Estaba ahí como todos los días esperando el reporte del doctor. Necesitaba saber si su esposo tenía algún avance.
Señora Vásquez, la llama la señorita encargada de reservar de horas médicas.
Amanda la saluda cordialmente y le pregunta si tiene alguna novedad.
Esta lista su hora con el doctor!
Que bien! Pará cuando sería?
Mañana a las 10 am, sea puntual porque no perdona los atrasos, le dice la señorita.
Amanda se dice a sí misma, que tan interesante será el doctor que al parecer es bastante odioso. Pero no le queda más que aguantarlo por bien de su esposo.
Luego de estar un par de horas con su esposo, en que solo puede hablarle, tratando de hacerlo sentir mejor, contándole en detalles el día a día de sus hijos. En el fondo tiene la esperanza que él la escuche y se motive a hablar.
Al mirarlo trata de entender y resignarse a todo lo que le ha tocado vivir este último tiempo.
Siente que la vida es injusta y no puede dejar de reprimir esas lágrimas.
Lo besa en la frente y se despide de él.
Sube al ascensor para dirijirse al estacionamiento y un piso más abajo se abre la puerta entrando un hombre con delantal blanco y gafas, hablando muy concentrado por celular, sin mirar que hay alguien más dentro.
Amanda lo vio y se sintió incomoda, algo en ese tipo la tenía cautiva, disimuladamente lo miró de pies a cabeza, y lo cierto que tenía todo en su lugar. Pero su rostro no lo vio del todo, pues estaba de vuelta hacia la puerta.
Ambos salieron del ascensor con dirección a sus autos.
Pero de repente él se da vuelta y le dice, me estas siguiendo?
Nada que ver! Le responde Amanda molesta.
Sube a su auto nerviosa y no entiende que le pasa con ese tipo, si claramente ella no es de su gusto y al parecer él se sabe guapo.
El tipo sube a su auto y cuando pasa por el lado de ella le toca la bocina.
Roja de vergüenza y de enojo se va a terminar sus tareas diarias.
Llegada la noche rendida se acuesta y muy pronto se duerme.
Se veía en una oficina donde el tipo que vio en el ascensor está sentado en su silla de escritorio y a ella montada sobre él, ambos desnudos y besándose con mucha pasión, él besaba sus senos y luego ella besaba sus pectorales viendo claramente un tatuaje de un halcón, estaba ahí de lo mejor entregándose y nublada con aquella escena de sexo.
Mami, mami, despierta! Tenemos que ir al colegio, te quedaste dormida.
Confundida por lo que acababa de soñar, se paro rápido para ir a dejar a sus niños al colegio.
Le costó concentrarse en el camino.
Paso a tomarse un café y poder sopesar su sueño que a pesar de todo era un regalo después de tantos momentos difíciles.
No había visto la hora, cuando se recordó de su hora con el doctor. Se puso nerviosa ya que estaba algo atrasada.
Paso al baño se hecho una manita de gato, para no lucir tan cansada y se dirigió a la consulta.
Saludo a la secretaria del doctor para anunciar su llegada.
Pase el doctor la esta esperando!,le dice la secretaria.
Al abrir la puerta,él está mirando unos papeles y sin mirarla le dice que tome asiento.
Amanda eleva un poco la voz, buenos días doctor!
El ahí se percata que no ha sido educado, levanta su mirada y fijamente la mira.
Buenos días, señora Vásquez!
Amanda es mi nombre, contesta ella.
El le tiende su mano y ella la coge, en ese minuto Amanda siente como el rojo sube a sus mejillas.
Se separan y él comienza a preguntarle por algunos detalles que le faltan en la historia clínica de su esposo.
Le habla los procesos a seguir, les explica que son lentos y costosos.
Pará Amanda no era fácil seguir enfrentando tanto gasto pero se las rebuscaba para seguir dándole la mejor atención a su esposo.
Mientras el doctor seguía explicando con su tecnicismo médico, ella no pudo evitar mirar que tenía unos lindos ojos, y unas manos grandes y muy varoniles.
De repente le habla y se encontraba distraída.
Señora Vásquez, que le sucede?
Se siente bien? Le pregunta él.
Sin poderle responder que claramente estaba así por él,le invento que tenía un dolor de cabeza.
Él abrió una gaveta y le pasó una pastilla, con un vaso de agua.
Al darle el vaso con disimulo tocó su mano y la miró nuevamente.
Tu y yo, nos conocemos?
Al parecer si, le costenta ella.
Tu eres la del estacionamiento?
Que casualidad! Expresa él.
Porque fue casualidad? Cierto?
A lo que Amanda, nerviosa respondió, claro que sí!
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