Fue el día más agotador para Helen. Estaba cansada, sentía que su cuerpo pesaba y su cerebro iba a explotar después de toda esa clase e información que tenía que estudiar. Las trillizas no tuvieron piedad y por los errores de Helen que fueron múltiples le dieron con una regla de madera en las manos en más de varias ocasiones.
Ahora se encuentra en su cuarto y por órdenes de Leonardo está encerrada en esas cuatro paredes blancas bajo llave. Había tomado un baño, esta vez tenía agua caliente para hacerlo.
Decidió salir al balcón a tomar un poco de aire fresco. El viento que cada vez se volvía más cálido indicando la llegada de la primavera, no hacía mucho frío. Observó aquel jardín que tenía pocas flores y se imaginó estando allí, quería salir, ya no quería estar encerrada. Le tomó 18 años salir del orfanato como para que su liberta se reduzca a unas cuatro paredes de la noche a la mañana. Eso definitivamente no era justo para ella, puso sus manos sobre el balcón y lo vio de arriba abajo, no estaba tan alto, podía bajar y subir sin problema. Invadida por esa gran idea y adrenalina, subió su cuerpo sobre los bordes del concreto, sin hacer ningún ruido y sin que nadie la vea decidió saltar. Cayó de pie, no se lastimó y sonrió por eso. Si en el día la iba a pasar en clases y encerrada, las noches serian para ella. Caminó por el gran jardín, hasta encontrar unos columpios, decidió acercarse a ellos y montar en uno.
En el orfanato, las niñas siempre se lo impedían y le quitaban el puesto, cuando creció perdió el interés y ahora lo disfrutaba a solas. Mientras lo hace el recuerdo de su única amiga llega a su mente.
“- Mas fuerte Helen. – decía Erika mientras sentía el viento recorrer su cuerpo.
- Ya no más, es todo lo que puedo hacer. – respondió ella algo cansada sus brazos empezaron a doler.
- De acuerdo, te toca. – Erika paró el juego y le cedió el lugar a Helen, era su turno de montar el juego.
Helen sentía esa adrenalina en su corazón, estaba arriba y a la vez bajaba de deprisa, le gustaba ese hormigueo en su estómago, el viento jugar con su piel y sus cabellos salirse de control, era sin duda otro nivel de emociones.
- Pero si son las perdedoras, Helen y Erika. – dijo Martina acercándose con todo su grupito. – queremos el juego. – ordenó mientras cruzaba sus manos.
Erika dejó de empujar a Helen para dirigirse a Martina.
- Hemos llegado primeras, no se lo daremos. - dijo a la defensiva.
Helen no quería problemas con ellas nuevamente, dejó el columbio y fue donde Erika.
- Vamos Erika, no volvamos a meternos en problemas. – la tomó de las manos y se la llevó lejos de ahí.
Al estar en sus habitaciones Erika le dijo algo molesta.
- Mi hermano siempre me decía que en la calle sobrevive el más fuerte, si dejas que esas niñas te sigan tratando así, vas a terminar siendo una esclava más. – dejó de verla y se recostó en la cama.
Helen era una niña de 5 años y entendió esas palabras, pero no quería problemas con nadie”
- Sobrevive el más fuerte – dijo ella entre susurros mientras se columpiaba con lentitud. Las palabras de Erika todavía seguía frescas en sus recuerdos.
...
Los Hoffmann eran los únicos que podían merodear después de las 8 p.m. los únicos que podían salir a la hora que les plazca.
Leonardo estaba en su despacho, tenía muchos asuntos que resolver de la empresa, ya se había atrasado desde que Helen llegó a su vida. Su hermano Ethan Hofmann se había dado unas vacaciones y el trabajo era el doble, todo cayó sobre él, pero no era una molestia, podía con eso, lo que le cambia de humor era ver a Helen y tratar que cambiarla para que se pareciera a Valeria, era difícilmente su trabajo más agotador. Tomó unas pastillas y se las pasó con agua, después miró por la ventana que daba al jardín, quería aire fresco. Entre las ramas, pudo ver la silueta de una mujer culumbiandose, su corazón se aceleró y empezó a caminar donde ella en total silencio. Al estar a tan sólo unos metros, se dio cuenta de que no era Valeria, sino Helen quien ocupaba aquel juego. Se escondió entre las sombras de los árboles, iba a decirle que se fuera para su habitación de inmediato, pero no podía ser tan malvado, no la soportaba, pero tan poco podía prohibirle de todo. La observó unos segundos más, cuando se cansó de verla decidió irse sin hacer ningún ruido.
…
- ¿Tienes algo? – preguntó Leonela a través del Walkie talkie, estaba recostada en la cama.
- No, señora Hoffmann. – respondió Claudia. – Los detectives aún no tienen información de la señorita Valeria.
Leonela respiró de frustración, un año había pasado y no tenía señal de su paradero, era como si la tierra se la hubiera tragado.
- Es muy extraño que ella desaparezca después que Clarisa haya muerto y más extraño que se haya ido estando comprometida con Leonardo, se suponían que se amaban, se suponía que ella lo amaba.
- Lo sé señora, la única que puede decirnos sus motivos es la verdadera Valeria, pero si no la tenemos, debemos seguir con Helen hasta encontrarla.
- Tienes razón Claudia, ella es la única que puede decirnos la verdad. Por otro lado, ¿Tienes vigilado a Leonardo?
- Sí, el joven Leonardo toma sus pastillas como se lo ha ordenado, no tiene indicios de algún posible episodio.
- De acuerdo, ahora también vigila a Helen, tiene que llegar viva hasta el divorcio o al menos cuerda.
- Como lo ordene.
Leonela cortó la comunicación, pensaba en Valeria, tenía que haber un motivo como para que ella desapareciera y, por otro lado, estaba Helen, su llegada a la mansión ha tenido tenso a Leonardo. Sí evitaba que ellos se vieran, ayudaría a su hijo a la vez que la ayudaba a ella.
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Comments
Maria S Criollo P
que madre malvada
2024-01-27
1
Albalu HS
qué intriga, me encanta😊
2023-09-02
1
alexa c.amadeus
O sea que teme qye leonardo se enamore de helen
2023-08-12
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