Capítulo 4.

...Aylin Jefferson....

Suspiro nerviosa, estamos frente a la casa de Ariel, el chico de la fiesta, al parecer este chico tiene mucho dinero, su casa es enorme de doble piso, las paredes son de color blanco, hay dos ventanas de vidrios y un balcón. Como me esperaba, el patio está lleno de gente bebiendo alcohol y otras metiéndose lengua.

—¿Lista belleza? — Me pregunta Noah asomándose por el asiento del pasajero.

—Si. — abro la puerta del auto y bajo con cuidado, me puse el vestido que compre en la tiene, unos borcegos negros, mis ojos están deliñados de negros y mis labios pintados de bordo.

Noah lleva una camisa azul oscura y un jean negro, unas zapatillas negras y tiene el reloj que yo le regale para su cumpleaños. Tobías por el contrario tiene una remera negra, un jean azul y unas zapatillas blancas. Ambos se ven muy bien.

A dentro está igual, hay personas bailando, bebiendo, no se ve tanto porque no hay mucha iluminación.

—¿Quieres algo de beber? — me grita al oído Noah.

—Una cerveza — le respondo del mismo modo, tomó mí mano y nos acercamos a una pequeña barra donde un joven está dando tragos.

—¿Qué quieren? — grita por encima de la música.

—Tres cervezas, frías.

El chico asiente y saca tres cervezas de un frigo bar, y nos las tiende una vez que las destapa.

—Vamos a otro lado, me están chocando — se queja Tobías devolviendo los empujones. A mí también me empujaron dos veces y como la educada que soy se los devolví.

—¡Por favor! Al próximo que vea, lo golpeó — levanto mí puño mirando amenazante a todos los que pasan por al lado mío.

—Yo igual.

—A la violencia no — dice Noah, ruedo los ojos.

—¿Mira quién habla? El que empujó a una chica por tocar a Tobi.

—Quería besarlo — se queja y hace un puchero — se lo merecía.

Niego divertida, nos colocamos cerca de una pared, me apoyó en ella y observo todo mí alrededor mientras tomo sorbos de mi cerveza.

—¡Esto es deprimente! ¿Bailamos?

Tobías y yo negamos, ninguno de los dos quiere bailar, se está reproduciendo una música electrónica y todos están saltando como locos, ni loca me meto ahí.

—Aburridos — oigo que se queja — ¡Es una fiesta! Hay que bailar ¡Bailemos! — me ruega Noah haciendo cara de perrito abandonado, levanto mí cerveza, me la quita de la mano y la tira por ahí, que sucio.

—Bien.

Emocionado toma mí mano y nos adentramos al medio de la pista. Empezamos a saltar imitando a los demás, río al ver a Tobias a hacer sus "pasos de baile".

—Si terminamos será por su baile — me susurra Noah riendo.

—Yo que tú, ya lo hubiera dejado — ambos reímos.

Muevo mis caderas de un lado a otro, no se me da mucho bailar, pero qué más da.

—Quiero alcohol.

—Yo también, ¿Vienes Aylin?

Niego mientras sigo moviéndome al ritmo de la música.

—¿¡Segura!?

Asiento sonriendo, se van hacia la barra, yo sigo bailando, no puedo tomar mucho alcohol debido a que ingiero las pastillas horribles. De repente siento a alguien posarse detrás de mí y colocar sus manos en mi cintura, me doy media vuelta asustada.

—Hola — dice coqueto, doy un paso atrás alejándome de él, su aliento apesta a cerveza — te vi bailando ¿Quieres que te acompañe?

Niego con la cabeza y miro sobre mi hombro esperando que venga mi mejor amigo.

—Anda, no seas aburrida — vuelve a acercarse a mí.

—¡Te dije que no! — le gritó por encima de la música, retrocedo y decido salir de la pista, chocó con algunas personas y empujo a otras para poder pasar.

Por mirar detrás de mí para ver si el chico me persiguió, entonces, tropiezo con mis pies pero antes de caer unos fuertes brazos me sostiene, alzo la mirada, unos ojos negros me reciben. Él me ayuda a incorporarme y nos alejamos de las personas.

—¿Estás bien, Aylin? — Mi salvador me observa preocupado.

—Sí, sí. Gracias ¿Te conozco? — emboza una sonrisa.

—¿Ya te olvidaste de mí? — lo miro tratando de recordar, pero no me llega ningún recuerdo de mi salvador — Soy Ian Navarro.

Ian Navarro.

El mejor amigo de Evan.

Abro la boca sorprendida y sin dudarlo me lanzo a sus brazos.

—¡Ian! No puedo creerlo — me corresponde el abrazo — tanto tiempo — me separo de él con una sonrisa — ¿Qué haces por aquí?

—Eh... — se rasca la nuca nervioso — Vine a divertirme.

—Ah, me alegra mucho verte.

Ian está totalmente cambiado al niño que yo recordaba, está más masculino. Le doy un breve repaso, lleva puesta una chaqueta de cuero, un jean negro, su cabello esta rojizo, de pequeño lo tenía claro, ahora está más oscuro.

—¿Salimos afuera? ¡No puedo escucharte bien con la música!

Asiento y toma mi mano para dirigirme hacia la puerta principal, una vez afuera froto mis brazos.

—Ten — me tiende su chaqueta — la necesitas más que yo.

—Gracias.

Me la coloco sintiendo su fragancia.

—¿Y cómo estás?

—Bien, pero cuéntame de ti ¿Qué haces en Argentina?

—Vine a buscar unos papeles para la empresa.

—¿Empresa? ¿Tienes una empresa?

—Si, de ingeniería.

—Oh, felicidades — miro el suelo, quiero preguntarle por Evan — este...

Como si adivinara mis pensamientos.