Capítulo. 18.

La atmósfera era asfixiante en la habitación. Ninguno de los dos dijo algo por unos largos minutos. Sabía muy bien que estaba reteniendo sus deseos de violentarme. Podía sentirlo y eso me mantuvo sin siquiera querer respirar hasta que decidió romper el silencio.

_ El deseo de querer hacerlo lo tengo, pero de alguna manera mi madre se enteró de tu estado y está emocionada. Así que solamente por respeto a ella darás a luz.

Apreté la sábana con fuerza y me levanté despacio. Quizás si lo provocaba un poco me lastimaría y acabaría con este embarazo.

_ ¿Y qué pasará? -solté en un tono amargo - ella tendrá que criar a un bastardo, lo cual lleva a que el niño tenga una vida similar a la mía. Cada que lo vea; ella recordará las veces que me hacías tuya. - deje salir una leve risa burlona.

Sin tiempo a nada su gran mano tiro de mis cabellos con fuerza haciéndome doler el cuero cabelludo. Su rostro de odio hacía a mí era evidente, sentí pánico de que me hiciera algo. Pero ese era mi objetivo desde un principio.

Me arrastró desde la cama hasta la ventana de la habitación, el dolor al sentir como algunos de mis cabellos se desprendían. Abrió la puerta de cristal que dabA al balcón y me hizo ver hacia abajo empujando mi cuerpo abajo.

_ Al parecer quieres morir ¿No? - Su tirón se hizo más fuerte haciendo que soltara un grito de dolor - No vales nada y lo sabes. Te puedo tirar desde aquí y nadie sentirá dolor por tu muerte.

Levante mi cabeza con algo de rabia sin importar el dolor que me producía. Este maldito cree que puede destruir lo poco que me queda.

_ Exacto no tengo a nadie que le duela lo que me pase; por eso, para que alargar lo inevitable -sin demora mordí su brazo haciendo que me soltara y sin tardanza me deje caer por el balcón. Si tenía que morir sería ahora. Esta oportunidad no sé iba a repetir.

No es que odiara el hecho de tener a este bebé dentro creciendo, era la vida que llevaría si llegará a nacer. Lo más responsable como su madre era irnos juntos sin saber lo que es el sufrimiento.

Daniel estiró su mano para aferrarse a mi brazo, pero fui rápida y aparte mis extremidades de él y con una sonrisa de plena satisfacción me deje caer mientras me parecía ver angustia en su mirada al verme caer. Luego solo hubo un fuerte dolor y con el sonido de mi cuerpo chocar contra el suelo; después de eso no supe nada más.

♧♧♧♧

Escuché a lo lejos algunas voces familiares, de repente un par de gritos, después de un rato todo era silencio. Me sentía tan bien en la oscuridad y el silencio.

Mis ojos se abrieron al sentir como una fuerte fuente de luz golpeaba mi cara. Me moví para dejar salir un leve gemido de dolor al tratar de mover mi pierna.

_ ¡Señora! ¿Está bien? - la voz de la señora Karla sacudió todo en mí. ¿Entonces estoy viva? Abrí los ojos para verme en la cama una de mis piernas estaba vendada. -¡gracias a Dios está bien!

Miré la habitación para darme cuenta que seguía en ese lugar. Noté que tenía vendajes por todas partes.

¡Esto tenía que ser una broma! Me lancé de un balcón del tercer piso, ¿cómo es que sigo viva?

_ Señora me alegra saber que está bien. Pensé que no despertaría nunca -se acercó para pasarme un vaso con agua -tomé, debe tener sed.

Sujete el vaso y le di un sorbo. La señora Karla apartó el vaso de mi mano para colocar un tazón de sopa frente a mí.

_ Coma algo. El doctor viene más tarde a revisarla -mis ojos se fueron al tazón y sentí unas ligeras náuseas.

_ No quiero sopa de pescado. No soporto el pescado. - ella lo aparta sin dudar. -puedes traerme otro tipo de sopa por favor.

Ella asintió y se llevó la sopa y me dejó sola. Observé la habitación con cautela antes de levantarme. Cuando pise un leve dolor llegó a mi tobillo.

¡Maldición! Intente dar un paso, pero caí al piso. Una risa llena mis oídos, al levantar la mirada la vi, a ella mi hermana.

_ Me sorprende que sigas con vida después de esa caída. Pero lograste lo que querías, llamar la atención de Daniel. -se acercó a mí y tiro de mi cabello con fuerza dejando mi cabeza hacia atrás - gracias por matar al bastardo. Ya no tengo que fingir que será mío cuando naciera.

Una carcajada salió de mi garganta para librarme de su agarre.

_ No soy estúpida para dejar a mi hijo en tus manos. No quise darle ese destino que me tocó compartir. - Una leve punzada atravesó mi pecho al saber que yo mate a mi propio hijo no nacido. - me imagino que ahora si me dejará ir, ya que nada nos une.

Su rostro se ensombreció al oír mis palabras. Algo no andaba bien aquí. que significaba esa expresión.

