Capítulo. 12.

Deje salir un fuerte gemido de dolor al sentir como entraba en mi interior causándome dolor cada que ejercía fuerza en sus embestidas. Tenía el deseo de morir ahí justo ahora.

Su respiración pesada golpeaba mi cuello mientas sentía mis pechos ser aplastados contra la pared. Sus dedos se enterraban en mi cintura. No era nada placentero como la primera vez, no era dulce y delicado; esta vez era tan grotesco y violento que dolía.

_P-para por favor -logre decir con la voz hecha nada. Después de pronunciar dichas palabras era como un nudo se hacía cada vez más grande en mi garganta que evitaba que gritara.

De pronto paró para salir de mí y mirarme con desprecio. Para verlo subir sus pantalones y caminar al baño. Se detuvo en la puerta y sin mirar me habló en tono de molestia.

_Vístete y sal de mi vista. Cuando terminé mi ducha no te quiero ver aquí. Sino no respondo de como reaccionaré.

A lo que cruzó la puerta tomé mis cosas y salí corriendo de ahí. Mi cuerpo entero ni paraba de temblar. Solo envolví mi cuerpo en una delegada sábana. Al bajar ahí estaba ese chico que siempre estaba con él. Era como su mano derecha.

_¡Señorita! -se acerca y me ayuda a llegar al sofá. Sin demora me trae un vaso con agua -llamaré al doctor para que venga - lo detengo.

_E-estoy bien. En serio - traté de sonar más calmada -quiero dormir por favor.

Él me miró con duda y suspiró. Dejó un sobre con medicamento y salió de la casa. Me acurruqué y me quedé quieta para mitigar el dolor. Lloré toda la noche quedándome dormida al amanecer. Alguien tiro de mi cuerpo para caer al piso.

Dejé salir una queja y me levanté para ver al responsable. Daniel me miraba con ira. Así que cubrí bien mi cuerpo al ver que me quedé dormida sin ropa.

_Ve a vestirte que nos vamos ahora mismo a casa -pero , se supone que pasaríamos más tiempo aquí. Él al ver que no me movía me tomó del brazo y me levanto -te gusta verme enojado ¿No?

Al ver su mirada oscura. Di un par de pasos y sentí un dolor en cada paso que daba. Así que apreté mis dientes y subí a colocarme algo de ropa y bajar de igual manera.

_Tu madre no le agradará -dije en un susurro. A él no pareció gustarle mis palabras.

_Mi madre no se tiene que meter en eso. Tengo mucho trabajo y aquí solo estoy perdiendo el tiempo. Cuando lleguemos le dirás a mi madre que te sentías mal y querías volver a casa -la manera en la que salían sus palabras me hicieron sentir un terrible escalofrío. Sabía muy bien que debía ser atenta y seguir sus órdenes.

El camino de vuelta se hizo largo. Ninguno de los dos dijo nada durante el viaje. Fue un viaje incómodo. Ni siquiera podría decir que había algo entre nosotros. Él sentía repulsión cada que me miraba.

Después de tres largas horas, estaba tomando una ducha. Aún me dolía el cuerpo por lo de anoche. Cerré los ojos evitando revivir todo eso. Al salir me vestí con algo cómodo. Un vestido blanco sin manga ajustado de la cintura para arriba y acampanado en la falda. Mi cabello era corto más arriba de mis hombros así que solo lo cepille.

Al bajar estaba la señora Salvatore sentada en el gran salón tomando el té con un par de mujeres. Una de ellas era como su edad y la otra no pasan a de los 25, su belleza era muy notable, labios pequeños y delgados, su piel es tan delicada sin mencionar el color de su cabello y ojos eran de un tono castaño oscuro mientras sus ojos eran como la miel. Ellas al oír mis pasos se giraron para verme.

_Cariño ven aquí -dice la señora Salvatore -ellas son amigas mías. Ella es Christina la hija mejor de la familia -señaló a la rubia que me dedicó una sonrisa leve -y ella es Sofía Smith, debes haber oído hablar de ella es la modelo más famosa de la isla.

Hice una reverencia como saludo. Era incómodo estar en medio de estas chicas. De seguro ya tenían una idea de quién era yo.

