Capítulo 18

Estoy de camino a la habitación donde dejé a Ayla pero escucho pasos detrás mío, claro, era el.

-¿Podemos hablar Kira? -Dylan estaba ahora detrás suyo cuando hace unos segundos estaba con la futura madre de su hijo.

-No entiendo de que quieres hablar

-Quiero que me dejes explicar lo que sucedió, yo estaba..

-No necesito explicaciones, eres el emperador y yo soy la emperatriz de este imperio. Solo nos unen los títulos. Yo permití que tu estuvieras con cualquier mujer y prometí no entrometerme en eso, no hace falta que te molestes porque yo no voy a hacer nada en contra de tu hijo o hija, después de todo ese niño va a ser de tu sangre.

-Sabes que amo a Ayla como a una hija Kira ¿De qué hablas?

-Cuando tengas a tu heredero en tus brazos espero que puedas mantener estas palabras porque lo único que no permitiré es que ella salga lastimada por tus súbditos.

-Ella es una princesa, nadie se atrevería a dalarla

-Mira Dylan, yo solo quiero dejar en claro que Ayla es mi hija y nadie va a cambiarlo, puede que no sea la heredera al trono de este lugar pero va a ser mi heredera, por lo tanto si alguien si quiera habla mal de MI hija lo ejecutaré y no me importa su esa persona es tu mujer.

-Jamás dejaría que la lastimen pero estas amenazando a mi hijo, por más que no sea algo planeado sigue siendo inocente. Nosotros podemos intentar arreglar esto, somos esposos después de todo

-A partir de este momento ya no hay un nosotros, no somos esposos como dices, lo "nuestro" no es más que un contrato Dylan y ya no estoy dispuesta a fingir ser tu esposa, desde ahora yo soy solo la emperatriz y tu solo el emperador.

-Espera Kira, por favor deja que te explique... yo, no se que sucedió

-Oh por favor ¿Quieres jugar a eso? "No se que sucedió" ¿Que vas a decir ahora? ¿Que fue un error? ¿Que me amas? Sabes que, no te creo ni te voy a creer. Desde un principio solo iba a ser un matrimonio por conveniencia, dejemoslo así

-Tienes razón, no puedo explicarte nada

Sin decir nada más nos separamos y cada uno tomó su camino. Yo fui a ver a mi hermano, parece que en mi ausencia hubieron varios problemas en el imperio y entre ellos una rebelión.

-¿Rebelión? Que estupidez, mamá puede matarlos con chasquear los dedos ¿Por qué me necesitarían a mí?

-No es eso hermana, dicen ser enviados por ti. Padre y madre me enviaron a investigarte

-E..ellos, aun no confían en mi ¡Después de todo lo que hice por ellos!

-Kira, cálmate un poco

-Jiro ¿Tu crees que es obra mía?

-...

-¡¿Crees que yo me revelé?! ¡Maldición!

-Hermana, se que quizá estabas enojada pero no. .

-¡Oh, ni se te ocurra terminar esa frase!

-Kira, por favor

-¡Vete Ahora mismo Jiro!

-No me voy a ir, tienes que escucharme

-¡Te vas ahora mismo o juro que voy a matarte con mis propias manos!

-¿Matarías a tu propio hermano?

-Podría hacerte la misma pregunta Jiro, ¿Planeabas matarme? Me entregarias a nuestros padres ¿Y luego? ¿Pensaste en qué pasaría conmigo?

-¡Ellos jamás te dañarían!

-¡Quiero que mañana mismo vuelvas a tu territorio por voluntad propia o yo misma te exiliaré!

-... -Jiro salió del lugar dejándome sola en esa fría habitación

-Ya no tengo nada más que perder, abuela, se que me escuchas siempre. Por favor dame fuerzas para seguir soportando esto.

Como si eso fuera poco mi malestar volvió, mis ojos pesaban y mis piernas fallaban pero ¿A quien podría recurrir ahora? Todos a mis vista eran sospechosos, mis propios padres dudan de mi lealtad. Ya no quería seguir luchando en contra de todo, sinceramente ya quería rendirme, con las pocas fuerzas que me quedaban salté por la ventana para salir sin ser vista, comencé a caminar sin rumbo mientras me sentía cada vez peor, me alejé lo más que pude del palacio y cuando ya estuve lo suficientemente lejos caí de rodillas.

Un hombre apareció ante mi amenazante y comenzó a revisarme para desarmarme, yo no me opuse en lo absoluto

*Ya no puedo seguir con esto, lamento mucho esto* -Agarró mi daga, una que hace tanto tiempo me había regalado mi madre, ella me había contado como la llevaba desde pequeña y le había salvado la vida en más de una ocasión.

-Que locura ¿Verdad madre? La misma que te salvó tantas veces va a terminar con tu hija. -Una sonrisa melancólica se formó en mi rostro ¿Que más da? No voy a luchar.

Siempre quise marcar una diferencia, ser historia y un ejemplo para otras mujeres. Hacerlas creer que todas pueden ser guerreras si se lo proponen, quería morir de forma noble, tal vez por causas naturales o luchando para ayudar a mi imperio y súbditos pero justo ahora un hombre cualquiera estaba sosteniendo una daga que apuntaba a mi corazón.

-Ahora que lo pienso ya no tendré una muerte digna, voy a ser una emperatriz despechada ante los ojos de este imperio y una traidora frente a mi propio imperio, mis padres y hermanos.

Comenzó a apretar la daga en mi pecho mientras yo solo miraba la luz de la luna hasta que una imagen vino a mi cabeza. Mi pequeña Ayla, prometí que no la abandonaría jamás por voluntad propia.

-No tienes una idea de las ganas de morir que tengo justo ahora pero tengo que cumplir una promesa -El hombre me miró confundido y aproveché esa distracción para golpearlo y hacerlo caer

-¿Como demonios? ¡Se supone que estabas débil justo ahora!

-Así que te enviaron a matarme eh ¿Quién fue? -Lo amenazo con la daga de mi madre

-No diré nada

-Esta bien, en otras situaciones te torturaría pero hoy no tengo un humor especialmente tranquilo -Sin dar oportunidad de nada, corté su cuello de una vez, no estaba de humor y el intento matarme primero

-Uff, debo descansar, esto cada vez es más difícil. Ya que me consideras una traidora madre, voy a tener que defenderme. -Tomé unas hiervas que siempre llevo conmigo dentro de un broche y me senté bajo un árbol a descansar.

.

.

.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***