13: ¡Maldito mentiroso!

Decidí seguir el consejo de Madison y salir de la habitación para distraerme un rato. Paseo por el centro comercial y me detengo a ver una ropa de bebé. Toco mi vientre y mis ojos vuelven a hundirse.

—¿Grace?

Volteo al escuchar a Brooke que me mira cruzada de brazos con una sonrisa.

—No puede ser que tenga tan mala suerte para encontrarte aquí, putibruja.

—Yo opino todo lo contrario, que bueno verte. Ya que estamos aquí te invito un café para platicar como la buena amiga que soy.

—Me acabas de amargar el día— doy media vuelta para irme.

—Tus días ya son una armagura desde que te enteraste que tienes el vientre seco— ríe y mis ojos se agrandan — ¿no es así?

La miro.

—¿Quién te dijo eso?

—¿No es obvio? Alexander me lo contó hace un par de días. Te confieso que me alegra verte sufrir. Que lástima— ríe —pobre Alexander, lo bueno es que en mis brazos encontró la tranquilidad...ups!—se tapa la boca y arqueó la ceja.

—¿No te entiendo?

—Acaso no te lo dijo. Oh, veo que nuestro hombre no es tan valiente como aparenta.

—¡¿De qué hablas?!

—Alexander y yo...hicimos el amor. Ay Dios, que hombre tan bestial.

—Estas mintiendo para molestarme como siempre.

—¿Por qué no se lo preguntas a tu amiga Madison? Ella nos descubrió hace dos días a ambos desnudos en la cama.

El recuerdo de cuando Madison me dijo aquellas palabras vienen a mi cabeza. Por eso...Madison me dijo todo eso.

—No...Alexander...¡maldito cabron!

Me subo al auto y acelero el carro manejando hacia la empresa de él.

Mis lágrimas son incontrolables, siento mi sangre hervir. Mi cabeza quiere explotar y lo único que puedo hacer es gritar y llorar de rabia.

Detengo al auto y corriendo entro a la oficina de él pero no lo veo.

—¿Dónde está Alexander?

—El señor se encuentra en una reunión importante con sus hermanos y los proveedores, si gusta puede esperarlo aquí...

Dejo de escuchar a la secretaria y de golpe abro la puerta de la sala de juntas, interrumpiendo el discurso que Alexander estaba dando y captando la mirada de todos.

Por las lágrimas el maquillaje se me arruinó por lo que lo más probable es que parezca un mapache.

—¿Pasa algo Grace?—me mira Manuel con el seño fruncido.

Me acerco a Alexander y le doy cachetadas, una detrás de otra.

—¡Maldito mentiroso! ¡Cómo pudiste!

Arthur me toma de la cintura y me aleja de él.

—¡Grace cálmate! No sé que está pasando pero necesitas tranquilizarte. ¿Alexander que carajos está pasando?

Los ojos de Alexander cambian de color, supongo que sabe que está pasando.

—¡Alexander te estoy hablando!

—Si gustas yo te lo puedo decir Arthur, se lo puedo decir a todos. Este imbecil aún estando casado conmigo se acostó con Brooke. ¿Y saben por qué? ¡Porque en ella busca el hijo que yo no le puedo dar porque soy estéril!

—Grace por favor ya basta...

—¿Por qué Alexander? ¿Por qué no quieres que siga diciendo la basura de hombre que eres? Eres una porquería de hombre. ¡Y yo...llorando como una imbecil porque no puedo darte un hijo y tu recolcandote con otra!

—Grace hablemos por favor, te juro que no tengo ni las mínima idea de lo que pasó esa noche.

—¡Tu y yo no tenemos nada de qué hablar! No quiero volver a ver tu estúpida cara nunca más. Te detesto porque supiste enamorarme, pero también lastimarme. Ahora me doy cuenta lo mucho que valgo y el perro que eres.

—Grace salgamos de aquí— me agarró del brazo y le di una bofetada.

—¡No te atrevas a tocarme nunca más!

—Grace por favor...

—¡Quiero el divorcio Alexander!

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