_ ¿Qué dijo Daniel? - susurre mientras volvía a sentarme en la cama, sintiendo como mi cuerpo empezaba a temblar.

Ella observó mi cara y luego sonrió amargamente, sabía que odiaba lo que diría, pero a la vez se notaba algún dejó de satisfacción.

_ No irás a ninguna parte. Te quedarás aquí, en esta casa siendo mi puta sombra -escupió sus palabras con amargura. -no sé cuáles son sus planes para contigo. Pero de algo si te advierto, no te atrevas a revolcarte con mi marido.

_ ¿Tu marido? -me burle de sus palabras -Bueno debes mantenerlo satisfecho para que no venga aquí a buscar lo que no le dan.

Un fuerte golpe se escuchó en la habitación junto con un ardor en mi mejilla que empezaba a hincharse. La miré con indiferencia. Sabía que se enojaría si no me inmutaba.

_ ¡Maldita! -vociferó para darme otra bofetada y luego tiro de mi cabello con fuerza -¡acabaré con tu maldita cara!

Sentí un leve dolor en mi vientre y sin demora la empujé. Una voz profunda se oyó haciendo que mi hermana se dejará caer al piso.

_ ¿Qué pasa aquí? - mi hermana se levantó y con lágrimas en los ojos se acercó a él. Mientras mi cabello estaba hecho un desastre y mis mejillas rojas e hinchadas. -Elen ¿Estás bien? -se apresuró a limpiar sus lágrimas. - ve afuera.

Dio un par de zancadas y tomó mi brazo y de un tirón me saco de la cama. Su cara no mostró ninguna emoción. No sabía si estaba enojado o aliviado por todo lo que pasó.

_ Mataste a mi hijo - Su voz era suave y amenazadora. Trague un grueso nudo en mi garganta. - No creías que lanzándote del balcón te dejaría libre después de perder al bebé. Te haré pagar por su muerte.

Forceje un poco, pero no pude soltarme. Mi cuerpo entero temblaba.

_ ¡Tú quisiste sacarlo de mí a patadas! - grité alterada. Tenía miedo de seguir aquí y que ellos me siguieran lastimando. -Así que no me vengas a decirme que era tu hijo. Tú más que nadie lo querías muerto.

Mis lágrimas salieron sin control. Ya están a cansada de soportar mis deseos de sacar mi dolor, mi frustración. Le quité la oportunidad de vivir a mi bebé por su propio bien y aquí estoy pagando su pérdida.

Daniel no dijo una palabra mientras mis lágrimas caían. Estaba cansada de tener que vivir así.

_ Te odio Daniel Salvatore. Te detesto por hacer de mi vida un infierno. -el llanto lleno la pequeña habitación. Daniel me soltó.

_ ¿Me odias? -se comenzó a reír - no me vengas con eso. Solo querías dañarme y aunque fuese mío ese bebé no te perdonaré lo que hiciste.

Se dio la vuelta y salió de mi vista. Mis lágrimas seguían saliendo. El dolor en mi pecho era cada vez más sofocante, así que di un par de golpes en mi pecho.

_¡Señora Salvatore! - la señora Karla se acercó con la sopa en la mano dejándola en la mesa. -¿está bien? ¿Qué le hicieron? - mi llanto fue cada vez más alto. Tenía que sacar ese dolor que me había ocasionado yo misma.

_ No quería hacerlo - logré decir sintiendo como ella me abrazaba consolándome -juro que no quería que él muriera solo. Yo debía morir con él.

♧♧♧♧

Las siguientes semanas me la pase tirada en la cama sin ganas de vivir. La voz suave de la señora Karla se escuchaba a lo lejos. Todos los días venía con comida y yo solo rechazaba todo.

Había perdido mucho peso y mi cara estaba muy demacrada. No tenía fuerza ni para respirar. todo lo que deseaba era morirme.

Siempre llegaba el mismo doctor diciéndome que debía comer y cuidar de mi cuerpo, pero sus palabras sólo eran ecos en mis oídos. ¿Qué sentido tenía vivir sino podía ser libre? era triste recordar sus palabras, no tenía a nadie estaba sola y si muriera nadie sentiria dolor por mí.

La señora Karla entró y suspiró al ver que no había tocado en absoluto la comida. Se acercó y me hizo verla.

_ Señora no soporto verla sufrir más. -miro a los lados y bajo la voz - la ayudare a salir de aquí, así que alimentece bien. Cuando llegue el momento nos iremos lejos.

Me levanté rápido y lo miré a la cara confundida.

_ Pero si Daniel se entera podría hacerle algo -sujete sus manos y negué repetidas veces -ayúdame a salir, pero sin involucrarse. Prométamelo por favor. Usted es la única que me ha ayudado.

Ella dejó ver una leve sonrisa y me colocó la sopa en mis piernas para comer.

_ Coma todo lo que está en el tazón y recupérese. No la dejaré aquí para que esa mujer le haga daño. Se podrán parecer o ser iguales por fuera, pero ella es una persona mala todo lo contrario de usted mi señora.

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