la competencia había sido tan segura y que lo ignoró toda la competencia. Ahora mostraba un comportamiento diferente. Un nerviosismo que para él, fue evidentemente una muestra, que para ella, él no le era indiferente.
Melia se sintió aliviada, cuando por el llamado de su tía Ramelia pudo escapar de la mirada de Kailer, cuando su tía Ramelia con una venda, tapo la cortada, mientras le decía:
-Melia vamos a tu habitación, debes comer algo y descansar. Después la abrazó como a su niña chiquita y le dio un beso en la frente.
Para Ramelia, Mina y Melia eran como la niña que por normas del reino de Kandor, cuando quedó embarazada por primera vez de su esposo Kroner a los 6 meses, le tocó perder. En las reglas y normas de ese reino, el primer hijo en la familia real, siempre tenía que ser varón.
Ella en aquel entonces tuvo que someterse a perder a su hija, un vació que solo pudo compensar cuando de cinco años, las gemelas fueron llevadas por su hermano Rener, el líder de la secta; para que ella, las criara y educara.
Cuando Melia y Ramelia salieron de la habitación. Misimú expresó a los presentes:
-La sangre curativa de Melia, puede actuar de dos maneras. En primera instancia puede acabar de una sola vez con el veneno en el cuerpo de la persona. Pero hay una segunda manera en que obra, y es solo neutralizando el veneno en el cuerpo, dando con ello tiempo para que puedan conseguir el antídoto.
No puedo asegurarles en el momento como actuará la sangre en esta ocasión. Debemos esperar dos horas y entonces les diré, toda la información al respecto.
Todos en la habitación quedaron en silencio. Kailer se dirigió a donde estaba Blen, lo miró y se sentó a su lado. Blen para él no era cualquier guardia del reino, contratado para cuidar de su seguridad. Se conocían desde que eran niños muy pequeños y nunca se habían separado. Aparte de su hermano Kramín no había nadie en el mundo que lo conociera tanto.
*****
Unas horas después, mientras se revolvía en su cama de un lado a otro, sin poder conciliar el sueño. Melia no podía dejar de pensar en Kailer. Una y otra vez repasaba en su mente ese perturbador encuentro, como si fuera una vivencia que se repite, sin poder evitarlo.
Era como si una y otra vez sintiera su aliento y anhelaba tocar sus labios. Se sentía espantada. Que es exactamente lo que le estaba pasando –se preguntaba.
Se levantó de la cama, se miró al espejo y tocó sus mejillas y se dijo: -quéte pasa Melía. Él es un príncipe engreído y narcisista. Lo detestas. No puedes permitirte que su presencia te perturbe.
Habiendo dicho esto, se colocó su túnica y sacando su espada, se dirigió al jardín.
Habiendo estado allí por más
de una hora practicando, se sentía mucho mejor. Ahora tenía sus pensamientos claros. Poco a poco fue recuperando la serenidad que la caracterizaba. La paz volvía a ella. Sus pensamientos con respecto a Kailer ya habían quedado claros.
Melia había tomado la decisión de irse por unos días a la Montaña Sagrada, en donde estaba su tío Ralor. De esa manera –pensaba ella- podría alejarse de ese engreído príncipe y así evitaría que la perturbara. Cuando de pronto siente una fuerte voz que le dice:
-deberías de estar descansando. Partiremos a primera hora mañana, y si no descansa lo suficiente me temo que no nos servirás.
Melia estaba de espaldas y no podía verlo, pero sabía que esa voz era de Kailer. Aunque poco lo había escuchado hablar, por alguna razón ese timbre de vos, fuerte y decidido había quedado impreso en su mente. Ella se quedó por un momento quieta, sin proferir palabra alguna y sin ni siquiera voltear a mirarlo. Pero casi al instante, después
de pensarlo por un segundo. Recogió su espada, y emprendió el camino de regreso a la habitación, escogiendo mejor ignorarlo.
Kailer solo se la quedó mirando. Que se creía esa salvaje mujer? –se preguntaba.
Como se atrevía a ignorarlo
nuevamente, cuando él le estaba hablando. Es irrespetuosa no tiene ni la más mínima idea de cómo debería tratar a un hombre - pensó. Como le gustaría poder enseñarle modales. Entonces con una vos suave mientras la veía alejarse dijo:
-Tampoco quería encontrarme contigo pequeña salvaje, solo quería tomar un poco de aire...
Kailer había decido salirse de la habitación, Después de que habiendo pasado las dos horas, Misimú les explicó,
que la sangre de Melia no había sacado el veneno, sino que solo lo había neutralizado. Que deberían conseguir la hierva Sahen que solo crecía en la montaña Badasu del reino de Bedolia, Para poder agregárselo al antídoto que sacaría el veneno de Blen.
Kailer aún no lograba comprender, porque si la secta de las Mariposas Aladas tenía el dominio de las mejores
hiervas y artes médicas, el antídoto para el veneno de Blen no le hacía efecto. Conseguir esa hierba, iba ser muy difícil, sobre todo, teniendo en cuenta que la situación política de los reinos en esos tiempos no era la mejor.
**********
A la mañana siguiente, como Melia había determinado hacer todo lo posible por no volver a ver a Kailer, no se había
levantado temprano como era su costumbre.
Las intenciones que tenía eran de dormir en la cama todo el día. Y cuando se despertase, partir a la montaña sagrada, a donde estaba su tío Ralor. Lo que Melia no se esperaba, era que, en vez de no volver a ver a Kailer, lo iba a tener a su lado por algún tiempo.
La vos insistente de Mina y su tía Ramelia lograron hacer que Melia abriera sus ojos. Melia quien no había entendido las voces que escuchaba pregunto mientras se arropaba nuevamente con su cobija, que momentos antes, ellas le habían quitado:
–Que pasa, porque me despiertan, quiero dormir...
