Capítulo 10

Megan

Soy Megan Morán, diría que soy una adolescente normal pero no sería del todo cierto. Mí madre siempre estuvo para mí la mayor parte del tiempo que pudo porque mí padre falleció cuando yo era apenas muy pequeña y ni siquiera lo recuerdo. El falleció en un accidente y gracias a eso solo somos mí madre y yo contra el mundo, así como ella dice siempre.

Mí pelo rojo fue motivo de burlas muchas veces porque aquí donde vivimos son contados con los dedos de una mano con mí mismo tono de cabello. Yo odio sobresalir, es algo que no me gusta pero donde voy llamo la atención, pensé incluso en teñirme de otro tono pero mí madre se que me mataría porque sería como querer borrar lo único que heredé de mí difunto padre.

No me interesan muchas de las cosas que hacen los de mí edad. Mientras las chicas usan tacones yo no me separo de mí Vans, mí maquillaje es un delineador y aveces un brillo labial mientras que muchas van pintadas como puertas al instituto. Es raro verme usando faldas ya que me encantan los jeans.

Siempre me gustaron los chicos mayores que yo pero no mucho, unos dos, tres o quizás cuatro años más que yo son perfectos y la razón es muy sencilla, la experiencia. Los de mí edad o menores solo tienen la palabra sexo tatuada en la frente y quieren experimentar todo lo que tienen una vida para vivir en un día así que luego de desilusionarme por ello nunca más miré a los de mí edad.

Las relaciones de todos modos no me llaman demasiado la atención, celosos, controladores o depravados. Un imán para atraer patanes he resultado.

Repetí un año en el instituto, no fue una situación fácil, entre mí primer novio, la depresión de que me engaño con quién considere mí amiga, ayudar a mamá con el trabajo y muchas cosas más no fue sencillo y cuando mis calificaciones comenzaron a bajar simplemente me rendi. Ahora me arrepiento por éste niño Dylan Smith.

Yo repetí pero Dylan quien es menor que yo por dos años debido a que es un cerebrito adelantó un año. Cómo resultado vamos juntos al mismo curso. No sé ni de dónde salió el, ni lo recuerdo pero el problema es que sentimos rechazo uno del otro.

Cuando nos tocó hacer un trabajo juntos le fallé y lo sé pero no le pediría disculpas. Le prometí invitarlo un helado y quizás pensó que sería una amiga o algo así pero le fallé. Quise darle el dinero pero me lo arrojó y desde ese día sus miradas de odio o su indiferencia se hizo demasiado notoria. De todos modos poco me importa.

Me sorprendió cuando por obra del destino, karma o mala suerte me tocó nuevamente hacer equipo con él pero desafió al profesor y se negó. Lo confronte, necesitaba después de todo la buena nota pero hasta me dio dinero para que me tome un helado y lo deje en paz. Odié su arrogancia y su maldita actitud así que siempre que tenía la oportunidad de molestarlo sabe Dios que no la desaprovechaba.

El creció mucho en poco tiempo y ha desarrollado un cuerpo que a muchas les hace suspirar, pero a mí me sigue pareciendo un nerd queriendo ser popular o jugando al playboy.

Fue incluso varias veces a comprar condones y busco molestarlo pero me ignora o me contesta cosas que me dejan con la boca cerrada. Para mí mala suerte me vio llorar cuando fui a mí lugar secreto que tal parece es el mismo que el suyo aunque no hizo comentarios.

Completando mí pésima suerte Dylan me salvó de una golpiza de un nuevo novio que creí especial. De nada sirvió que fuera mayor que yo si el imbécil quiso tomar lo que tanto le interesaba a la fuerza y cuando me negué y salí comenzamos a discutir en plena calle. Me sorprendió que me salvara Dylan, nos hemos declarado la guerra y odiado en silencio desde que vamos juntos, creí que dejaría que me golpeara el infeliz pero no lo hizo. Siempre fue tan tranquilo pero me alegró que le diera un puñetazo semejante a quien ahora es mí ex.

Estaba tan alterada que lloraba sin control y él me abrazó y me contuvo, pareció genuinamente preocupado y por esos minutos me sentí por primera vez confiada en los brazos de alguien del sexo opuesto. También saber que no le importo me ayuda a tener fe de que jamás intentaría algo conmigo.

Verlo ahora es incómodo, él parece siempre estar en los momentos en los que más vulnerable me encuentro. No se si es una suerte o si atrae mis desgracias. El sigue viéndome con el mismo desprecio dentro del instituto y yo aunque quiero devolverle lo mismo por otra parte me siento culpable de no intentar al menos llevarnos bien porque en el fondo me ayudó más que nadie.

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