La salada brisa del mar azota mi rostro sin piedad. Se sentía fría. Miré al cielo para verlo cubierto por nubarrones grises que avisaban que el tiempo no era nada despejado.
Suspire. Tenía la idea de salir a pasear por la playa al llegar, pero al parecer habrá tormenta hoy. Entre a casa y busqué con la mirada a Daniel sin poder dar con él.
_Tengo hambre - suspiré de vuelta buscando la cocina.
No tengo experiencia en cocinar, así que al menos debe haber aunque sea pan y leche. Al fin di con la cocina y para mi mala suerte no había nada de comer. Empecé a andar por toda la cabaña para dar con Daniel y pedirle que me diera algo de dinero para ir por víveres al supermercado. Después de revisar casi todos los lugares di con una puerta a medio abrir donde se colaba una delgada línea de luz. Así que son demora me acerqué para verlo sentado detrás de un gran escritorio de madera pulida. Su duro rostro de facciones definidas bajo la poca luz del sitio le daba ese aire de poderoso y majestuoso.
Toqué despacio para ver como alzaba su rostro que al verme se contrajo. Su mirada estaba llena de indiferencia hacia mí.
_¿Qué quieres? -Soltó de mala gana dejando de lado las hojas que tanta atención le tenía.
_No hay nada de comer en casa y quería saber -Si demora dejo salir un gruñido de molestia.
_No me jodas -sus ojos se volvieron más oscuro al decir esas palabras. Me quedé helada por su tono duro -estoy ocupado y tú vienes a molestar por comida. ¿Quieres comer? Pues toma -me tira el dinero en mi cara.
Sentí mi cuerpo temblar de la humillación. Trate de evitar que mis lágrimas salieran, pero el ardor en ellos me daba la señal que no podría soportarlo.
Lo miré y luego miré el dinero en el piso y me di la vuelta. Sabía que mi vida sería un infierno con él. No me dejaré caer. Mi panza reclamaba por comida, ignore el hambre y subí la escalera para ver que una sola habitación estaba preparada para usar. Así que me duche y entre a la cama. No le daría el gusto de dormir en el sofá en la planta baja.
Me estaba quedando dormida cuando sentí que tiraron de mi brazo para sacarme de la cama. Abrí mis ojos de golpe para ver una figura imponente frente a mí de rodillas en el piso. Las luces de la habitación estaba apagadas, pero el destello de los relámpagos me dejo ver su cara sin emoción mirándome con rabia.
Cada que me daba esas miradas sentía que sería mi fin en cualquier momento.
_¿Qué te pasa? Me pudiste lastimar - logré decir tragando mis nervios.
_Vete -artículo con calma sin perturbar su cara impasible -hoy ni estoy de humor para fo****e, así que ve al sillón de abajo.
Tomé una de las mantas y salí sacudiendo la puerta.
¿Quién se cree para hablarme de esa manera?, limpie mis lágrimas y baje para dejarme caer en el incómodo sofá. Un suspiro leve salió de mis labios; no sabía si podría soportar mucho tiempo esta situación.
No puedo creer que él tenga la certeza de que yo ideara u plan tan elaborado cuando ni siquiera sabía que tenía una hermana. Tenía miedo de saber que nosotras éramos la otra familia de mi padre. La impostora. Después de meditar un rato más me ganó el sueño.
Sentía como una fuerte luz golpeaba mis ojos me moví, pero seguía ahí. Así que abrí mis ojos para ver que la luz brillante del sol entraba por el reluciente cristal de las ventanas. Me senté un segundo para despabilarme e ir por algo de tomar a la cocina, ese simple deseo de tomar algo me hizo caer en cuenta que no tenía nada de comer en la cocina.
Sin muchas ganas fui al baño de la plata baja y me lavé la cara. Mire uno de los cepillos de dientes nuevos y tome uno para cepillarme. Al salir con la toalla secando mi cara ahí estaba Daniel vestido de traje. Ya me imaginaba que se iría y me dejará la sola aquí.
_Tengo una cita importante - dice sin siquiera mirarme, pero al querer responder noté que no era conmigo la que interactuaba. Llevaba el manos libre -no quiero que mi madre sepa de qué yo me encargaré personalmente de ellos - se podía oír levemente la voz de un hombre -los quiero muertos a todos. No me interesa nada. Quien se mete con mi familia es difunto.
Terminó su llamada y paso por mi lado sin siquiera verme. No dije nada porque deseaba que se fuera de una vez y así darme una ducha, la necesitaba anoche no pude hacerlo.
Después de verificar se había ido subí y me duché. Al rato, bajé más relajada y tranquila. Pero mi estómago empezaba a reclamar por comida. No había cenado y ya eran más de las once, así que me había saltado dos comidas.
El sonido del timbre me sobresalto. ¿Quién podría ser? Ahí no tenía conocidos. Así que me acerqué y mire por la mirilla para ver a ese hombre que siempre lo acompaña. Abrí y al verlo me sorprendí.
Sus manos traía algunas bolsas con comprar del súper. Él me miró e hizo una reverencia.
_No señor me pidió que le trajera comida. Así que compré de todo un poco porque aún no sé lo que le gusta a la señora -Sonreí y le ofrecí pasar. Él entró con las compras y las debo en la cocina.
_Muchas gracias. Pensé que morirá de hambre -el chico me miró por un momento y negó con la cabeza.
_Es mi deber de cuidar de la señora. Este es mi número -me paso una pequeña tarjeta negra con su número -si necesita algo solo llámeme y vendré con lo que necesite.
