capítulo 18 celos al por mayor

A la mañana siguiente, a Meli le dolía la cabeza y el estómago se le daba vuelta, se lo hizo saber a Tincho este de inmediato se dio cuenta de qué lo que tenía era resaca por el champán que había bebido en abundancia, fue al botiquín del que tomó un frasco de gotitas analgésicas antiespasmódicas, y puso unas cuantas gotas en un vaso con agua se lo alcanzo, toma esto te va a hacer bien, en un rato te vas a sentir bien, ella lo bebió y tomó la cajita que contenía al frasco y le dijo: mira vos que bien equipado estás, se ve que lo necesitas seguido, el algo molesto ¿qué te pasa, que decís?, sí, hay lo necesario para casos de urgencias ¿qué hay de raro?, ella levantando el tono de voz: ¿y a quién traes a emborracharse? Seguro que alguna amiguita para divertirte, si se defendió él: he venido con amigos y amigas ¿qué hay de malo?, y si continuó ella: seguro que no soy la primera ni la única y mientras lo decía lloraba desconsoladamente, él no quiso continuar discutiendo y para consolarla la abrazo, le seco las lágrimas, amorcito no te pongas así, antes de conocerte si hacía fiestas y traía gente para pasarla bien y pasaba de todo,pero eso ya fue, ahora estoy con vos y te amo y vos te pusiste borrachita y ahora tenés resaca y por suerte estaban ahí las gotitas, para que te mejores, ella: Perdóname soy una tonta, y vos sos tan lindo, tan atractivo que no puedo evitar sentir celos, te amo tanto que no soportaría que estuvieras con otra, sabes que no es así solo te quiero a vos, solamente a vos, amarte a cada rato solo a vos, Meli lo abrazo y beso por todo el rostro mientras se disculpaba, él pícaramente le hizo acuerdo:claro después que te dormiste dejándome pronto y sin visita, ahora querés que te disculpe y ¿cómo vas a ganar mi perdón?, ella haciendo "pucheritos" dijo susurrando así, mientras lo besaba ardientemente él: así me gusta que me complazca señorita, está totalmente disculpada y se entregó al deleite que ella le otorgaba. Luego se ducharon y recién notaron que eran las 11 de la mañana, las horas habían volado y no habían ido a sus trabajos, ella dijo: ya es tan tarde que no vale la pena ir y además no tengo ganas, hoy me lo tomó libre, él opinó entonces estoy obligado a acompañarte, eso sí voy a llamar a la automotora y espero que el jefe de ventas haya abierto, Meli hizo lo mismo llamo a la encargada excusándose por no haberle avisado, pero se sentía tan indispuesta que no pudo hasta que estuvo mejor y que si podía iría en la tarde.

Habiendo cumplido con las responsabilidades, determinaron volver a tierra firme, una vez en el atracadero y teniendo en el club de yates un restaurante almorzaron allí y en eso estaban cuando ingresó una chica, alta, delgada, de cabello rubio sumamente lacio de ojos muy grandes y claros, que con paso veloz se acercó a la mesa donde ellos estaban y a viva voz Ti, que alegría verte y sin siquiera mirar a Meli lo saludo besándolo en la mejilla, amigo que bueno encontrarte¿qué contás, en que andas bombón?, cada vez que te veo estás más maduró y mejor, él sonriendo: Hola, ¿cómo estás, amiga querida? vos también estás muy linda, tanto tiempo que no nos veíamos ¿dónde andabas? Meli miraba incrédula y en su cara roja se le notaba la ira que la invadía, hizo un movimiento para llamar la atención de él y lo logró, haciendo una pausa él dijo ella es mi novia y la amiga volvió la mirada hacia Meli y con total indiferencia la saludo:Hola un gusto y te felicito que bombón te atrapaste, a Meli no le cayó bien el comentario, es más lo creyó desubicado, pero se mantuvo en silencio, los amigos siguieron conversando y poniéndose al día, como si ellos estuvieran solos, Meli no aguanto más y se retiró, ya en la vereda paró un taxi que pasaba y se fue a su apartamento, en el taxi no pudo contener el llanto, tenía tanto dolor ¿por qué me ignoro de esa forma? Se preguntó, aunque no encontró respuesta, una profunda tristeza la embargo, ya en su casa fue directo a su dormitorio, se acostó, se cubrió con las mantas hasta la cabeza y se soltó a llorar hasta quedar durmida, el timbre de la puerta la despertó, no tenía intención de abrir, pero era tanta la insistencia que se levantó y observó por la mirilla y allí estaba Tincho, dudo un poco, al fin retorno a la cama, pensando que se vaya no quiero hablar con él, caradura me ignoro por esa mamarracha, no, no puedo. Permitir que me trate así. El timbre sonó 2 o 3 veces más y luego el silencio fue omnímodo. La tarde se fue colmada de tristeza y silencio, ni siquiera una vez sonó el teléfono y lentamente la habitación se llenó de oscuridad y el sueño encontró a la jovencita, acostada en posición fetal totalmente descorazonada.

A las 7 de la mañana oyó sonar el teléfono ella miró y tenía 27 mensajes de Tincho y varias llamadas perdidas, de él, no voy a contestar nada se dijo, se duchó, vistió y se maquilló para disimular los ojos hinchados por el llanto, lo rojo era imposible de ocultar, arreglo su cabello, se puso una abrigada campera, tomó la cartera y las llaves del coche, en el preciso momento que recordó que su auto estaba en el garaje del atelier, donde había quedado hacía dos noches, y bue dijo y llamo un taxi, bajo a la recepción y allí estaba él esperándola, amor ¿qué paso, por qué te fuistes? no voy a hablar, ahora no, después te llamo le dijo ella sin parar, llego a la vereda y el taxi la esperaba, subió, cerró la puerta, le indicó al chofer la dirección sin mirarlo ni una sola vez.