Capítulo 2

Mientras la diosa Hera descansaba, Narciso no paraba de arrullar y halagar a su pequeña.

- Es increíble🎶mi niña preciosa🎶salió a su papi🎶...

Hera mira seria y de reojo y se encuentra con la mirada de Narciso, que tragó saliva

-🎶y también hermosa como su mami🎶- agregó haciendo una mueca.

La diosa sonríe y vuelve a cerrar sus ojos. Pasado un momento, vuelve a abrirlos exaltada, como si se hubiera acordado de algo.

- Hace un momento... amenazaste a los demás dioses y ángeles?- pregunta curiosa y con tono algo sobrador.

- Así es - afirma con orgullo Narciso.

-Y se puede saber porqué tomaste una decisión tan drástica y sin consultarme?- su tono fue más severo.

- Mi diosa, acaso no has apreciado a nuestra hija. Es obvio que está fuera del alcance de todos. Por lo cuál permanecerá a nuestro lado por siempre.

Hera no podía contener su enojo, tomó su cetro y apuntó a su hombría.

- Realmente te has vuelto loco y llegaste al extremo máximo. Acaso condenaste a tu hija a la soledad eterna? lo más maravilloso es conocer al ser amado y destinado para uno y tú la quieres privar de eso? Quién te has creído?

- Tampoco exageres mujer. Soy su padre y tomaré las riendas de su destino. Ella se merece lo mejor de lo mejor.

- Ah sí? y con eso te refieres? Quién sería digno de su corazón y belleza? Tú?

- Qué mejor que vivir rodeada del amor y contención de su papi!?

Hera rodeo los ojos y suspiró de disgusto.

- Espero estés jugando Narciso, porque de no ser así yo también te castigaré.

Éste la miró con altivez y gesto burlón. se acercó a su mujer y depositó un beso en su mejilla.

- Mi vida es tuya y ahora también pertenece a ella. Siempre velaré por ustedes, y por eso te pido que me acompañes en ésta decisión, no quiero hacerla prisionera, pero temo que la belleza misma que posee, la ha condenado.

No estuviste en el momento que la presenté a todos, quedaron maravillados con ella y más de uno se abalanzó por querer tomarla. Parecían hipnotizados.

Hera lo miraba incrédula, pero al fijarse en su niña, era casi imposible dejar de observarla." tan hermosa que cautiva" pensó dentro de sí

- Es un don, pero también una maldición para ella. Pero... y entonces?... la profecía?... No es que su nacimiento traería paz y tranquilidad?...- quedó dubitativa unos segundos y encontró en la mirada de su esposo la respuesta.

- Es lo mismo que me pregunté yo. Pero también se me cruzó que la paz podría obtenerse por medio de su sacrificio. - Narciso desvía su mirada y vuelve a mirar a su pequeña que se retorcia y estiraba de a ratos.

- Cariño. Entonces tenemos que evitar que los del inframundo sepan de ella! De sólo pensar en que pedirán su mano a cambio de bienestar para todos... No... No podemos permitirlo! Prefiero morir y continuar con ésta absurda guerra!

Narciso deja a la niña en su cuna y toma a Hera en sus brazos para darle consuelo. La besa apasionadamente, se separa y acaricia su rostro. Ambos se giran abrazados y fijan su mirada en Aradia.

- La protegeremos aunque cueste nuestras vidas y nuestra niña nos odie - dice Narciso y Hera asiente derramando unas lágrimas.

Narciso y Hera

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Inframundo:

- Excelencia, excelencia!!- dice un lacayo al Rey demonio.

Éste gruñe, al ser interrumpido, mientras torturaba personas.

- Qué quieres! Cómo osas interrumpirme de esa manera?!

El lacayo tiembla por el tono de su amo y la mirada fulminante que recaía sobre él. Estaba casi seguro que recibiría un castigo y muy severo.

Éste le extiende temblando un espejo, y el Rey lo toma con brusquedad. En él visualiza a Narciso sosteniendo a su pequeña y se le iluminan los ojos. Esboza una enorme sonrisa maquiavélica y ordena.

- Pero qué tenemos aquí? reúne a los mejores. Visitaremos a los dioses.

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