Tome la tarjeta y le agradecí antes de irse. Cerré la puerta y fui derecho a la cocina para ver que hacer de almuerzo al menos. Luego de comer feliz fui a la habitación y me tire en la cama. Debía aprovechar que Daniel no estaba para dormir un rato en la Espinosa cama. Dormí como unas dos horas, así que salí a dar un paseo por la playa, ya que el sol estaba en todo lo alto del cielo. Un lindo día que debía aprovechar. Así que prepare una mochila con algunos bocadillos y algunas bebidas para disfrutar un rato del sol y la arena de la playa.
Justo cuando mi mano iba a abrir la puerta escuché unas voces dentro. Entre para ver a Daniel con un semblante de pocos amigos. Pasé y sin mirarle caminé hacia la escalera cuando la mujer que estaba al otro lado habla.
_¡Elena put* de mierd*! -grito desde donde estaba. Me giré para verla. Su cara tenía una belleza única, pero la rabia que reflejaba hacía que su belleza fuese opacada -eras mi mejor amiga y sabías que estaba enamora de Daniel y aun así te casaste con él-soltó con dolor
La miré y algo confundida miré a Daniel que no decía nada. De seguro es conocida sé mi supuesta hermana.
_No estoy de humor para peleas -dije sin apartar la mirada de Daniel -hazte cargo de ella por favor.
Una carcajada salió de su garganta y me miró con burla en sus oscuros ojos.
_¿Qué quieres que haga? -suspire agotada. Los conocidos de mi hermana no eran mi problema -ella quiere a tu marido. Eso quiere decir que debo saciar sus deseos por mí.
Ya sabía lo que quería hacer y no pienso seguirle el juego.
_¿Acaso la señorita quiere cog*r con mi marido?, bien genial. No es algo que me vaya a quitar el sueño.
Daniel me miró algo asombrado por mis palabras. Así que subí para darme una ducha. La necesitaba. Al salir del baño me quedé inmóvil en la puerta al ver al imponente Daniel con una cara de pocos amigos. Después de reponerme un poco de su mirada aterradora caminé hasta el armario y buscar algo cómodo para dormir.
Podía sentir su mirada oscura sobre mí, siguiendo mis pasos, estudiándome. Después de un par de segundos su voz gruesa y peligrosa resonó en toda la habitación.
_¿Así que no te quita el sueño que otra mujer tomé tu lugar en la cama? -lo miré y no dije nada. Tomé mi pijama para ir al baño para vestirme.
No tenía las ganas de lidiar con él. Estaba cansada, solo quería bajar y hacerme algo de comer y dormir. De repente sentí como tiraron de mi cuerpo dejando caer mis cosas en el piso, sintiendo mi cuerpo caer en la cama, me aferre a mi toalla para que no cayera de mi cuerpo.
Su musculoso cuerpo estaba sobre el mío sujetando mis manos hacia arriba dejando mi toalla ligeramente abierta.
¿Está enojado? Sus ojos dejaban ver un brillo malvado lleno de ira por mi total conducta al ignorarlo.
_Te hice una maldita pregunta responde -siseo sintiendo su cálido aliento con un ligero olor a licor -¿crees que me la cojeri*? -dejo salir una sonrisa de burla. Ese simple hecho me hizo enfurecer, pero el miedo me invadió teniendo que me hiciera daño si me atrevía a decir algo que lo ofendiera más -no dejaré a mi esposa tierna y apretada por una mujer que no está para nada fresca y mucho menos llena de pureza como tú.
Apretó mi cara con algo de fuerza y abrió la toalla para dejarme expuesta ante él. Intente librarme para cubrir mi desnudez, pero él tenía todas de ganar.
_Dejame por favor. -su mirada de desprecio era algo que me dolía. Porque sé que lo hacía para lastimarme -deja de hacerme, yo mi tengo la culpa de que pensaras que era ella.
Su rostro endureció sus facciones. Mordí mi lengua por decir eso, Sabía que lo había hecho enfurecer más de lo que ya estaba. Así que apretó un poco más mi mentón y ejerció más fuerza en mis muñecas.
Me repetía una y otra vez que debía mantener mis emociones bajo control. Él seguía mirándome sin decir una palabra. Hasta que reaccionó y me hizo levantar de la cama.
_Te atreves a responderme tan descaradamente ¿no es así? -el tono de su voz era mortal. Podía sentir la furia en cada palabra que decía -sonrió de una manera tan atractiva y peligrosa -es hora de consumar nuestra noches de boda ¿no lo crees?
Intenté librarme de su agarre, pero sabía que era una lucha pérdida. Solo su fuerte agarre era suficiente para tenerme bajo control. Lo miré con rabia e impotencia.
Si algo no quería era que me volviera a tocar. No de esta forma que lo hacía para dañarme.
_N-no quiero - logré decir después de recoger un poco de voluntad. Él me observó por un par de segundos y sonrió.
_Tú no quieres ¿Qué? Eres mi mujer y debes cumplir con tu deber de satisfacer mis necesidades - su mano presiona más fuerte mi muñeca y sin decir nada más pega mi cara a la pared. Sabía lo que quiera hacer así que intente moverme, al final fue inútil porque hacía presión en mi cuerpo para pegarme a la pared.
_Hasta que tanto querías ocupar el puesto de tu hermana. Ahora Hazte responsable. No seré tan delicado esta vez -susurró cerca de cuello.
Sentí pánico por lo que se vendría. No sé cuál fue el pecado que cometí para pasar por este tipo de cosas.
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