EL TRATO

PRESENTACIÓN

Mi nombre es Samanta Duque, me acabo de enterar de que estoy comprometida desde antes de mi nacimiento, todo mi mundo cambió por completo.

De ser la princesa de la casa, la luz de los ojos de mi padre, pasé a ser la prometida de un CEO 10 años mayor que yo, un hombre que apenas y conozco y por esa razón hoy en día no le dirijo la palabra a mis padres por haberme comprometido antes de nacer

18 años y un mes atrás

—Sebastián, ya te dije, me debes mucho dinero, así que me quedaré con tus empresas y todas tus propiedades de tu familia y tu casa, si no puedes pagarme —Informa el señor Tomás a mi padre

—Tomas, por favor dame más tiempo no puede dejar a mi familia en la calle sin casa, mi esposa está embarazada, por Dios —mi padre muy preocupado.

—Eso lo sé, y solo por eso te propondré un trato —aclaro el señor, tomas con una gran sonrisa en el rostro.

—Lo que sea señor por salvar a mi familia de la calle, haré lo que sea —responde mi padre

—Tu mujer va a tener una niña, ¿verdad? —indagó el señor tomas

—Sí, señor, así es, pero ¿eso que tiene que ver con el trato que me quiere proponer? —mi padre, quien en ese momento no entendía nada

—Quiero que su hija sea la prometida de mi hijo Mark —índica el señor tomas, sorprendiendo a mi padre.

—¿Qué? Señor, su hijo ya tiene diez años, mi hija ni siquiera ha nacido y no creo que mi esposa esté descuerdo con lo que usted pretende —expresa muy perturbado Sebastián mi padre.

—Eso no importa o ¿acaso ustedes no es mayor que su esposa? —cuestiona el señor tomas

—Sí, señor, pero mi esposa y yo nos casamos por amor, no por negocios —aclaro mi padre

—No me importa su opinión o la de su esposa, les estoy ofreciendo el trato de su vida, si aceptan, no solo les perdonaré sus deudas, sino que también su hija pasará a ser la esposa del heredero de la familia más poderosa del mundo —índica el señor tomas

—No sé, señor, esta decisión no es solo mía, debo hablar con mi esposa —insiste mi padre, para ganar algo de tiempo

—Hagamos una cosa, le doy esta noche para que hable con su esposa, si la respuesta es si llámeme y si es no, no se moleste en llamar mañana mismo, los desalojo y me quedo con todo, ¿está bien? —propone el señor tomas

—está bien señor, así lo haré —acepta mi padre antes de irse a casa.

Mi pata llega a su casa muy afligido y su esposa, o sea mi mamá, al verlo, se da cuenta de que algo no está nada bien.

—Amor, ¿te pasa algo? Te ves mal —lo interroga Camila, mi madre.

—Siéntate, tenemos que hablar —le pide mi padre y ambos sientan juntos en el sofá de la sala.

Sebastián le relato todo lo sucedido a su esposa, mi madre y de sus deudas, también le habló del trato que le ofreció el señor tomas

— ¿Amor y no hay otra manera de salir de esta? —pregunta Camila preocupada

—No cariño o aceptamos que ese niño sé el prometido de nuestra hija o nos vamos a tener que ir mañana mismo a vivir debajo de un puente —responde mi padre Sebastián.

—Hagámoslo, pero con algunas condiciones si no aceptan nos vamos a vivir debajo de un puente, si es necesario —mi madre sin otra opción

—¿Cuáles condiciones? —pregunta mi padre

—Que nuestra hija no lo sepa nada, hasta que cumpla 18 años, ahí será cuando se conozcan como prometidos y que la boda sé después de su graduación en la universidad —mi madre pensando en mi futuro

—Sí, son buenas condiciones, lo llamaré ahora mismo para decirles —comentó mi padre y se puso de pie.

—Sebastián sabía que aceptarías mi propuesta —contenta feliz el señor tomas

—Sí, aceptamos, pero ahí dos condiciones, si no la acepta no hay trato —le informa mi padre.

—Bueno, dime a ver si acepto o no —el señor tomas precavido.

