Mis manos son muy distintas a las demás.

su turno soldado Camargo. Me grita el teniente, debo luchar contra un hombre, de hecho solo solo él y yo, ya pasé cuatro fases de la prueba, solo falta una, la más importante, combate cuerpo a cuerpo, o yo lo mato o se rinde o el me mata, porque nunca me rendiré.

40 minutos después...

Me limpio la sangre que sale de mi nariz, estoy segura de que tengo por lo mínimo dos costillas fracturadas, el dolor es agudo, pero aun así no siento la sensación de llorar, siento mi cuerpo liberarse, es como si amara este trato, y la sensación de saber que pronto acabaré con mi contrincante me llena de motivación para seguir. El hombre frente a mi tiene de eso estoy segura, fractura de la rodilla izquierda, nariz rota, brazo derecho dislocado, estoy segura que con una patada lo dejare en el suelo agonizando y verlo no me dará ni la menor sensación de arrepentimiento, aun sabiendo que es un hombre bueno y fiel a su patria, pero muy lleno de convicción para no rendirse y admiro tal sentimiento, lucho consigo misma para no matarlo, aunque sea lo único que miente me dice desde que inicio el combate, al fin desido simplemente dejarlo tendido en el suelo inconsciente pero vivo. Terminado mi acción y la respiración acelerada, me percato que todos los ojos están sobre mí, por la manera en que combatí, están sorprendidos y más sabiendo que tengo la nariz rota, labios rotos, mi ceja izquierda rota, antebrazo derecho fracturado por qué se logra ver a simple vista como sobresale un hueso, y ahora sí estoy segura que tengo más de una costilla rota, y en mi rostro no se ve reflejado ningún tipo de emoción, estas heridas en una persona común lo estarían consumiendo por el gran dolor, no es que, no sienta dolor, si lo siento pero aun así no logro demostrarlo en mi rostro, y eso no me gusta más, de verdad quiero sentir ese tipo de emociones, solo ruego que mi pulmón no esté afectado. Eso sí sería un problema, algunas personas me llaman la mujer guante, ¿por qué? Bueno mis manos son muy distintas a las demás y por tal razón siempre uso guantes negros de tela fina. Esta vez en definitiva estoy dentro del equipo y eso me llena de orgullo. Estoy seguro de que mi padre igual.

Santiago....

- lado izquierdo, grito a mis hombres, estamos en un enfrentamiento con hombre encapuchados, estábamos trasladando a una hija del presidente, y fuimos atacados, el objetivo llevarse a la niña, y por supuesto que no lo vamos a permitir, estamos en una persecución, balas van balas vienen, estoy conduciendo el auto a toda velocidad, y mi compañero tres, está disparando. Si ninguno de nosotros sabemos el nombre del otro, así que en este grupo solo habemos solo números, ¿por qué? Por seguridad.

Logramos acabar con esos hombres, pero cinco no lo logro, una bala justo en su frente a cabo con él. ¡Maldita sea! Golpeó fuerte el saco, siento impotencia, irá, de no haber logrado el objetivo sin perder uno de mis hombres, una lagrima rueda por mi mejilla, él era un bien hombre, en este grupo somos unidos, a pesar de no saber nuestros nombres y nuestras vidas, vivimos juntos, y eso ha creado un vínculo, a todos ellos lo veo como un hermano, no aguanto más con el dolor, me arrodilló y lloro.