_Es un placer conocerlas señoritas -miré a Sofía algo curiosa -disculpe que no pueda ubicarla, no doy nada interesada en celebridades.

La cara de Sofía se ha oscurecido al oír mis palabras. Tenía claro que no le gustó mi comentario. Y no es que lo hiciera a propósito, la verdad no tenía conocimiento sobre el mundo del espectáculo. En casa tenía prohibido ver todo relacionado con el mundo del espectáculo. Mis padres no quería que perdiera el tiempo eso y ya comenzaba a entender la razón. No quería que descubriera que yo era la bastarda.

Crhistina por su parte parecía emocionada de conocerme.

_Eres muy linda. Es una pena que Daniel no hiciera público su casamiento.

Sonreí levemente, pero preferí no comentar nada. Sabía que si decía algo de más Daniel me daría de cena algún animal salvaje.

_Pero en lo que este más libre tendremos la ceremonia por la Iglesia. De seguro será una gran boda. - si, claro cuando aparezca la Elena que él ama.

Sofía dejó salir una risilla y me miró con desprecio. Ella sabe algo estoy segura. Esta mujer me da mala espina y presiento que algo sucederá.

_De seguro Daniel debe amarla mucho -soltó sin apartar la mirada de mí -Para tomar a una esclava como su esposa.

Sabía yo que sus palabras venían con un toque de veneno.

_Nunca imaginé que me querría como su esposa. Pero ahora que somos esposos, no puedo negar que me da mi lugar.

Me mantuve firme mi postura ante ellas. La señora Salvatore intentaba hacer que hiciera amigas con influencias. Ella me invitó a tomar asiento y eso hice me senté. Las tres mujeres hablaban de joyas y zapatos. Nunca pude tener esas charlas con nadie, ya que no salía de casa.

Las miré y solo me limitaba a sonreír. Esto se estaba volviendo algo incómodo.

_Y me imagino que su nuera es conocedora de la moda -Sofía dejó la taza de té en la mesa para dedicarme esa sonrisa de burla. Ella sabía de alguna manera que no tenía conocimiento del tema.

_Vamos señorita Sofía. No me haga parecer materialista ante mi suegra -Sonreí levemente -soy más espiritual. Me gustan las cosas que se puedan compartir entre familia que en joyas y ropa de diseñador.

Crhistina sujeto mi mano y sonrió abiertamente.

_Tienes razón. Deberíamos hablar de algún libro o aprender a tejer - sonreí al ver si reacción. Esta chica me agradaba.

_Mi madre me enseñó a tejer y a veces con las vecinas teníamos reuniones para charlar sobre un libro.

Después de pasar una hora incómoda. Estaba más relajada. La brisa en el jardín era fresca, estábamos en verano y el cálido viento era agradable.

_Elena cariño -al alzar la mirada ahí estaba la señora Salvatore con un par de tazas de té -espero que te hayas sentido cómoda con las chicas -Sonreí ligeramente para agradecer su esfuerzo, pero todo esto era en vano. Yo sabía que solo era una sustituta hasta que la Elena que Daniel ama aparezca -aún no puedo aceptar que se vinieran tan pronto. Debieron quedarse más tiempo.

Daniel me quería lejos de él. Le molesta verme por creer que yo lo engañe para hacerme pasar por mi supuesta hermana. Aunque lo niegue, él no cree en mis palabras. Suspire y la mire colocar la taza sobre la mesa.

_No me sentía bien y Daniel pensó que era mejor volver y ver a un doctor.

Ella me observa preocupada y sujeta mis manos.

_¿Por qué no lo dijiste antes?, llamaré al doctor para que te haga un chequeo.

_¡No hace falta!, ya estoy mejor. Creo que fue el clima del lugar - trate de convencerla. Ella me pasa la taza de té -Gracias.

_Bien. Por ahora lo dejaré pasar -tomó un sorbo de su té- vamos toma un poco, te hará bien. ¿No será que estás embarazada?

Mis dedos soltaron la taza despacio. ¿Embarazada? ¡Jamás! Ella ve mi cara y con un ligero roce de sus finos dedos en mi mejilla me hizo volver en sí.