—No queremos que nuestra hija se entere de la boda hasta que cumpla 18 años y que la boda sea después de su graduación en la universidad —mi padre expresa las condiciones.

—Sabes me suena lógico, así cuando se casen la niña estará preparada para ayudar a mi hijo en los negocios.

Acepto, pero no quiero que tu hija por creerse libre salga con hombres ni nada la quiero pura para mi hijo y de vez en cuando las familias pasaremos las vacaciones juntas para que tu hija conozcas a mi hijo, ya sabes para qué por lo menos se vean —índica el señor tomas

—Está bien, señor, así lo haremos —responde mi padre

—A eh iremos a conocerla cuando nazca así mi hijo le podrá hacer un regalo de bienvenida a este mundo a su futura esposa —índica el señor tomas

—Le avisaré cuando nazca —responde mi padre resignado

—¿Lo acepto? —interroga mi madre a penas, finaliza la llamada

—Si mi amor, pero cuando esta pequeña nazca, van a venir con el niño a conocerla —mi padre acaricia el vientre de mi madre con amor

—No tenemos opción, solo espero que cuando nuestra niña crezca nos perdone —comenta mi madre con pesar.

1 Mes después

Narra Sr. tomas

Vamos rumbo a la casa de Sebastián duque, la niña nació hace dos días, iremos a conocerla, debe de ser hermosa, ya que en esa familia todas las mujeres son divinas, por eso me empeñe que mi hijo se comprometiera con esa bebe, por eso y otras razones más.

Mi hijo Mark sabe que esa beba es su prometida, al principio no entendía, porque se comprometía con una bebe, pero luego le dije que cuando creciera lo entendería acepto

—Señor, ya llegamos —me informa el chófer.

—Bien bajemos —indiqué a mi esposa e hijo.

Entramos a la casa, mi esposa estela mi hijo Mark con su regalo para la beba en las manos y mi persona.

Estamos en la sala esperando cuando vemos bajar a los recién estrenados padres con la pequeña en los brazos de su padre

—felicidades¿podemos verla? — pregunté cuando estuvieron lo suficientemente cerca.

—Por supuesto señor —Sebastián acepta

Al acercar la bebe todos quedan muy sorprendidos, incluso yo, es hermosa, aparece un ángel

—Dios que niña más linda y despierta mira como se mueve para todos lados y mira eso hermosos ojos azules, vas a ser la nuera más linda del mundo —comente orgulloso.

—Se parece mucho a mi madre —comentó Sebastián

—Si ya lo veo, pero mira que grade es, ¿cuánto peso? —indagó mi esposa Estela

—Casi 5 kilos, es muy grande y sana —responde Camila.

—bueno, no alegra de que este sana, ahora hijo entrégale el regalo a tú, prometí acércate —le ordené a mi hijo, mi orgullo, quería dos hijos, pero hace unos meses mi esposa me dio, fue una niña, supongo que le buscaré un buen marido cuando crezca.

—Sí, padre —respondí mi orgullo.

Mark se acercó tímidamente hasta la niña que no dejaba de moverse en brazos de su padre y le entrego una pequeña cajita que traía.

Era una pequeña pulsera que tenía un dije de un caballo muy hermoso, era de oro puro y tenía un pequeño diamante rojo.

La pulsera se podía ajustar a distintos tamaños, así que la madre de la niña tomó la pulsera bajo la atenta mirada de todos y le coloco a la medida la pulsera a la niña

—Le queda bien papá —comenta mi hijo orgulloso

—Si hijo escogiste un buen regalo, te felicito, aunque ella no va a saber qué se casara contigo hasta sus 18 años siempre tendrá el regalo que tú le has dado —respondí y él asintió

—Sí, papá —responde mi hijo y la niña comenzó a llorar

—Bueno, creo que nosotros nos retiramos tanto la madre como la pequeña deben descansar,

Solo quería decirle que nuestros hijos se verán en cada cumpleaños de la beba —indiqué mientras nos colocamos de pie.

—Si señor así lo haremos —responde Sebastián.

Nos despedimos de todos y salimos de esa mansión, ya tengo lo que quería, tendré la unión de estas dos familias y mantendré vigilados a cada uno de los miembros de esta, hasta conseguir lo que busco.

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