Mina le volvió a quitar la cobija junto con su tía y dijo:
-Melia debes despertarte. La secta tiene un gran problema y te necesita...
Ramelia por su parte dijo: Melia tu tío Roner y yo estuvimos hablando anoche y él me pidió que te dijera, que te encomienda una misión...
Una misión –preguntó Melia- Porqué el no me lo dijo. Expresó Melia al tiempo que se sentaba en la cama.
Ramelia dijo mientras se sentaba en la cama a su lado:
-Tu tío Rener estuvo aquí anoche. Él ha estado pendiente del asunto del guardia envenenado del príncipe. Sino vino a despertarte fue porque yo le dije, que te había visto un poco mal de salud.
Melia se sintió nuevamente apenada y empuñó sus manos, al recordar la situación que logro alterarla cuando tuvo ese perturbador encuentro con el príncipe.
-De que se trata tía –pregunto.
Melia, que el príncipe Kailer haya sido atacado en el territorio de la secta de la mariposa alada, es algo,
que sin duda alguna, traerá a este territorio un gran problema, dijo su tía al levantarse y mirar por la ventana.
- La secta debe de asegurar la seguridad de toda persona ajena a este territorio, mucho más cuando se trata de
la realeza de uno de los cinco reinos –prosiguió Ramelia al tiempo que volteaba hacia Melia
Entonces Mina dijo sentándose en la cama:
-Melía –la secta debe mostrar al príncipe, que no escatima esfuerzo alguno en honrarlo y solucionarle cualquier
problema, que por negligencia le hayamos causado.
Melia no podía entender que era exactamente lo que su tía y su hermana trataban de decirle. Porque no iban al grano y le decían directamente cual era la misión.
Melia –volvió a decir Mina- sé que no los soportas, a mí tampoco me caen bien. Pero lo que menos necesita la Secta es que algún reino sea su enemigo. Debes acompañar al príncipe y mantener a su guardia personal con vida, hasta que encuentren a la hierba Sahen , en la montaña Badasu del reino de Bedolia.
Qué! -exclamó Melia –Bedolia- volvió a replicar, mientras se levantaba de la cama-
- Son muchos días de camino...! –volvió a decir.
- Lo sé pequeña, pero es de vital importancia para la secta, que ese guardia personal del príncipe no muera... Es nuestro problema, ya que nuestra casa no pudo dar la debida seguridad al príncipe heredero–repuso su tía Ramelia.
Melia miró a Mina y le preguntó de manera ya resignada:
-Vendrás conmigo hermana?
Mina la miro, la abrazó y le dijo:
-Hermana, esta vez, es la misma misión, solo que las dos estaremos en espacios diferentes..
Mi tío Rener me asigno el dirigir la investigación de todo lo acontecido en el atentado al príncipe heredero.
El príncipe ha exigido que se le debe presentar un informe de todo lo ocurrido, cuando regrese de buscar la hierba
sehon -Dijo Ramelia mientras también abrazaba a sus sobrinas.
Una hora después; Melia se alistó mientras pensaba en esa situación. Determinó poner todos sus esfuerzos para cumplir la misión. Y
no permitir que lo que sea que le pasara con ese engreído y narcisista príncipe la perturbara.
Ella se sentía enfadada con las pretensiones de él. Sobre todo después de que la secta había hecho todos los esfuerzos por atenderlo y solucionarle su problema. Como se atrevía a exigir los resultados de una investigación, dando tan poco tiempo.
Cuando Melia salió de la casa, acompañada de su hermana, al estar completamente preparada para unirse al grupo que buscaría la hierva de sehon; Se dio cuenta que iban tres carruajes de pasajeros y tres de provisiones, junto con un gran ejército de escoltas. En el primer carruaje, el cual lo habían adaptado para comodidad del enfermo, viajaría el guarda del príncipe, Blen. En el segundo irían los príncipes y el tercero lo habían alistado
para ella.
Abrazó a mina y se despidió de ella dirigiéndose a su tía Ramelia, quien estaba cerca de los carruajes al lado
de su esposo Kroner y junto a los príncipes Kailer, Kramín y su primo Rafel . Al llegar al lugar, en la que todos inmediatamente la miraron, dio un saludo muy simple y casi no notorio, sin mirar a nadie, más que a su tía, a la cual abrazó y al instante, ignorando a todos los presentes, se apartó de ellos, mientras veía como uno de los empleados traía a su príncipe, su hermoso caballo blanco. Al cual montó y enseguida tomó lugar al lado de la carreta del guardia, ignorando todas las miradas.
Kroner Granfell al observar la actitud grosera de Melia, se sintió molesto y avergonzado. No podía comprender
como esa chiquilla que él había criado, no hacia el menor esfuerzo por guardar la más simple muestra de respeto a él y sobre todo a sus sobrinos, que no eran cualquier ciudadano de Ranson, o de Kandor, sino que uno de ellos, sería el próximo rey de kandor
Kailer al observar la actitud de Melia se enfureció. Ni siquiera respeta al tío Kroner -pensó. Sino fuera porque su sangre curativa le era necesario para mantener con vida a Blen, no le permitiría estar cerca de él y molestarlo con su presencia
Pero se dijo, que no iba a permitir que esa salvaje perturbara su atención. En ese momento decidió, no volver a mirarla en todo lo que demoraría la misión. Unos minutos después, todos tomaron su lugar y la caravana partió.
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Updated 127 Episodes
Comments
Salomé Páez
Mejor para ella si no le hablas
2024-06-12
1
Irma Rocha Cruz
jajaja.... tómala pichón..... así o más ignorados..... jajaja......
2023-11-18
2
Sol Cito
me encanta la actitud de melia
2023-11-09
0