_Tranquila querida. Aún eres joven. No quiero que te preocupes por eso. Si quieres mañana vamos al hospital para que puedas usar algún método anticonceptivo ¿Si?

_Gracias, no es que no quiera tener un bebé o darle un nieto. Pero creo que Daniel no estaría preparado -Sonreí para mantener mi mentira. Era más que claro que no deseaba tener un vínculo con ese maldito. No quiero ni pensarlo. -es hora de ir adentro y preparar la cena.

Ella negó y me miró con una amplia sonrisa.

_No te preocupes ya traje alguien para preparar las comidas. Sé que está casa es más pequeña que la anterior, pero es más cómoda y alejada de la gente y los paparazzi. Así que el personal es más pequeño.

_Entiendo. Me imagino que Daniel no quiere que se sepa de mí aún. No pasa nada me gusta estar alejada de todo ese bullicio.

Sabía muy bien que estaba viviendo de vuelta lo que pasaba con mi padre. Encerrada, pero esta vez no está mi madre conmigo.

_Cariño puedes salir si quieres. No necesitas que Daniel te tenga aquí encerrada en estas cuatro paredes. Puedes ir a visitarme, salir de paseo o compras con Christina. Ella me pidió que te diera su contrato para que salgan de paseo un día de esto. Así que escríbele, te hará bien tener una amiga.

_ ¡Me parece genial! -no podía creer que podía salir -gracias es usted muy amable conmigo.

_Cariño, eres la mujer que eligió mi hijo. Y te apoyaré en todo.

Por la noche.

Un silencio se extendía por todo el comedor. Estábamos solo nosotros dos, ya que su madre se tuvo que ir por asuntos personales. Lo dudo, estoy segura de que fue él quien le pidió irse para evitar fingir con su madre en casa.

Di un par de bocados para mirar mi plato por un segundo. Esto era incómodo y molestó. Deje mis brazos caer a los costados para alzar la mirada y verlo comer relajado. Daniel al sentir mi mirada deja de comer y toma un poco de vino.

_Se que mi madre te llevará al hospital. Interesante,¿pero podrías negarte? No quiero que ande metida en los asuntos nuestros.

¡¿Qué?!

Lo miré aturdida. Solo sería una revisión médica nada que ver con otra cosa. Pero me mordí el labio inferior para no responder a su locura. Así que únicamente me limite a respirar y mirarle con cuidado para hablar.

_Me llevará al ginecólogo - logré articular después de una lucha interna por armarme de valor. Su mirada se volvió oscura y profunda.

_¿Perdón? - Su voz era ronca. Sabía que no le agradaría mi respuesta -no necesitas ir al doctor para eso. No te dejaré tener un hijo mío. No eres digna de ser la madre de mi hijo.

Apreté con fuerza la cuchara para dejarla a un lado del plato. Estaba molesta, no es que quisiera tener un hijo de él; pero es por salud,

_Anoche fuiste muy brusco y aún me duele y sangro - susurré mirando la cuchara. Él sin duda soltó una carcajada.

Me sentía tan poca cosa al oírlo decir esas palabras, pero era mi cuerpo y mi salud la que estaba en riesgo.

_Bien llamaré al doctor de la familia o puedes ir mañana tú sola no tiene porque mi madre ser tu sirvienta.

Lo observé algo atónita ¡Jamás creí eso! Pero eso no vale la pena negarlo igual no tomará en cuenta las palabras.

_Perfecto. Iré sola. Le pediré algún método anticonceptivo por si acaso -Daniel deja la copa sobre la mesa y me dedica una mirada sería.

Sé muy bien que solo soy un reemplazo mientras aparece mi hermana la Elena correcta.

_Me parece bien. Igualmente, no creo que quiera volver a tocarte.

Sus palabras me causaron dolor. No espero que me ame o lo que sea. Pero ¿No podía ser un poco más cortés conmigo? Le doy una ligera mirada al vino y luego a él. Quería tirarle el vino en la cara por ser un gran idiota.

Mantuve la calma para dejar la servilleta de tela sobre la mesa y colocarme de pie.

_Me retiro no tengo apetito. Me alegra saber que no me volverá a tocar me evita muchos malos ratos.

Al darme la vuelta siento como alguien sujeta mi muñeca para hacerme girar y ver esos ojos negros petróleo mirarme con más rabia que nunca. Su cuerpo se tensó haciendo que su agarre sea cada vez más fuerte.

Podía verse imponente ante mí por su altura y buen cuerpo trabajado. Era una mezcla entre ser ligeramente y algo musculoso y esa aura era lo que más me aferraba. Siempre vestido de negro y de traje da esa impresión de querer tirar tu cuerpo sin vida a un pozo sin fondo.

_F****e no es mi mejor disfrute. Eres tan insípida e inexperta que no me provocas nada cada que te tocó -sentí un leve ardor en mis ojos por sus palabras. Si quería hacerme sentir mal lo logró.

_Perfecto. No tiene por qué hacerlo más.

Escuché como me maldecía al salir del comedor. Yo solo era la sustituta de la mujer que el ama. Entre a mi habitación y me dejé caer en la cama para dejar salir mi frustración. Cada que podía me hacía sentir que no valía nada.

Al día siguiente.

La señora Salvatore llegó justo cuando estaba por ir al comedor, ella me sonrió abiertamente para saludarme con un beso en la mejilla y darme un abrazo.

_ ¿Lista para ir a la cita? - me sentí mal por lo que tenía que decir.

_ No creo que pueda ir - ella me miró más preocupada.

_ ¿por qué?

_ Daniel dice que no necesito ir al ginecólogo aún. Que él me acompañará - ella sonrió feliz y satisfecha.

_ Me alegra que mi hijo quiera llevarte. Bien vamos a desayunar - al ver que soy un paso para ir al comedor ella me sujeta del brazo -vamos al jardín. El día está lindo. Tomemos el desayuno ahí.

Después de tomar el desayuno. La señora Salvatore me invita a salir a club del Sol. Es uno de los clubes más populares de la isla. solo las personas de gran poder pueden ir ahí.

Antes mi padre tenía membrecía. Pero mi madre y yo jamás nos fue permitido venir. Mi padre decía que no era nada seguro para nosotras salir de casa.

_ ¿En serio puedo ir? - ella sujetó mis manos afirmando con un sí -nunca fui a esos lugares. Siempre quise ir.

Me sentía ansiosa por salir de esa mansión alejada de la ruidosa ciudad. Mi vista estaba fija a la ventanilla mirando como las calles y los edificios altos y elegantes tiendas.

Sentía que llevaba años sin pasear por estas calles. La señora Salvatore mencionaba las ventajas que tenía al recibir mi membrecía en el club por ser la esposa de un Salvatore. Al menos quería ir a un lugar de estos una vez en mi vida.

Luego de hacer el registro y obtener mi tarjeta de membrecía entramos para tomar algo en la parte que daba a la playa.

_ Cariño ya vuelvo saludaré a una amiga y vuelvo -le dedicó una leve sonrisa para tomar mi té helado relajada.

_ Y está es la impostura que se hace pasar por ti Elena.

Al oír esa voz alzó la mirada para ver a Sofía con una chica muy parecida a mí. Era como mi reflejo. Solo que su forma de vestir y maquillaje eran más refinados.

Ella me mira de arriba abajo con desprecio para mostrar una sonrisa.

_ Supe que tuviste que cargar con la muerte de nuestro padre. Gracias por eso. Hasta tomaste mi lugar en la enferma obsesión que tiene el señor Salvatore.

Me levanté y sin esperar a que diga algo le doy una bofetada. Ella me mira molesta e intenta devolverme el golpe, pero me detengo. Estoy tan enojada por la manera en que todo se volvió, estoy sufriendo por su culpa y ella disfruta del dinero oculto de mi padre.

_ ¡Maldita bastarda! Grita enfurecida.

_ Este es tu lugar. Reúnete con Daniel Salvatore y toma el sitio que te corresponde. Para que al fin pueda ser libre de este hombre

Ella retira su brazo de mi agarre y se ríe.

_ Yo no quiero tener nada que ver con un mafioso. Solo porque fui buena hace mucho tiempo atrás, no le da el derecho de querer tenerme. Pero tú siempre cubría mi espalda.

Se burla de mí y sigue su camino.

¡maldita perra!

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